Que aparecieran desde el principio y fueran el motor de sus respectivas series, no significa que tuvieran el lugar que les correspondiera. Hay quienes deben pelear para encontrar su sitio, ni que sea en el propio hogar televisivo. Cobie Smulders y Eva Longoria son este tipo de guerreras. Ambas eran elementos esenciales de sus respectivos grupos, el de Cómo conocí a vuestra madre y el de Mujeres Desesperadas, pero no se las valoraba adecuadamente. Tenían unos papeles con los que explotar tan sólo una parte de su potencial. Ahora, después de tantos años (cuatro y cinco respectivamente) y gracias a su perseverancia, han logrado girar la situación. De secundarias, a protagonistas morales de sus series. Por esto, Smulders y Longoria son las luchadoras del 2008.
El lastre que arrastraba Cobie Smulders fue empezar como la media naranja del sosainas de Ted Mosby. Fue el motor de la historia pero que, una vez el vehículo hubo arrancado, la inercia lo convirtió en innecesario. Entonces, Smulders debió hacer lo que pudo con esa Robin Scherbatsky descafeinada que debía lucirse con las pocas líneas de diálogo que le otorgaban, mientras que otros como Barney gozaban del cariño de los guionistas. Prácticamente era un estorbo.
En esta cuarta temporada la actriz ha girado la tortilla. Ante la innegable presencia, unida al savoir faire, la han obsequiado con mejores líneas y mejores momentos. Y después de ver el episodio Little Minnesota (4x11), queda claro que la función se la lleva ella. Ni el mejor Barney hubiera podido con la actual Robin. Neil Patrick Harris ya huele a chamusquina después de tanto alboroto con su personaje y sus buenos tiempos parecen haber llegado a su fin. Ahora es el momento de esa chica de al lado que es Smulders, de comicidad sutil pero sorprendente efectividad, que no pudo ganarse su puesto en lo mejor del 2008 por la fastidiosa irregularidad de su madre.
El lastre que arrastraba Cobie Smulders fue empezar como la media naranja del sosainas de Ted Mosby. Fue el motor de la historia pero que, una vez el vehículo hubo arrancado, la inercia lo convirtió en innecesario. Entonces, Smulders debió hacer lo que pudo con esa Robin Scherbatsky descafeinada que debía lucirse con las pocas líneas de diálogo que le otorgaban, mientras que otros como Barney gozaban del cariño de los guionistas. Prácticamente era un estorbo.
En esta cuarta temporada la actriz ha girado la tortilla. Ante la innegable presencia, unida al savoir faire, la han obsequiado con mejores líneas y mejores momentos. Y después de ver el episodio Little Minnesota (4x11), queda claro que la función se la lleva ella. Ni el mejor Barney hubiera podido con la actual Robin. Neil Patrick Harris ya huele a chamusquina después de tanto alboroto con su personaje y sus buenos tiempos parecen haber llegado a su fin. Ahora es el momento de esa chica de al lado que es Smulders, de comicidad sutil pero sorprendente efectividad, que no pudo ganarse su puesto en lo mejor del 2008 por la fastidiosa irregularidad de su madre.
Longoria, en cambio, tuvo que zarandearse por otro camino. De salir en lencería sexy cada semana, pasó a vestir chándal. La reformulación de Mujeres Desesperadas, con el traslado al futuro, le deparó a la menuda Gabrielle Solís un registro completamente distinto. Adiós a los vestidos ceñidos y a los planos en la bañera. Ya no era ese reclamo material para el público masculino y de ofuscar con su belleza, pasó a deslumbrar con su gracia en escena. Así, ante el vacío que ha dejado Bree Van de Kamp, demasiado feliz en Wisteria Lane, Gabby ha logrado robar el protagonismo a los monstruos que tiene de compañeras de reparto. ¿Para cuando el reconocimiento que se ha ganado a pulso? De no ser por la falta de cinismo en el culebrón, de nostalgia hacia esos retorcidos inicios, seguramente los premios la contemplarían. Por este motivo tampoco pudo figurar entre las mujeres de Ellas son el 2008: Eva se lo merecía, pero Mujeres Desesperadas no. El voto de castigo.
10 comentarios:
Sé que no es pertinente que este comentario lo publique aquí, pero en verdad necesitaba una respuesta a la pregunta que te planteo, porque he estado visitando tu blog y me intriga muchísimo una opinión tuya.
La verdad es que me pareces demasiado taxativo al catalogar a Dexter como una serie que no debería verse, y con justificaciones tan subjetivas como "es mala con alevosía" "intento fallido" etc.
Mi pregunta es ¿por qué la odias tanto? ¿Planas interpretaciones? ¿Argumento manido, predecible o incoherente? ¿Ritmo irregular o aburrido? ¿Final abrupto o absurdo?
Puede interesarte más o menos el, por otra parte, original planteamiento de esta serie, como lo es la de un psicópata que canaliza sus instintos homicidas asesinando a criminales que escaparon de la ley. Las subtramas que mantienen las diferentes temporadas (en la primera, el asesino del camión frigorífico y su vínculo con Dexter, en la segunda, el ser descubierto por sus propios crímenes y una peculiar encubridora) las considero bastante novedosas e intrigantes.
La serie, como todas, adolece de defectos. Por ejemplo, el personaje de la hermana y también policía es odioso. El tempo que se toman a la hora de desarrollar los capítulos no es precisamente trepidante, salvo en sus capítulos finales. Sin embargo, no entiendo por qué la desacreditas de esa manera.
Respeto que no te guste. Hay gente a la que le parece morbosa, o una elongación innecesaria de la mente de un perturbado, pero como crítico, creo que deberías argumentar qué la convierte en una serie pésima, a pesar de ser alabada por multitud de críticos y por la mayoría del público.
Sin más dilación, seguiré leyendo tu blog, y espero poder confiar en tu criterio.
Estoy muy de acuerdo contigo, sobretodo con Robin, y más tras Litte Minessota, donde se come a todo y a todos.
Además comparto contigo sobre barnye, creo que se está empezando a quemar un poco, porque le dan demasiado protagonismo, ya no es el secundario gracioso, sino el protagonista.
Saludos!
No estoy totalmente al día con HIMYM (he visto las 3 primeras) pero sí estoy de acuerdo en que Robin tardó un poco más en hacerse grande que el resto de personajes (Marshall, Lilly y Barney, creo que por ser al principio demasiado dependiente de Ted como bien dices) pero ya en la segunda temporada y en la tercera ha ido ganando terreno muy sabiamente y ahora Ted está rodeado de 4 personajes, que en mi opinión, son muy grandes (conste que no odio a Ted ni mucho menos, pero sí me parece el más soso de los personajes - intentan que sea la prolongación de la realidad entre tanto surrealismo, creo). De Longoria no opino porque no sigo la serie, solo vi la primera temporada, aunque sí opino que es más que una cara bonita y un cuerpo espectacular (aunque eso también). Saludos.
El problema de Robin es que, al menos durante la primera temporada, estuvo demasiado ligado a Ted. Con Robi Sparkles, en el 2x13, se desmarcó un poco, pero no fue hasta la tercera temporada cuando adquirió una entidad propio y empezó a desmarcarse del resto.
Reconozco que a mí Gaby nunca me ha gustado especialmente, pero es cierto que ahora mismo es ella la que más brilla en Mujeres Desesperadas. Tiene las mejores tramas, los mejores momentos y es la desesperada más interesante en esta quinta temporada. Todo lo contrario de Lynette, que cada vez está más insoportable.
A longoria no se como le irá pero la verdad que Cobin Smulders ha pegado el sato y este 2008 ha sido su año merecidamente.
La Longoria ha sido de las actrices más infravaloradas de la tele yanqui en los últimos años. No hacía falta que "Mujeres desesperadas" saltase cinco año en el futuro para ver que hay algo más que buena pinta en esta chica ;-)
Robin siempre ha sido muy grande. Hasta cuando tenía sólo dos frases por capítulo, éstas eran de traca.
Telespectador, me alegra ver que alguien opina como yo acerca de Barney: como es uno de los intocables de la TV, creía que nadie diría que se estaba empezando a quemar. ;)
oskar, Ted quizá es más soso que los demás. Pero de tan moderado que está en la cuarta temporada, casi que diría que ha dejado de ser el insufrible de Ted (uno de los personajes más odiados de la televisión, que tampoco debería ser para tanto).
A Lynette quizá no le sienta tan bien estar en el centro del culebrón como a Bree o Susan. Pero es lo que toca. (Y Lynette siempre ha sido un poco irritante cuando se ponía manos a la obra y mandona).
Moltisanti: y que siga así.
McGuffin, ¿no te parece que Cobie tiene una vis cómica muy disimulada? Nadie, al verla, creería que estamos ante la protagonista de escenas surrealistas en una sitcom. Uno no la ve de por si cantando el Let's go to the mall...
Ahí está la gracia de Robin, creo yo, que la vis cómica de Cobie Smulders es bastante sutil. Pero su timing es estupendo.
Llevas toda la razón. Siempre sentí que en HIMYM desaprovechaban muchísimo a Robin, personaje que cuando se ponía gracioso era lo mejor.
En cuanto a Longoria, siempre ha sido muy buena. Sobre todo por conseguir que un personaje que de primeras puede caer mal, nos guste. Y también coincido en que la serie ha perdido un poco de nivel.
Yo no creo que Barney queme, creo que sigue igual de siempre, lo que pasa es que ya no sorprende. Yo creo que lo que quema es la serie en sí, que ya no es comedia al uso, o al menos yo apenas me río ya. Me la tomo como comedia romántica, no como algo que me vaya a hacer reír.
Publicar un comentario