Peter Krause se ha pasado a las generalistas. El que fuera conocido por su papel de Nate, director de una funeraria en la archiaclamada por la crítica A dos metros bajo tierra, ha empezado un nuevo ciclo televisivo con el blockbuster Sexy Money (Dirty Sexy Money). Y no es que esta nueva serie sea un blockbuster por el dinero invertido en cada episodio (que no debe ser poco), sino por la parafernalia, el argumento, la realización. Porque en ella se ve dinero a raudales: sucio pero atractivo dinero.
Nick (Krause) no quería convertirse en su padre. A diferencia de él, Nick intenta ser un buen marido, un buen padre y un buen abogado de oficio. Pero cuando su padre muere en un misterioso accidente de avión, no puede rechazar los cinco millones de dólares que le ofrece el sospechoso y único cliente del progenitor: los Darling. Así Nick se encuentra con el difícil reto de compaginar su familia con los Darling sin caer en los mismos errores que su padre. Y estos no son una familia cualquiera: son, socialmente, la monarquía de Nueva York.
Rápidamente, Nick se ve inmerso en los numerosos problemas de los Darling. Debe ocultar el romance que tiene el hijo mayor (William Baldwin) aspirante a Senador con una transexual. Tiene que ocuparse del hijo ilegítimo del mediano (Glenn Fitzgerald), un diabólico cura protestante. Intenta evitar las tiradas de tejos de la mayor (Natalie Zea), antigua novia suya. Por no hablar de los problemas que le traen los pequeños mellizos, una suerte de Paris Hilton por duplicado.
Ya desde la entrada en escena de los Darling se ve por donde anda la cosa: esto es un auténtico show. Con cada personaje siendo presentado y fotografiado en blanco y negro se entiende la desfachatez de los creadores. Esto es un Dallas actual, una versión edulcorada de la incorrección política de las cadenas de pago (no se veía a un transexual humano desde Nip/Tuck) y unos Cinco Hermanos pasados de rosca (no en vano el productor y creador Greg Berlanti está metido en el proyecto). Y sin ser ácida, no para de dejar entrever la absurdidad de la opulencia de los protagonistas y las insaciables ansias de poder del patriarca. Porque Sexy Money no es una serie que haya vendido totalmente el alma al diablo: le queda la suficiente para ir un poco más allá del decorado sin aspirar a ser una despiadada crítica.
Así mismo, es imposible no hacer hincapié en el monstruoso elenco actoral. Desde talentos confirmados como el cinematográfico Donald Sutherland o el televisivo Peter Krause, a la estupenda Jill Clayburgh como matriarca Darling o la melliza encarnada por la inolvidable Anna de O.C., Samaire Armstrong.
En definitiva, Sexy Money es una de las propuestas más firmes para la presente temporada. Tono de comedia, un argumento inevitablemente de culebrón y ciertas dosis (melo)dramáticas para una serie que podría haber sido película. Que el listón siga así de alto durante el resto de la primera temporada. La factura impecable puede estar presente en la mayoría de las producciones actuales, pero la frescura, el inmejorable reparto y el buen ritmo con el que se sigue a todos los personajes con el mismo interés, no está al alcance de todas. Peter Krause puede haber vendido, como su personaje, parte de su alma al diablo. No obstante, parece que el trato ha sido de lo más justo.
Antena 3 ha comprado los derechos de emisión de Sexy Money aunque no se sabe cuando empezará a emitirse. De mientras, la serie se estrenó el 17 de enero en TNT, donde se emite cada jueves.
1 comentario:
algien me dice cual es la cancion qe suena en sexy money cuando carol llama??????un beso
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