Él, enfermo de cáncer y con pañuelo en la cabeza, enamoró a Julia Roberts, que por entonces se estaba labrando su apodo de “Novia de América”. Y que sorprendente es ver que Campbell Scott aún no ha perdido sus facultades pese haber transcurrido dieciseis años. O por lo menos esto fue lo que se pudo comprobar con el estreno de Seis Grados (Six Degrees) en Cuatro el pasado 23 de julio. Más atractivo que antaño (¿serán las canas o el personaje?) logró seducir a la cámara, a alguna chica y, como mínimo, a un espectador. Porque por lo demás, Seis Grados fue olvidable.
La premisa de la serie se basa en la teoría que uno está conectado a través de una cadena de seis personas con cualquier otro individuo del planeta. Con esta excusa, el guión excesivamente equilibrado va uniendo y desuniendo a seis personas de Nueva York mediante casualidades completamente forzadas. Además, la teoría no se observa por ninguna parte ya que a ratos parece que de tanta casualidad la serie debería titularse Dos Grados. Usan las mismas monedas, tropiezan todo el rato unos con otros y con la más mínima conversación los personajes ya traban amistades, se hacen favores y se invitan a fiestas. O sea, que en lugar de parecer la ciudad del Empire State, eso parece Bellcaire d’Empordà (un pueblo que si no os suena de nada, será por algo). A veces incluso recuerda a los flashbacks de Perdidos que también unen a sus protagonistas de las formas más mundanas e intrascendentes (¿oh no?). No obstante, en Perdidos hay otra historia principal y unos hombres y mujeres que SON independientemente de con quien se encuentran.
¿Qué la idea, pese a no ser del todo original, es buena? Sí. Pero aquí la ejecución es pésima y los personajes tienen poco de interesantes. Que Mae (Erika Christensen) haga llamadas intrigantes, se tiña el pelo y guarde una caja misteriosa con cerrojo suena demasiado a farol para enganchar al espectador (cosa que no pasa). Tampoco es creíble que el abogado latino (Jay Hernández) se enamore de ella con apenas haber charlado y que la busque por media ciudad sin resultar ser un maníaco con tendiencias a la obsesión y persecución. Y así hasta contar hasta cinco (incluyendo la siempre efectiva Hope Davis o la bella Bridget Moynahan de El Bar Coyote), porque por lo menos el sexto grado sí que consigue entablar una relación afectiva con el espectador: Campbell Scott borda el papel de fotógrafo exalcohólico sin tener la posibilidad de lucirse más por culpa de un guión demasiado rígido que otorga casi el mismo tiempo a cada uno de los actores. En el mundo de la ficción, muy a menudo se tiene que sacrificar personajes para favorecer a otros y a la trama en general (sólo hace falta ver Sexo en Nueva York, Perdidos o Héroes para ver que no se trata del fin del mundo). Ya habrá otros episodios para compensar al actor de turno. Aún así, en Seis Grados parece que no lo vieron oportuno. Quizás sencillamente pasó que fueron previsores y vieron que no iban a poder compensar a nadie: la serie ni tan siquiera logró terminar temporada en la cadena americana ABC pese a que empezaron a emitirla después del blockbuster televisivo Anatomía de Grey.
La premisa de la serie se basa en la teoría que uno está conectado a través de una cadena de seis personas con cualquier otro individuo del planeta. Con esta excusa, el guión excesivamente equilibrado va uniendo y desuniendo a seis personas de Nueva York mediante casualidades completamente forzadas. Además, la teoría no se observa por ninguna parte ya que a ratos parece que de tanta casualidad la serie debería titularse Dos Grados. Usan las mismas monedas, tropiezan todo el rato unos con otros y con la más mínima conversación los personajes ya traban amistades, se hacen favores y se invitan a fiestas. O sea, que en lugar de parecer la ciudad del Empire State, eso parece Bellcaire d’Empordà (un pueblo que si no os suena de nada, será por algo). A veces incluso recuerda a los flashbacks de Perdidos que también unen a sus protagonistas de las formas más mundanas e intrascendentes (¿oh no?). No obstante, en Perdidos hay otra historia principal y unos hombres y mujeres que SON independientemente de con quien se encuentran.
¿Qué la idea, pese a no ser del todo original, es buena? Sí. Pero aquí la ejecución es pésima y los personajes tienen poco de interesantes. Que Mae (Erika Christensen) haga llamadas intrigantes, se tiña el pelo y guarde una caja misteriosa con cerrojo suena demasiado a farol para enganchar al espectador (cosa que no pasa). Tampoco es creíble que el abogado latino (Jay Hernández) se enamore de ella con apenas haber charlado y que la busque por media ciudad sin resultar ser un maníaco con tendiencias a la obsesión y persecución. Y así hasta contar hasta cinco (incluyendo la siempre efectiva Hope Davis o la bella Bridget Moynahan de El Bar Coyote), porque por lo menos el sexto grado sí que consigue entablar una relación afectiva con el espectador: Campbell Scott borda el papel de fotógrafo exalcohólico sin tener la posibilidad de lucirse más por culpa de un guión demasiado rígido que otorga casi el mismo tiempo a cada uno de los actores. En el mundo de la ficción, muy a menudo se tiene que sacrificar personajes para favorecer a otros y a la trama en general (sólo hace falta ver Sexo en Nueva York, Perdidos o Héroes para ver que no se trata del fin del mundo). Ya habrá otros episodios para compensar al actor de turno. Aún así, en Seis Grados parece que no lo vieron oportuno. Quizás sencillamente pasó que fueron previsores y vieron que no iban a poder compensar a nadie: la serie ni tan siquiera logró terminar temporada en la cadena americana ABC pese a que empezaron a emitirla después del blockbuster televisivo Anatomía de Grey.
Y la pregunta que es imposible no hacerse es: ¿y por qué Cuatro programa una serie que no renovó temporada, que no acabó de grabar todos los episodios que se tenían que grabar y de la cual ni se emitieron todos los capítulos ya grabados? Sea cual sea la respuesta, queda Campbell Scott para poco tiempo. Así que a aprovechar los martes que quedan. Y a quien no le interese el señor Scott... que no pierda el tiempo, que el zapping a veces está justificado.
Seis Grados se emite en Cuatro.
1 comentario:
Seis grados... no he parado de leer malas criticas, y los 10 minutos iniciales no me engancharon así que he olvidado esta serie, me gustaría ver todas las series aunque fueran malas, creo que en el fondo siempre tienen algo de sorpresa que me gusta, peor tengo tan poco tiempo y hay tantas series que esta nosé si algun dia llegará a mi reproductor...
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