Jerry Bruckheimer es el dueño y señor de la franquicia de CSI, Caso Abierto y Sin Rastro y es normal que, a pesar de algún tropiezo (Justicia), lo tenga relativamente fácil a la hora de colocar sus nuevos proyectos en las programaciones de las cadenas americanas. Pero The Forgotten, su apuesta para este otoño, no será otra medalla que alimente su estatus de rey catódico y cinematográfico porque, no sólo ha fallado a la ABC a la hora de plantar cara a los dramas criminales de la competencia, sino que en calidad cae por su propio peso. Que revisen el planteamiento, por favor.
Los protagonistas de esta serie de asesinatos son un grupo de investigadores aficionados que se dedican a ayudar a la policía intentando identificar las víctimas a las que ya no se pueden dedicar más recursos. Y la primera pregunta que se debe hacer el espectador es ¿qué pueden aportar ellos a la investigación? Pues, después de dos episodios, queda claro que nada. Siguen los métodos cotidianos y encima sin placa, lo que lleva a la conclusión que, o los agentes de policía son unos ineptos, o esto no se aguanta por ningún lado.
La idea, que no han sabido trasladar a un argumento sólido, sin embargo, era atrayente. Ciudadanos normales y corrientes haciéndose los detectives. Por la premisa podía parecer una versión aún más rocambolesca de la frustrada The Unusuals y una visión más mundana a las series de asesinatos. Pero nada más lejos de la realidad.
Aparte del hecho que los aficionados se reúnen en el comedor del hogar de uno de ellos, no queda nada. Y la pandilla encabezada por Christian Slater (extraña elección después de que le fulminaran My Own Worst Enemy) se queda en un trazo superficial que no da esa otra dimensión que la distinga de ser un genérico. Es, por decirlo de alguna manera, el intento desesperado de la ABC de atrapar al público de la CBS y reniega claramente de apuestas anteriores como El Club contra el Crimen o la contemporánea Castle.
Los protagonistas de esta serie de asesinatos son un grupo de investigadores aficionados que se dedican a ayudar a la policía intentando identificar las víctimas a las que ya no se pueden dedicar más recursos. Y la primera pregunta que se debe hacer el espectador es ¿qué pueden aportar ellos a la investigación? Pues, después de dos episodios, queda claro que nada. Siguen los métodos cotidianos y encima sin placa, lo que lleva a la conclusión que, o los agentes de policía son unos ineptos, o esto no se aguanta por ningún lado.
La idea, que no han sabido trasladar a un argumento sólido, sin embargo, era atrayente. Ciudadanos normales y corrientes haciéndose los detectives. Por la premisa podía parecer una versión aún más rocambolesca de la frustrada The Unusuals y una visión más mundana a las series de asesinatos. Pero nada más lejos de la realidad.
Aparte del hecho que los aficionados se reúnen en el comedor del hogar de uno de ellos, no queda nada. Y la pandilla encabezada por Christian Slater (extraña elección después de que le fulminaran My Own Worst Enemy) se queda en un trazo superficial que no da esa otra dimensión que la distinga de ser un genérico. Es, por decirlo de alguna manera, el intento desesperado de la ABC de atrapar al público de la CBS y reniega claramente de apuestas anteriores como El Club contra el Crimen o la contemporánea Castle.
Lo único que juega a su favor y a la vez en su contra es el estilo elegido, que en ciertos planos convierte Chicago en el paisaje idóneo para un cuento gótico. Y la voz de la víctima se oye por encima de la bruma y de una notable banda sonora. Pero esas confesiones de una alma errante a la espera de su nombre, al pecar a menudo de sensibleras y tópicas, convierten la melancolía que levita en el aire en algo banal, y obligan a aborrecer aún más The Forgotten, que debería no haber sido.
5 comentarios:
No me gustó nada. Tenía ciertas esperanzas en Christian Slater, que al inicio de My Own Worst Enemy (que tenía una idea de base delirante), pero la ha vuelto a pifiar. Una pena.
Bruckheimer lleva una temporada un poco fallida, porque Dark Blue tampoco ha sido un superéxito. Christian Slater se une al club de los series-killers :)
Justo acabo de escribir sobre ella, muy de acuerdo contigo, no me llaman los personajes, no me creo la historia y me ha atraido nada en absoluto. Todavía no he visto el segundo, y que conste que lo veré porque no me gusta dejar una serie solo por el piloto, pero en este caso, creo que la cosa está cantada :)
Nunca me han interesado las películas del señor Bruckheimer, y menos aun sus series. Pero CSI las Vegas me sorprendió gratamente aunque tampoco es que sea para tirar cohetes. En cuanto a esta, por tus comentarios y mis expectativas de momento no pienso mover un dedo para verla.
Saludos.
http://hablemosenserie.blogspot.com/
Brenda, es terrible pero yo no vi My Own Worst Enemy. Cuando me iba a poner con ella, la cancelaron y pensé que no hacía falta. Slater siempre me ha dado grima.
MacGuffin, Dark Blue no ha sido un éxito ni vale un duro. Ese McDermott trasnochado no me gustó. De hecho, creo que ni como Abogado me parecía creíble.
Harmony, lo único que vale la pena son esos cinco segundos iniciales que parecen sacados de un cuento gótico, con el precioso paisaje. Nada más.
Watanabe, Bruckheimer es un pesetero que sabe muy bien lo que quiere, claro que la varita mágica parece que se le ha estropeado un poco. Y sí, el CSI original fue lo más y una revolución tecnológica en toda regla. Cabe reconocérsele el mérito, por más que ahora estemos saturados.
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