Cuando leí que el responsable de Paranormal Activity, Oren Peli, quería trasladar su fórmula terrorífica a la televisión con The River, no esperé que fuera la panacea catódica. Pensé que, fuera buena o mala, por lo menos aportaría algo que no estaba presente en el medio, aunque hubiera estado muy de moda después de la revelación que fue El Proyecto de la Bruja de Blair en 1999.
De hecho, The River está muy influenciada por este fenómeno cinematográfico. Los episodios simulan ser las grabaciones de un equipo de televisión que remontó el Amazonas en busca de un estelar presentador, el Dr Emmet Cole, que desapareció sin dejar rastro. Estas grabaciones (que nadie intenta vendernos como verídicas, que ya estamos demasiado curtidos) nos enseñan cómo la mujer y el hijo se embarcan en una aventura que sobrepasa cualquier expectativa, demostrándoles cómo aún queda algo de magia en la naturaleza y cómo la desaparición de su ser querido seguramente tiene más que ver con los sucesos paranormales que ocurren en esa inhóspita zona que con un mero accidente acabado en tragedia.
Por el planteamiento, por lo tanto, podemos imaginar mucha cámara en mano y una iluminación precaria para transmitirnos esa atmósfera casera, vulnerable y subjetiva que tan bien ha funcionado en cine. Pero también podemos deducir, como ocurre en estos productos (como Monstruoso, para poner más ejemplos), que no ayuda en el desarrollo de personajes, ni permite una inmaculada verosimilitud.
Hay que asumir, por ejemplo, que los cámaras y el productor serán idiotas por definición, pues de no ser así no seguirían grabando a pesar de estar muriendo conocidos suyos y estar en riesgo su propia vida; que en una humilde barca hay cuatro cámaras escondidas por habitación, como si el programa del señor Cole fuera a ser un spin-off de Big Brother y no simplemente un Steve Irwin de paseo por el mundo; y también que estas cámaras y el equipo de audio captarán los momentos más tiernos e íntimos durante el trayecto. Si no se pueden aceptar estas condiciones, será imposible disfrutar de un producto así.
Pero, justamente porque estas características eran bastante predecibles, de momento yo sí que seguiré The River, ni que sea por curiosidad televisiva. Para ver cómo puede funcionar el formato durante siete episodios y también porque la atmósfera, aunque no sea tan tensa como podría porque se emite en una network, tiene sus momentos. El claustrofóbico acoso por un ser desconocido o el uso de las muñecas en medio de la jungla demuestran que los recursos de toda la vida aún tienen algo de gracia y, mientras haya tensión, quedará algo de interés por mi parte. Sobre todo porque, aunque tenga visibles defectos de base que podrían ser cansinos (e imperdonables) a largo plazo, su primera temporada sólo constará de siete episodios y se nota que Michael R. Perry, co-creador del proyecto, está muy forjado en televisión (La Zona Muerta, Millenium). Así se entiende la inteligente estructuración de los episodios, que parecen ir al grano cuando en realidad nos exponen una trama clara por entrega, sin dejar de avanzar por las aguas de la selva amazónica.
P.D.Podcastero: Y de este piloto también hablo con MacGuffin en nuestro podcast de Yo Disparé a J.R. al igual que del próximo fin de House, cómo avanza Once Upon a Time y las series británicas Skins y Misfits. Como dejan muy claro, ser adolescente en el Reino Unido no es igual que en Estados Unidos y además ambas series han tenido que enfrentarse a muchos cambios de reparto, algo que comentamos con Mar Guerrero. Si queréis descargarlo o escucharlo, está en la barra lateral y aquí tenéis la guía del programa:
- 0': Presentación y el próximo fin de House.
- 15': The River, análisis del piloto.
- 28': Skins, Misfits, los adolescentes británicos y los cambios de reparto (sin spoilers).
- 58': Once Upon a Time y sus avances (con spoilers hasta la fecha).
1 comentario:
A mi no es que me haya entusiasmado demasiado, pero tampoco descartarla del todo, y el que conste de pocos capítulos me harán darle alguna oportunidad más a ver.
¡Saludos!
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