jueves, 21 de abril de 2011

Las tres vidas de Marchlands

Si valoráramos nuestra vida en comparación con todos los atajos que nunca cogimos y cambios de planes a última hora, seguramente dejaríamos de respirar por todo lo que podría haber sido. Es una obviedad que las circunstancias marcan nuestra forma de ser y las opiniones no están al margen de ellas. No es una cuestión de que todo sea relativo (pues soy cualquier cosa menos relativista) pero está claro, por ejemplo, que de ser otro el contexto quizá no tendría una opinión tan favorable de Marchlands.


A su favor ayudó que me hubieran avisado que el drama familiar estaba por encima de su faceta inquietante, que no funciona tan bien. Si no hubiera visto Mistresses, quizá Shelley Conn no me hipnotizaría en cada plano, una de esas actrices cuyo atractivo parece disimular su increíble talento. Y si Las Horas no fuera mi película favorita, cuyo montaje inicial siempre me alucina, quizá no hubiera parado tanta atención o hubiera valorado de forma tan positiva que las transiciones de una época a la otra pasen con una liviandad envidiable, que demuestra las grandes dotes de narración de sus responsables.


La miniserie narra la historia de tres familias que vivieron extraños sucesos en la misma finca, llamada Marchlands. Los Bowen tuvieron que superar allí la extraña muerte de su hija Alice en 1968; los Maynard debieron lidiar con la inquietante amiga invisible de su hija pequeña llamada Alice en 1985; y Kisha, en sus últimas semanas de gestación, empezó a desconfiar de su aislado hogar a la vez que de su marido en 2010. Y este experimento, casi que por definición, tenía todos los números de fracasar por su empeño en entrecruzar las historias.


En lugar de tener alguna que flaqueara, los tres hilos fluyen con una naturalidad sorprendente y, mientras que lo que engancha a primera vista es el misterio que flota en el aire, es su dimensión humana lo que permite que el experimento sobreviva. El clímax, por ejemplo, decepciona porque la historia no era tan fuerte como cabía esperar y también evidencia que no estamos ante una gran miniserie. Esto no quita, sin embargo, que sea un ejercicio muy entretenido y del que muchas otras series y películas podrían aprender. Las escenas no cesan de transportarte de una época a la otra y sus recursos (que si unos preparan el te en 1985 y los otros se lo beben en 2010) consiguen no resultar artificiosos.


Solamente por esto la considero recomendable. Son cinco episodios, perfectos para darse un atracón en una tarde dominical (o un viernes de relax nocturno) y cuyas formas y un reparto excepcional consiguen disimular sus flaquezas, que son pocas pero demasiado importantes (el desenlace y ciertas situaciones forzadas para engañar al espectador). Y también sirve para plantearnos qué hubiera sido de ella si la Fox finalmente la hubiera encargado, pues primero estaba destinada a rodarse en EEUU de la mano de la Fox. Quizá aquello que juega a favor suyo (que avanza y tiene claros sus protagonistas) se hubiera difuminado para poder alargar el producto.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy cierto, justo el modo en el que se cruzan las historias es lo más destacado, y el reparto, que funciona muy bien. Hay dos o tres por ahí, además de Conn, de los que mejoran cualquier cosa en la que están.

Crítico en Serie dijo...

Destaco a Conn porque siempre me da la impresión que es demasiado atractiva para su propio bien. La gente en Mistresses se fijaba mucho más en su morbo que en sus registros dramáticos. Pero tienes toda la razón: hay muchos actores notables en Marchlands, empezando por las tres mujeres protagonistas (una de cada época) y terminando por patriarca Maynard (me da pereza buscar ahora mismo en imdb ;) ).

titania (Verónica) dijo...

Completamente de acuerdo con lo que dices (y con lo que dijo en su día MacGuffin, que me llevó a buscarla y verla en seguida). A mí es que las historias de misterios, y más si son un poco sobrenaturales, me encantan. Con eso ya estaba convencida, pero luego vi el reparto, con Conn y Alex Kingston, de la que era súper fan en Urgencias, y ya no pude resistirme.
Tienes toda la razón con lo de que la historia final no es tan fuerte como parecía, pero a mí me gustó mucho toda la trama y como se entrelazada con todas las tres familias de forma perfecta. Es algo más sutil y una simple excusa para contarte eso, el drama familiar que es esconde detrás de una historia así. Tampoco me hacía falta una gran historia, lo compensan con creces con el desarrollo de ésta, que empieza intrigándote y luego esa intriga pasa a un segundo plano para que te impliques con lo que realmente importa: un matrimonio que pierde a su hija pequeña, otro que lucha por no perder a la suya y una pareja que no está en su mejor momento cuando debería. Y sí, yo también me la vi de maratón.

Isabel dijo...

Gracias gracias y gracias. Gracias porque con tu porque con tu comentario sobre marchalands he pasado un domingo genial (lo siento marido e hijos) y me lo he visto entero y me ha encantado!!! y gracias porque no conocía mistresses, bueno lo conocia pero me daba pereza y me acabo de poner con el primer capitulo y me encanta!!!!, creo que mi familia te va a odiar Pere, entre esperar los domingos a Survivor y ahora estos enganches, pero yo estoy por imprimir tu foto, y colgarla encima de la chimenea, lástima que no la tengo!!!. Besossss.Isabel.

Isabel dijo...

Ahhhh y alucinante por lo poco que he visto e papel de nuestra Olivia de Fringe como amante lesbiana, ayyyyyyyyy

Crítico en Serie dijo...

Titania, ¿Por qué crees que decidí verla? Pues por las mismas influencias blogueriles que tú ;) Y aunque la trama acabe siendo bastante floja, por suerte ese drama humano es la mar de entretenido y bien hecho.

Isabel, ¡pues de nada! Ya verás como estarás ultra enganchada a Mistresses en su primera temporada. Luego te aviso que pega un bajón tremendo en su 2ª y que se recupera un poco en la 3ª. Igualmente... todas ellas te obligarán a dar maratones. La suerte que tiene tu marido es que son temporadas cortas, de seis episodios cada una (la tercera creo que tenía uno menos, no me acuerdo), así que no será para tanto.