miércoles, 17 de noviembre de 2010

El acontecimiento de la televisión

Ver la televisión constituye un acto social. Puede que sea porque te reúnes en el sofá junto con los demás miembros de tu familia, tu pareja o tus compañeros de piso, o puede que la veas solo para poder comentar al día siguiente qué ha ocurrido en cierto programa o serie. Por lo tanto, en una época en la que el consumo sigue cada vez menos las pautas marcadas por la programación, es importante para las cadenas crear la necesidad de ver el producto en directo. Por el momento sólo de esta forma pueden rentabilizar el producto con los anuncios y seguir emitiéndolo.


Con ciertos productos este objetivo es pan comido porque es imprescindible salir a la calle al día siguiente sabiendo qué sucedió. Este es el truco de los reality-games. El espectador sabe que expulsarán a alguien, ya sea en Survivor, Gran Hermano, Project Runway, The Amazing Race o American Idol, sabe que se hablará de ello y que puede perderse en la mitad de las conversaciones si no lo ha visto. Además, estos programas tienen un punto a favor: al requerir menos inmersión que la ficción, las pausas les hieren menos y encima propician un tiempo para debatir que nunca viene mal. Es un win-win.


La ficción, en cambio, requiere un nivel más profundo de atención, el espectador necesita entrar en ella y los intermedios la perjudican seriamente. Pero cuando me refiero a intermedios publicitarios no me refiero a los de la programación española. Puede haber bloques largos, otros de más cortos y esos apaños de 30 segundos, pero nada se puede comparar a la voraz estrategia estadounidense, que coloca entre 15 y 20 minutos de publicidad por cada hora y en intervalos muy pequeños, lo que comporta interrupciones cada siete u ocho minutos. Por esto, mientras que hay series que aguantan mejor estos cortes gracias a su estructura, como podrían ser los procedimentales del estilo de CSI, Bones y demás, las ficciones más serializadas están intentando buscar nuevos métodos para atraer al espectador “en directo”.


Un ejemplo de esto sería la estrategia llevada a cabo por The Event en la NBC. Su estrategia promocional consistió en crear expectación ante la promesa de que el público presenciaría un evento de tintes casi históricos. Utilizaron la misma estrategia que poco antes había empleado FlashForward y, en realidad, ambas sólo plagiaron la tradición televisiva creada por Perdidos. En su última temporada la criatura de Damon Lindelof reunió casi todo su público en directo, hazaña complicada si tenemos en cuenta que sus espectadores son jóvenes, pertenecen a la generación 2.0 y además la serie tenía un argumento seriamente rebuscado. Pero supo transmitir la sensación de que estaban ante un hecho histórico y que, de no verlo, alguien les estropearía los giros de guión al llegar a la universidad o al trabajo el día siguiente.


Y las últimas que se han incorporado a esta moda de una forma más evidente son 30 Rock y Sin Cita Previa (que por su fracaso en España creo que podría volver a llamar Private Practice). La primera, para superar el bache que ha supuesto cambiar de franja horaria y no estar bajo cobijo de The Office, emitió un episodio en directo que cosechó buenas críticas por la iniciativa, pero que demostró que no pasaba de la anécdota pues traicionaba claramente su formato (las risas entorpecieron el ritmo y los flashbacks, de no ser por Julie Louis-Dreyfus no hubieran sido posibles).


El spin-off de Adison Montgommery, sin embargo, se acogió a la estrategia de “crear un evento” y lo hizo de la única forma que le sale a Shonda Rhimes con esta serie: de la forma más dramática, trágica, sensacionalista y gratuita posible. Vaya, que la ABC se pasó una semana entera anunciando que nadie se podía perder la terrible violación de uno de los personajes de la serie, la dominatrix de Charlotte King. Y teniendo en cuenta que ningún seguidor de Anatomía de Grey cambió de canal al abrir consulta Adison, los jefazos de la ABC le dieron un golpecito en la espalda a Shonda en señal de aprobación. Otra cosa fue ver si se beneficiaban a largo plazo de este golpe de efecto, porque se puede recopilar muy buenas cifras en un día en concreto, pero el espectador rápidamente se olvida si no le han satisfecho plenamente.

5 comentarios:

Un telespectador más dijo...

Ya decía yo que PP habia hehco un datazo y no sabia porque...pero no le ha servido de mucho porque a la semana siguiente volvió a sus datos...

Está claro que algo tienen que hacer para retener espectadores, pero la cosa está complicada...que con internet todo es mas cómodo jeje

Saludos!

Crítico en Serie dijo...

Sí, yo vi el episodio sólo por el datazo que hizo, aunque en ningún momento me hice ilusiones. Es que esta serie es mala, mala, malísima.

Ivo Delgado Rivero dijo...

Siento que no sea de este post, pero me voy a pasar los días dando al f5 hasta que salga la otra tribu... a ver qué os ha parecido lo de anoche...

Le he dedicado un post:

http://criticoenserio.blogspot.com/2010/11/survivor-2010-el-dia-en-que-la-reina.html

Ahora a esperar a ver qué contáis... y a debatir un final de tempo interesantísimo

Ivo Delgado Rivero dijo...

Por cierto super interesante tu post... si me pasa a mi que tengo televisión por cable y veo las series y las películas descargadas porque las tengo cómo y cuando quiero, parando si me hago pis o tengo que ir a por la cena... ¿cómo se resolverá este problema? no lo tengo claro, pero está claro que está sobre la mesa y las cadenas lo están dando todo. En españa se hace mediante post programas comentándolo porque parecía que si no veías Felipe y LEtizia el día x no podrías ver el resto de la cadena en una semana

Crítico en Serie dijo...

Ivo, No me encontraba bien y no pudimos grabar el podcast pasado. Pero a lo que a mí concierne... esta semana hay podcast y de los buenos ;)

Por cierto, por un segundo pensaba que me habías pasado un link de mi propio blog... luego he visto la diferencia.