Había expectación para ver quién saldría victorioso en del enfrentamiento del pasado domingo entre The Walking Dead y Juego de Tronos en la televisión americana. La primera se despedía y la segunda llegaba tras un parón eterno y una expectación desmedida. A simple vista, los zombies ganaron con 12.4 millones de espectadores, redondeando una temporada triunfal que ha promediado los mejores demográficos para una serie dramática desde la sexta temporada de Anatomía de Grey. Pero el análisis no debería ser tan simplón.
Game of Thrones se emitía en HBO, un canal de cable premium con una base de suscriptores menor, y a pesar de la competencia tuvo el mejor arranque hasta la fecha, sin contar repeticiones y el servicio de televisión a la carta. Vamos, que ambas tuvieron razones para estar contentas y, según cifras de BitTorrent, las aventuras fantásticas de George R. R. Martin batieron récords en descargas ilegales, lo que significa que tiene un público masivo y voraz (España ocupó el séptimo lugar del ránking de piratas, por cierto). Ambas, según parece, tuvieron razones para estar contentas.
A la hora de hablar explícitamente de las trifulcas por el trono de Poniente, sin embargo, creo que ya me he quedado sin palabras. Primero porque escribí para Domingo de Cine antes del estreno y después porque han salido tantos artículos que al final ya no queda nada más que añadir, a la espera de la próxima anécdota comentable. Así que, en lugar de ir de original, haré un repaso.
En el artículo de Domingo de Cine sobre todo hice hincapié en la pesadísima campaña promocional de HBO. Entre los (tali)fans de los libros y la serie y el empeño del canal, los últimos meses han estado repletos de material completamente innecesario. Teasers, pósters, entrevistas, fichajes y más. Sí, despertaron expectación y hasta me saturaron hasta tal punto que ni tenía ganas de que regresara. Pero no todo son quejas y también comento que la tercera probablemente será la mejor temporada de la serie y argumento porqué Juego de Tronos es un ejemplo de octavo arte.
Después de ver Valar Dohaeris, además, estoy muy de acuerdo con la disertación que hizo la companion de Yo Disparé a J.R. en su blog. En sus inicios, algunos críticos yanquis dudaron del atractivo de la serie entre el público femenino porque el universo de Martin es muy machista y la serie se centra sobre todo en los desnudos femeninos, pero es muy cierto que los personajes más interesantes son mujeres (con permiso de Tyrion, claro). Cersei ejerciendo de suegra, Sansa y sus tramas palaciegas y Daenerys demostraron en el episodio que son los elementos más entretenidos. Pero soy más de la opinión de Shawn Ryan, el creador de The Shield, que alabó en Twitter lo bien escrita que estaba la serie pero que su decisión de ser fiel a la estructura de las novelas hacía que algunas tramas dieran la impresión de no avanzar en absoluto. Que quizá se beneficiaría de tener episodios más centrados en algunos personajes (o, puestos a pedir, que den la mitad del metraje a la Khalessi, siempre interesante).
Y para terminar un par de curiosidades. Primero, esta conversación de Vulture con Sven Martin, responsable de los efectos visuales de los dragones. En ella cuenta que su propósito era mostrar a las criaturas como unos adolescentes, a ratos inocentes (lo que hemos visto de momento) y otros amenazantes, y que les dieron alas de murciélago y la postura de un águila para que los vuelos fueran creíbles.
Aunque, de todo lo visto, me quedo con este extra del DVD de la primera temporada. El audio-comentario de Sansa, Arya y Bran no tiene desperdicio:
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