miércoles, 18 de agosto de 2010

Un caso incómodo (Ley y Orden II)

El caso de Bernhard Goetz había sido uno de los más sonados de los ochenta y sus repercusiones sociales fueron amplias, cuando un hombre disparó en el metro de Nueva York a cuatro afroamericanos que, según él, “le querían atracar”. El disparador, que dividió a la opinión pública, que en gran parte le contemplaba como un héroe que se había tenido que tomar la justicia por su mano al crecer el crimen en la ciudad, finalmente sólo fue condenado por ‘tenencia ilícita de armas’. Y de la mano de Cynthia Nixon (más tarde Miranda en Sexo en Nueva York), como una mujer acosada por dos chicos, Ley y Orden revivió el altercado subterráneo planteando todas las connotaciones sociales que los residentes en Manhattan vivieron (¿los negros tenían presunción de culpabilidad? En tal caso, ¿era merecida la reputación? ¿Y el acoso era real o dependía de la percepción del acosado? En caso de que la amenazaran pero su pretensión no fuera verdaderamente violarla... ¿merecían igualmente morir? ¿Y qué clase de precedente sentaría que la justicia diera el visto bueno a la filosofía de los vigilantes, los ciudadanos que deciden ejercer de ley?).


En cuatro episodios que llevo de la primera temporada, ya me he encontrado con muchos más quebraderos de cabeza: hasta qué punto el alcohol afecta a un médico (y juzgarlo a la profesión en general), si apretar el gatillo puede considerarse un método de eutanasia o cómo el protocolo de pruebas puede ayudar a un asesino. Aunque el episodio que estoy esperando con más ganas es Life Choice, en el que se atenta contra una clínica en la que se practican abortos y accidentalmente muere un hombre.


La cadena perdió los 900.000 dólares de los anunciantes, que se retiraron al ver la controversia que conllevaría el episodio y la NBC tuvo que llenar las pausas con promos y anuncios del Estado. De hecho, el episodio creó una polémica social tan absurdamente sobredimensionada que la cadena no se atrevió a volver a emitir el episodio hasta diez años después (como sí habían hecho con los demás durante todo ese tiempo).


Por esto si tuviera que describir este programa, de veinte años de duración y cancelada por la actitud irrespetuosa de su cadena (que tanto difiere de la valentía inicial), con una sola palabra, ésta sería mérito. Pocos programas han aportado tanto a la televisión y a la sociedad, y pocos se han visto menos reconocidos.

1 comentario:

Iñaki Oyarzun dijo...

Me imagino que se podran ver los episodios sueltos, ya que se trata de un procedimental. Asi que tengo que verlo YA!