Jane Campion no es la directora con la carrera más estable del cine, pero es autora reconocida. Es tan intrínsecamente femenina como Scorsese lo es masculino (comparación que he robado a Vulture). No se avergüenza y con la verdad por delante escribió y rodó un drama inolvidable, ese El Piano prácticamente mágico y que convenció a la Academia de Hollywood para que les otorgara un Oscar a las mujeres implicadas en el proyecto (ella como guionista, Holly Hunter como actriz protagonista y Anna Paquin por secundaria). Por eso, la noticia no es tanto que haya rodado una miniserie para televisión, pues no tiene tantos admiradores por más que ahora finjamos que sí (En Carne Viva fue despedazada y pocos saben de la existencia de Bright Star). La cuestión es que para rodar Top of the Lake volvió a Nueva Zelanda y contó con Holly Hunter. El dream team.
La miniserie sigue una investigación, la desaparición de una niña de doce años que está embarazada. Vamos, que Campion hincó el diente en la televisión para rodar el género de moda de los británicos, obsesionados con cualquier muerte que no sea accidental y cuya resolución tarde unos cuantos capítulos en resolverse (el efecto Forbrydelsen, aunque en este drama todavía no haya fiambre sino solo una chica que decidió perderse). Y en este caso parecen estar involucrados unos agentes un tanto peculiares: la pequeña y desaparecida Tui, al borde del suicidio en la primera escena, el agresivo corrupto y padre de la niña, Tsui Mitchum (Peter Mullan), que intimida a los habitantes del pueblo con sus hijos igual de amenazantes, una extraña mujer llamada G.J. (Holly Hunter) que lidera un grupo de mujeres heridas y Robin Griffin (Elizabeth Moss), la detective a cargo de la investigación.
La presentación de estos personajes es calmada y sucede ya antes de que ocurra la desaparición. Campion quiere asentarlos con una pincelada por aquí y otra por allí. Con la exquisita lágrima de Tui mientras Robin la interroga porque su barriga puede ocultar una sexualidad precoz o un crimen. Y, con tranquilidad, atrapa en sus primeros 48 minutos. Podrían antojarse dispersa, la líder espiritual que en principio no viene a cuento podría sobrar, pero resulta orgánico. Cada escena transmite la seguridad de su creadora y directora, implicada en los guiones junto a Gerard Lee y en la dirección ayudada por Garth Davis.
Habla de un asesinato y habla de algo más. De los roles masculinos (el padre es abusivo por definición), de los femeninos y tengo verdadera curiosidad por ver cómo encaja el personaje de Holly Hunter en todo esto. Excéntrica pero no excesiva. Y, si bien cierta historia sobre un chimpancé es algo loca, creo que el grupo de mujeres heridas puede darle solidez al producto. Parece que será otra columna que aguantará conceptualmente la obra porque tratarán las dificultades de la mujer mientras se investigan las raíces del problema. La crítica americana, que ya ha podido ver toda la temporada, advierte que todo encaja.
Y Nueva Zelanda, de mientras, ejerce de escenario, hipnotizando en cada plano del mórbido lago y hasta inquietando. El paraíso oficial del planeta, tierra de tradiciones ancestrales y con una conducta civilizada que permite que sea el país con menor índice de criminalidad, albergará una historia muy turbia. Probablemente, sobre la pérdida de inocencia, la de Tui y la del paisaje que transmite la engañosa armonía de aquello que se está torciendo en la sombra. Vamos, que hay potencial, hay ganas y es sólida en su presentación y en su afán de meternos de lleno en esa comunidad kiwi.
Solamente se le podría reprochar que no planificaran mejor el rodaje. Inicialmente el papel de Moss estaba pensado para Anna Paquin, pero la actriz tuvo que rechazarlo porque estaba embarazada de gemelos. ¿No la podrían haber esperado? Como bien dice Campion en las entrevistas, Moss comunica fuerza y fragilidad en una sola mirada, pero Paquin es reina desde que recogió el (merecido) Oscar a los once años.
1 comentario:
No sabía lo de Anna Paquin, habría estado bien volver a ver a las tres juntas. Aún así, Moss me hace olvidar a su antipática Peggy y pese a mis reticencias iniciales, me ha convencido.
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