jueves, 20 de octubre de 2011

La temible originalidad de Community

La originalidad en televisión es un maratón que nunca termina. Se tiene que ser distinto y a la vez mantenerlo en una base estable, lo que es un trabajo de fondo. Si además se trata de una comedia, donde encima de sorprender cada semana se necesita tener chispa para divertir al espectador, el esfuerzo aún es más enorme. Este es, a grandes rasgos, el gran problema de Community.


Ella misma se puso el listón cuando decidió convertirse en un referente del humor referencial (valga la redundancia) y también de las tramas abstractas (y metas, muy metas). Recordemos que cuando empezó era una comedia mal asentada que nadie sabía donde iba. Sin embargo, llegaron las partidas de billar de mal gusto, las alusiones a Batman y una guerra de paintball que hasta se igualó (o superó, depende de a quién se pregunte) en la segunda temporada. Desde entonces, cada episodio es un reto y sólo está ella misma para medirse. ¿El problema? Muchas veces se queda corta.


Desde que empezó la tercera temporada, por ejemplo, sólo ha habido un gran acierto: la teoría de las resoluciones alternativas que se desarrollan paralelamente a cada acción fruto de la fortuna. No solamente había un juego narrativo bastante curioso (formas), sino que conseguía llegar a un clímax cómico divertidísimo. Desde los intentos de Roxanne y el ‘me so hungry’ de Brita, al ‘karma’ que menciona Annie y la bola de Indiana Jones, todo busca una redondez tanto en el aspecto estructural como el cómico y también emotivo. El Roxanne final, por ejemplo, seguramente se podría considerar el momento más entrañable de la serie hasta la fecha (de esos que buscan despertar cariño honestamente). De hecho, es una lástima que lo estropearan con un golpe de efecto final innecesario (aunque muy Community).


Los episodios anteriores, a pesar de que tuvieron sus momentos, tan sólo habían sido un aperitivo para esta gran entrega que, desde que se emitió, forma parte del pedestal de la serie. No negaré que las alusiones a Cougar Town y Doctor Who (¿qué les ha pillado a los norteamericanos con el clásico de la BBC? ¡Hasta Shonda Rhimes le hace homenajes en Anatomía de Grey!) me molan. Las de Breaking Bad también. Hasta destacaría esa original (!) parodia de las Naciones Unidas que al final terminaba en guiño a Fringe o que consigan vertebrar episodios alrededor de la nada más absoluta (la organización por grupos, seguramente el mejor episodio de los tres primeros). Pero son puntazos de episodios que no acaban de rematar, lo que en comedia se puede considerar una decepción.


No obstante, también se puede contemplar todo el caso Community bajo un prisma menos absolutista: la originalidad que ofrece cada semana, funcione más o menos, por lo menos es un acto muy respetable y hasta honorable. Más de lo que la mayoría de series se atreven en toda su trayectoria. Si esto justifica tantos experimentos fallidos (la segunda temporada tuvo muchísimos), depende de cada cuál. Yo, por más que diga, me olvido de todos los defectos sólo con ver uno de los triunfales.


(Además, Community también ayuda a hacer pedagogía de Cougar Town, esa serie que es mucho más de lo que parece a simple vista. Por suerte, gracias a Dan Harmon, los gafapastas tienen que pensárselo dos veces antes de meterse con la comedia de título muy mal elegido.)

7 comentarios:

Kape dijo...

Community. No se me ocurre otra serie capaz de concentrar en un episodio Cougar Town y Mi cena con Andre.

La mas "refrescante" comedia de la actualidad (sin contar las de cable)

PD: Refrescante, que palabra tan mangoneada

Un telespectador más dijo...

Yo siempre he defendido a Community precisamente por eso, porque aunque muchas veces sus experimentos sean fallidos al menos se esfuerzan por ofrecer cosas originales en lugar de asentarse en una forma más clásica (donde también funcionarían bien).

Saludos!

anyi dijo...

No se a que le podemos llamar intentos fallidos. No estoy tan de acuerdo con que absolutamente cada cosa tenga que encajar en un molde preconcebido, no es comedia, no es drama, que es? Precisamente! Algo muy original y arriesgado simplemente brillante! Defendería Community mil veces antes de querer volverla una comedia y tener esas risas forzadas que producen escenas algo clichés. Con esta serie he tenido las carcajadas mas genuinas en mucho tiempo y mas de un capitulo ha sido repetido varias veces solo para no perderme ninguno de los detalles de esta espectacular show.

Crítico en Serie dijo...

Kape y telespectador, efectivamente tiene episodios buenísimos. Otra cosa es valorar cuánto pesan los buenos y las intenciones antes que los resultados (que muchas veces hay un tercio de grandeza y dos tercios de decepción (o así me encuentro yo a menudo muchas veces)).

Anyl, no hay que confundir conceptos: Community es una comedia. Otra cosa es que sea single-camera y por lo tanto no sea una sitcom tradicional con risas de fondo. Pero es comedia por encima de cualquier otra cosa, de largo.

Hopewell dijo...

Pues yo creo que Community es de lo mejor que ahora mismo hay en comedia en televisión. Sé perfectamente, soy muy consciente, que tiene altibajos muy graves, que de repente un capítulo es brutal y luego dos son simplemente reguleros o simpáticos, pero también es la comedia más valiente que existe, por cuánto se atreve a explorar cada semana rumbos nuevos y distintos. Y la referencialidad le obliga a ser referencial un día con algo que a uno le hará mucha gracia y otro día con algo que no. Pero seguro que a alguien esas referencias le harán gracia. Es el problema de lo referencial. A mi me hacen descojonarme las referencias a Pulp Fiction, el cine de conspiraciones o naves espaciales, de zombies, del Oeste, de Batman... pero de repente te meten un capítulo que referencia a MASH y yo, que no vi jamás aquella serie, no me río más que con los chistes ordinarios. Ese es su peligro, pero creo que también es su valentía, y por eso aguanto sus altibajos con una esperanza que no le admito a ninguna otra serie...

Julio C. Piñeiro dijo...

Entiendo las dudas, desde que la serie empezó a darlo todo con sus capítulos "especiales" (una denominación que hace tiempo que no vale para esta serie, pues casi todos lo son) nunca sabemos hasta cuándo. El primero de esta temporada ha sido un divertido y fresco cominezo, el segundo ha sido el peor de la serie, el tercero ha ayudado a (re)definir la relaciones intragrupales de manera muy hilarante y el cuarto ha sido el enésimo no-va-más, una vuelta de tuerca, dentro de su estilo, y su justificación (qué grande Abed) del "efecto Rashomon".

Lo mejor de todo en este último es que, a la vez que es uno de esos episodios grandiosos autconclusivos que se pueden disfrutar sin haber visto antes la serie (baso esta afirmación en experimentos reales), sigue dibujando el intrincado mapa de relaciones y dependencia entre los miembros de este estrafalario grupo, incluso sirviendo para que la serie se autocorrija, hasta cierto punto, de sus postulados iniciales en esta aspecto, porque, la conclusión de este episodio-Rashomon, excluyendo el ordinario y siempre eficaz epílogo (algo creado para estar siempre al margen), es que Jeff Winger, el supuesto líder "de facto", es el auténtico cáncer del grupo, y no el controvertido Pierce.

Anónimo dijo...

Una gran serie sin duda alguna