Los Critics’ Choice Awards, que premiaron ‘Modern Family’ en su primera edición, este año ignoraron la serie prácticamente en bloque. Bueno, nominaron a Sarah Hyland ni que fuera para dejar claro que, sí, sabían que todavía existía pero no les daba la gana añadir más estatuillas a la repisa de la chimenea de todos sus implicados. En parte es comprensible: les gusta reconocer talento que otros premios no contemplan y los Dunphy y los Pritchett llevan tres años seguidos llevándose el Emmy y acaparando las categorías de reparto. Pero, si una serie tan masiva como ‘The Big Bang Theory’ se coló, también es porque había por lo menos un hueco para la serie del momento y no se trataba de ‘Modern Family’.
Entre su ausencia de estos premios tan divertidos (donde también se olvidaron de ‘Mad Men’) y su caída en audiencia, puede que por fin ‘Modern Family’ esté demostrando que no está en su mejor momento. Y digo “por fin” porque siempre me ha dado la impresión que había un grupo de personas esperando a que esto sucediera. Espectadores que fingían que la primera temporada les había parecido una genialidad y que, desde entonces, todo ha ido cuesta abajo. Algo que me cuesta creer.
Si alguien disfrutó el primer año de la serie, tuvo que pasarlo muy bien con los siguientes, incluyendo un cuarto. Este último habrá sido más irregular, pero también ha tenido situaciones muy divertidas, otras brillantes y momentos increíblemente entrañables. Pondría ejemplos de todos pero tengo una memoria a corto plazo y sólo recuerdo detalles de los últimos. Cameron y Mitchell en el campeonato de gimnasia de Lily fue muy inspirado, los cargos de prostitución de Gloria o ese tierno viaje en caravana. Cuando los tres retoños Dunphy interactúan, nada puede salir mal. Son infalibles. Spin-off ya.
Otra cosa es que haya perdido parte de su ‘timing’. Las bromas tenían una base, un desarrollo y un clímax final, pero puede que no estuvieran a la altura de las temporadas que predecían esta cuarta. Vamos, es menos perfecta y algunas hasta se quedaron a medio gas. Y de defectos visibles seguimos con el mismo que se detectó hace un par de años: Manny no da para más. Rico Rodriguez es muy limitado y solamente tiene un registro, demasiado trillado. Si le mandaran a un internado lejos de California, ‘Modern Family’ probablemente sería una serie mejor.
Nadie nos quitará, sin embargo, un desenlace triunfal. Sin pretender ser un ‘happy place’ como otras ficciones (más que nada porque no nos hacen partícipe de su mundo, solamente nos contemplan como espectador), contó el funeral de la madre de Phil, la excusa perfecta para tenerles a todos en el mismo sitio, lo cual dio para dos situaciones hilarantes (Mitch y Gloria en los juzgados y Cameron haciéndose un hueco entre una pandilla de viejas en el complejo para la tercera edad) y una escena muy bonita, la ceremonia final encabezada por Alex. No es la primera vez que Christopher Lloyd y Steven Levitan, que escribió y dirigió el episodio, nos quieren humedecer los ojos. Y lo hacen con clase mientras hacen uso de los valores familiares que la caracterizan.
Temporada notable y season finale excelente. ‘Modern Family’ es buena hasta cuando está de capa-caída.
1 comentario:
AL FIN!!!!!!
Te adoro por que eres la primera persona que conozco por la esfera que no justifica a Rico Rodriguez en su personaje: yo la verdad lo soportaría como "One-liner"(lo que fuese Brittany en Glee al inicio: una sacada de onda de una sola línea por episodio); y eso además sería más realista ( los que conocemos niños/viejos sabemos que son solitarios por antipáticos); pero el punto es que está reteniendo las tramas de los Prichett (Gloria y Jay) y desgraciadamente de Luke. No pasó desapercibido el bien que le hace interactuar al personaje de Manny con Luke; pero esto fue confundido con "química" cuando lo único que era era subir el mediocre nivel del primero a costa del segundo.
Si se trata de aprovechar las posibilidades cómicas de las interacciones "niño que disfruta ser niño" con "niño que disfruta ser adulto" ... creo que Mitchel sería mejor compinche que Manny; el actor tiene una ternura e inseguridad que evoca más cualidad infantil que el propio Rico Rodriguez siendo niño; y, por ser adulto, le es natural actuar como tal cuando la situación lo requiere y es que ser adulto es más que ponerse batas largas, hablar lento y tomar café, señores guionistas.
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