El presidente de los Estados Unidos George W. Bush suavizó el mensaje cuando llegó a la Casa Blanca. Las continuas referencias religiosas y la palabra de Dios no dejaron de aparecer en su discurso, pero abandonó sus historias sobre cómo Dios le encargó que llevara al país hacia el buen camino y combatiera el eje del mal. Al revés le sucedió a Laura Roslin. Ella llegó a la presidencia de las Doce Colonias con unas moderadas convicciones religiosas y un seguido de visiones la convencieron de que era la elegida de los Dioses de Kobol para dirigir a su gente hacia la salvación.
Por supuesto que, por lo menos en Europa, es imposible creerse el neomesianismo de Bush, de la misma manera que parece increíble que la interpretación de las escrituras en el mundo musulmán sirva de excusa para expandir el odio y guiar la política de dentro del país y también internacional. En cambio, es inevitable creerse a Roslin (también gracias a la maravillosa interpretación de Mary McDonnell).
Y es que, una de las grandezas de Battlestar Galactica, es el compromiso en el que introduce al espectador; vive de forma muy cercana manifestaciones políticas actuales: tanto las teóricamente legítimas, como las atroces. Así lo sitúa en una posición difícil ya que ve como apoya en una ficción unos principios que en realidad se hacen de lo más distantes e injustificables.
El trato a los presos rivales es uno de los dilemas. Sin juicios y sin ningún respeto por los derechos humanos, la nave Galactica es capaz de expulsar por la escotilla cualquier cylon indefenso. La excusa: es una máquina. ¿Acaso no es completamente reprobable matar a alguien por su simple condición de ser? ¿Y las torturas inflingidas a la Número Seis del Pegasus no tiene su razón de ser en Guantánamo y en el comportamiento con los cautivos en países antidemocráticos?
Otra argucia guionística de rápido referente español (aunque seguro que no intencionado) es la forma en la que los humanos deben combatir la dictadura cylon de la tercera temporada. ¿La insurgencia no tiene su parecido con los inicios de ETA, o sea, una banda armada que intenta cargarse los cimientos de la dictadura franquista? La ficción, a la hora de mover sus fichas puede ser tramposa. ¿Y la inmolación de un compañero para servir al fin común no tiene su parecido al terrorismo islámico? De hecho, pocas escenas tan duras se han visto en Battlestar Galactica como el provocado por un insurgente que se sacrifica por la causa y mata a decenas de humanos cómplices de los cylons.
Sin embargo, las diatribas no solamente conciernen a las relaciones entre humanos y cylons, sino que tiene una de sus mejores bazas en la política de las Doce Colonias de Kobol. Nunca había visto una serie que mostrara la oscilante balanza en la que se encuentra la democracia (y que nosotros damos por hecha) gracias a los chantajes del terrorista Tom Zarek, al enfrentamiento en tiempos de guerra entre el débil gobierno de Roslin y el engreído ejército de Adama, que acaba dando un golpe de Estado, al papel de los derechos individuales en tan difíciles momentos (¿se debe poder abortar cuando el número de personas desciende día tras día?) o la difícil decisión a la que se encara Roslin.
A finales de la segunda temporada, cuando Gaius Baltar entra en las elecciones con fines egoístas y argumentos completamente populistas, la decisión de Roslin de amañar las elecciones nos obliga a posicionarnos otra vez. ¿Qué es mejor: una democracia estúpida que pretende satisfacer las exigencias inmediatas de las personas, aunque sean claramente erróneas, o una pseudodemocracia más intelectual y que busca la supervivencia de la raza humana?
Por supuesto que, por lo menos en Europa, es imposible creerse el neomesianismo de Bush, de la misma manera que parece increíble que la interpretación de las escrituras en el mundo musulmán sirva de excusa para expandir el odio y guiar la política de dentro del país y también internacional. En cambio, es inevitable creerse a Roslin (también gracias a la maravillosa interpretación de Mary McDonnell).
Y es que, una de las grandezas de Battlestar Galactica, es el compromiso en el que introduce al espectador; vive de forma muy cercana manifestaciones políticas actuales: tanto las teóricamente legítimas, como las atroces. Así lo sitúa en una posición difícil ya que ve como apoya en una ficción unos principios que en realidad se hacen de lo más distantes e injustificables.
El trato a los presos rivales es uno de los dilemas. Sin juicios y sin ningún respeto por los derechos humanos, la nave Galactica es capaz de expulsar por la escotilla cualquier cylon indefenso. La excusa: es una máquina. ¿Acaso no es completamente reprobable matar a alguien por su simple condición de ser? ¿Y las torturas inflingidas a la Número Seis del Pegasus no tiene su razón de ser en Guantánamo y en el comportamiento con los cautivos en países antidemocráticos?
Otra argucia guionística de rápido referente español (aunque seguro que no intencionado) es la forma en la que los humanos deben combatir la dictadura cylon de la tercera temporada. ¿La insurgencia no tiene su parecido con los inicios de ETA, o sea, una banda armada que intenta cargarse los cimientos de la dictadura franquista? La ficción, a la hora de mover sus fichas puede ser tramposa. ¿Y la inmolación de un compañero para servir al fin común no tiene su parecido al terrorismo islámico? De hecho, pocas escenas tan duras se han visto en Battlestar Galactica como el provocado por un insurgente que se sacrifica por la causa y mata a decenas de humanos cómplices de los cylons.
Sin embargo, las diatribas no solamente conciernen a las relaciones entre humanos y cylons, sino que tiene una de sus mejores bazas en la política de las Doce Colonias de Kobol. Nunca había visto una serie que mostrara la oscilante balanza en la que se encuentra la democracia (y que nosotros damos por hecha) gracias a los chantajes del terrorista Tom Zarek, al enfrentamiento en tiempos de guerra entre el débil gobierno de Roslin y el engreído ejército de Adama, que acaba dando un golpe de Estado, al papel de los derechos individuales en tan difíciles momentos (¿se debe poder abortar cuando el número de personas desciende día tras día?) o la difícil decisión a la que se encara Roslin.
A finales de la segunda temporada, cuando Gaius Baltar entra en las elecciones con fines egoístas y argumentos completamente populistas, la decisión de Roslin de amañar las elecciones nos obliga a posicionarnos otra vez. ¿Qué es mejor: una democracia estúpida que pretende satisfacer las exigencias inmediatas de las personas, aunque sean claramente erróneas, o una pseudodemocracia más intelectual y que busca la supervivencia de la raza humana?
Esta, junto con todas las demás cuestiones, es lo que ofrece esta serie que es más, mucho más, que disputas entre humanos y robots perdidos por el espacio. Battlestar Galactica es un reflejo tan lejano de la realidad que ni nos damos cuenta de los maquiavélicos juegos a los que nos somete.
11 comentarios:
Galactica es sumamente polícitca, una serie bastante complicada a mi entender, que espero que todo quede aclarado, cada uno tiene una posición y un ideal.
Ahí está la grandeza de BSG. Como toda buena ciencia ficción, es un reflejo del mundo en el que vivimos, y lo hace sin juzgar a nadie, presentándonos todas las opciones. Lo que no quita para que Roslin deje de tomar extracto de kamala, que luego pasa lo que pasa :-)
Yo discrepo en algunas cosillas:
-Primero, la interpretación de la McDowell es de lo peorcito que he visto en mi vida. Yo no sé si la actriz es drogadicta, pero desde luego actúa como si lo fuera. Y lamentablemente el personaje, como todos los demás, no tiene definición, deambula sin rumbo.
-Segundo... Sí, BSG tiene gran carga política, pero los guionistas la echan a perder más veces de las que sacan algo bueno. Los inicios de las temporadas uno (incluida la miniserie), dos y tres son geniales, pero siempre se han diluido a partir de ahí en galimatías y mezclas sin lógica (sobre todo por el inexistente plan cylón). Es una pena que grandes ideas se echen a perder en tramas absurdas guiadas por personajes insulsos.
Me fastidia bastante que BSG sea tan irregular (la cuarta temporada es horrenda), porque ha tenido picos de calidad casi incréibles y su potencial es infinito. Es la serie que más disgustos me da, la odio y la amo a partes iguales.
Por cierto, no me vale comparar tortura de cylones con seres humanos. Es el gran fallo de la serie: presentarlos como máquinas. Si fueran clones de humanos con el cerebro lavado por esos ideales que tienen la cosa ganaría en dramatismo y credibilidad. Pero tal y como es, solo hay una opción: masacrar esas máquinas que fueron creadas con el propósito de aniquilar a los humanos. Cualquier duda es absurda e incréible (ahí están los personajes de Helo y Sharon, que cada vez que aparecen me dan asquito porque son totalmente ridículos).
Un saludo.
Caray, Warren, de verdad, me sigue alucinando tu capacidad de sufrimiento con esta serie. Si fuera tú, yo hace tiempo que me habría bajado del barco...
¡Si Sharon es lo mejor!
Y justamente, Roslin me parece un personaje de lo más completo. De hecho, su irregular relación con Adama o con Tom Zarek (su frienemy) me parecen de lo más interesante. Me gusta que oscile, porque en parte somos así todos. Dependemos de las circunstancias. Por cierto, McGuffin, qué más has visto de ciencia ficción? Tengo curiosidad, para cuando termine Galactica (pregunta que ya hice en su momento a Warren).
Saludos.
No he visto tanta cifi como puede parecer... Así, que yo recuerde, he visto capítulos sueltos de "Stargate" y "Star Trek: La nueva generación", así que no cuenta. Yo te recomendaría "Firefly", los 14 capítulos más llorados por el fandom interneteril, y mucha gente considera "Babylon 5" como la mejor y más ambiciosa serie de cifi que nunca se ha hecho (otros creen que es "Farscape", hay opiniones para todos los gustos). Bueno, y luego está "Doctor Who", claro.
Firefly ya hace siglos que la tengo bajándose, pero ahora que en verano no tengo conexión y sólo de vez en cuando puedo enchufar el aparato... Me parece que hasta que llegue el septiembre no podré verla. ¡Pero tengo unas ganas!
Gracias por los consejos. ;)
La faceta política de Battlestar Galactica fue lo que me enamoró de esta serie (posteriormente, fueron los personajes) y es uno de los motivos por el que la tercera temporada es mi favorita. Ya que si hasta el momento la visión de aquellos que viven en democracia (aunque sea en una situación difícil), en la tercera se pasa a ser los invadidos (vamos, los irakies). La razón que ponen los cylons es que lo hacen por el bien de los humanos y que van a intentar vivir con ellos y ayudarlos a ser mejores(¿de qué me sonará ese discurso?). Ese cambio de punto de vista me pareció genial, además de que volvía a la serie más oscura, si cabe.
Por cierto, espero comentario tuyo del capítulo Unfinished Bussiness, que fue bastante controvertido, a algunos les pareció un capítulo que no avanzaba nada, pero a otros nos pareció una maravilla y uno de los mejores episodios de todo Galactica.
ALX, Pues cuando llegue ya te diré. Como puedes intuir por mi post, voy por el principio de la 3ª temporada. Me toca ver el 3x02.
Qué ganas de verlo ahora. Porque hace poco (¿fuiste tú?) alguien recordó por algún lado que nos preparáramos los primerizos con "Downloaded", más conocido para mí como "Trasvase". Y... fue genial.
A ver este de "Unfinished Business". ;)
Creía que ibas más avanzado. Pues el 3x01 y 3x02 (Ocupación/Precipicio, que se emitieron seguidos en su momento)son dos de mis capítulos favoritos de toda la serie. Si hasta fueron nominados al Emmy al mejor guión. Y el 3x03 y 3x04 es un auténtico tour de force que te va a dejar sin aliento (y que tb fue nominado al Emmy a la mejor dirección, lo cual tiene mérito porque la Academia de la tv ningunea a esta serie)
Y si te gustó Downloaded, te va a encantar esta temporada porque finalmente se comienza a ver a los cylons en su entorno, como se organizan, sus naves, los diferentes puntos de vista que tienen, etc.
Bueno, no te doy más la lata, pero es que es empezar a hablar de Galactica y no puedo parar :)
La verdad es que la faceta política es de lo mejorcito de la serie. Los dos últimos capítulos de la segunda temporada, con el tema de las elecciones, son una maravilla. De la ocupación cylon no puedo decirte nada porque aún no he empezado con la tercera (y no será por falta de ganas). Por cierto, qué grande Roslin cuando le confiesa a Adama que "manipuló" las elecciones. :)
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