lunes, 15 de noviembre de 2010

Los triángulos de Alicia Florrick

A la buena esposa no le hace falta ponerse tacones para estar por encima de los demás. Una prudente sonrisa, una mirada desconfiada y con el minimalismo interpretativo Julianna Margulies puede arrasar en la programación televisiva. Pero mi obsesión con ella y con The Good Wife me ha cegado. Hablo tanto de ella en mi vida cotidiana, vía twitter y también en mis colaboraciones radiofónicas, que nunca le había dedicado un post diciendo que es la panacea de la vida catódica. Puede sonar exagerado, pero quien la haya visto sabrá que también hay grandes dosis de verdad en este juicio.


La visión de la televisión que quiere ser cine en fascículos coleccionables ya la representa muy bien cualquier ficción de la AMC (Mad Men, Breaking Bad, Rubicon), Daños y Perjuicios y algunas de la HBO (Boardwalk Empire, The Pacific), pero todos sabemos que no son para el gran público. Son piezas artísticas destinadas a un público minoritario y a una audiencia global que valora lo suficiente la autoría de estos productos como para comprársela en DVD. También son perfectas para el lavado de imagen de las cadenas (que se lo digan a la AMC, que de emitir películas antiguas sin interrupciones ha pasado a acaparar Emmys). Sin embargo, la visión de la televisión que aspira a ser televisión y de calidad no se suele valorar tanto y que yo sepa asumir quién es uno mismo no significa resignarse, siempre y cuando intentes sacarte el máximo partido. ¿Y qué nos está dando esta segunda temporada de The Good Wife que corrobora que estamos ante una obra maestra?


El bufete, para empezar, se ha convertido en un nido de víboras. O de gente que aparenta serlo y de quien aún no sabemos las intenciones (Bond), y de otros que lo parecen y quizá siguen en el buen camino (Will). Y es que aunque a ratos sintamos la misma desconfianza que Diane, que empieza a creer que se la están jugando; y a pesar de intuir que la entrada del nuevo socio es algo turbia, estamos ciegos ante lo que está por llegar. No dudo de la lealtad de Will a Diane, pero el tercer vértice del triángulo esconde algo y no puede ser bueno.


Kalinda, además, está librando su propia batalla. Como ser solitario que es, no estaba preparada para trabajar con compañía. Pero si encima su aliado/competencia la deja en evidencia en su primer encuentro, la guerra ya se puede dar por empezada. Ella no entiende de límites, de la misma forma que no concibe que un apoyo se pueda prestar sin contrapartidas, y lo que quizá era un enfrentamiento hasta cierto punto divertido se puede convertir en su perdición. Ella con su bate de béisbol nos hizo creer que era ella quien ponía las reglas. Pero que vigile. Puede que Blake no esté siempre bordeando los límites de la ley, cruzándolos de vez en cuando como ella, sino que viva directamente en el otro lado. Y esto es peligroso, querida Kalinda.


Y la campaña de Peter, que podía ser algo muy secundario, se está llevando casi un tercio del metraje. Sea cual sea su resolución, afectará a Alicia. Primero Nanika Nani Rose se la juega para entrar en la triangular carrera por la fiscalía, donde Peter ya tenía suficiente con derrocar a Glenn Childs. Ahora hace falta ver hasta dónde será capaz de llegar Eli para llevarlo al poder (“¿Eli, desde cuándo te ha importado lo que quisiera tu candidato?”), si Peter volverá a mancharse de barro, cómo se querrá vengar Childs en los juicios contra Alicia con Cary Agos de perro mordedor, qué papel activo jugarán los hijos en la carrera, y cómo afectará el desenlace al matrimonio Florrick, que para algo ella tiene su propio triángulo con su compañero de universidad y de bufete.


En todo esto, por supuesto, Alicia influirá y seguramente también saldrá escaldada. Pero quien se preguntara porqué siempre debe ganar todos los juicios y porqué es tan rematadamente buena persona, las amenazantes posiciones de los caballos, torres, alfiles y peones se lo habrán aclarado. Ella debe imponer cierto balance y mantener a raya a sus aliados para que no acaben fuera del tablero de ajedrez. Y diría que el homenaje que le marcaron los guionistas, dejándola desfilar durante todo un episodio con el imponente vestido rojo, ya definió con bastante claridad que ella es la Reina de la partida.

6 comentarios:

satrian dijo...

Cary de momento no ha sacado mucho los dientes, y me temo que va a dar alguna sorpresa esta temporada, porque lo tienen muy tapadito.
Estoy disfrutando mucho con esta segunda temporada, el ascenso de nivel de las conspiraciones y paranoias en el bufete y en la campaña es notable, y Kalinda está en la cuerda floja, veremos que nos tienen guardado los chicos de The Good Wife.

Vanessa dijo...

¡Qué buen retrato! A mi la serie me gusta mucho, y el fichaje de Blake me parece todo un acierto. Las apariciones de Eli Gold se me quedan cortas. Y no soporto a Peter, en general.

bvalvarez dijo...

Me parece que esta temporada está rayando a un nivel altísimo. Solo llevamos seis capítulos y la complejidad de las tramas se ha elevado a infinito. Posiblemente la serie más completa actualmente.

Me declaro fan incondicional de Cary: me gusta muchísimo su personaje y sus tira y aflojas con Kalinda. La escena con ella cuando hablan de Blake en el último capítulo es de antología.

Por cierto, estoy con Vanessa. El Kalindo este me parece un acierto.

Crítico en Serie dijo...

Satrian, pero Cary me inquieta porque no sé por dónde nos saldrá. Es un rencoroso y cree que Alicia se la jugó (claro que él era el rastrero en esa 'competición' que se llevaban). Pero no creo que sea una mala persona en comparación con otros personajes. Por lo tanto, no sé si nos sorprenderá atacando ferozmente a Alicia o ayudando sutilmente. La relación cordial que mantiene con Kalinda parece apuntar hacia esta segunda hipótesis.

Vanessa, el personaje de Blake al principio no me convencía porque veía demasiadas caras nuevas y creía que se quedaría en un terrible tercer o cuarto plano. Nada más lejos de la realidad. Todo en TGW acaba saliendo a primer plano, ni que sea para estallar y 'esquitxar' a todo el mundo.

Bvalvarez, lo que fascina de Cary sobre todo es el actor que tiene detrás: Matt Chzuchry, que es una monada de chico, consigue ser verdaderamente repugnante con esa voz nauseabunda y sus miradas maléficas. Olé para él, claro que esto hace que cada vez me cueste más mirarlo.

Isabel dijo...

me encanta esta serie!!! pero este comentario es infiltrado, porque quiero saber cuando estara la otra tribuuuuu plissssssssssss me estais dando el monooooooooooooooooo

Fon dijo...

El maratón que me dí con la primera temporada fue una época seriéfila muy muy satisfactoria. Poco me costó engancharme a Alicia y compañía, aunque si te soy sincero mi ojito derecho es Diane desde el minuto 0. Quiero un episodio dedicado a su risita.