viernes, 16 de marzo de 2012

El médico y la secretaria

Margo Martindale es una de esas actrices que, a pesar de su talento, tienen problemas a la hora de encontrar personajes protagonistas interesantes. No es especialmente agraciada físicamente, encima ya está bastante entrada en años y es mujer (que los hombres pasados los cincuenta aún se enrollan con jovencitas y protagonizan persecuciones). De aquí que, tras acabársele el trabajo en Justified, decidiera sumarse al reparto de A Gifted Man. Tampoco podía imaginar que su papel de Mags Bennet le reportaría un Emmy y una visibilidad que siempre se le había negado.


Seguramente gracias a este premio, desde septiembre no ha habido semana que alguien no haya soltado por twitter o en algún medio de comunicación que Martindale se merecía algo mejor que un personaje secundario bastante mediocre en una serie tan light como la protagonizada por Patrick Wilson. Su función era recordarle al protagonista episodio sí y episodio también que los ricos también tienen derecho a ser atendidos por su extraordinario cerebro y prodigiosas manos de neurocirujano. Bueno, y hablar con los pacientes y soltar algún consejo de cariz maternal que les calmara.


Si bien era insuficiente para ella, también es verdad que Martindale no tuvo problemas en comunicar al espectador más de lo que realmente había. Al igual que Patrick Wilson, que posiblemente no es tan interesante pero lo compensa con un tremendo atractivo que ya sedujo a Kate Winslet en Juegos Secretos (Little Children). Y, entre ellos dos y que en el elenco había otros actores con buena consideración por haber participado en series muy respetadas (Julie Benz y Dexter, Pablo Schreiber y The Wire, Rhys Coiro y Entourage y Jennifer Ehle y Orgullo y Prejuicio), al público le ha costado entender que A Gifted Man nunca sería más de lo que apuntó ser a partir del segundo episodio.


El piloto dirigido por Jonathan Demme efectivamente era muy decente pero hay que tener en cuenta que es muy distinto presentar una propuesta que seguir el esquema cada semana, con el protagonista establecido en su nueva situación. Por más reparto coral que hubiera, jamás iba a convertirse en el The Good Wife médico (o sea, una serie procedimental que se elevara de su propia premisa). Esto no quita que, dentro del género de los dramas médicos ultra-lights, tuviera sus dosis de entretenimiento (y de estupidez argumental y de poner-los-ojos-en-blanco). Vamos, como Doctoras de Philadelphia, que también era para echarse a correr pero yo me enganchaba como el adolescente sin-nada-mejor-que-hacer que era.


La CBS, después de emitir el último episodio que había encargado, aún no ha emitido ningún comunicado acerca de su futuro y la posibilidad de que tenga una segunda temporada. Puede que el canal empiece a entender que a las 20h del viernes es muy complicado tener unos datos correctos en el target de la publicidad (que cada semana tenían casi diez millones de espectadores pero muy pocos menos de cincuenta años) y así también se entendería lo baratos que aparentaban ser los episodios. Sin embargo, que no encargaran más de dieciséis episodios no es buena señal de cara a otra entrega y ahora mismo lo más sorprendente sería que la renovaran.


En caso de que no regrese, será interesante ver si Margo Martindale consigue un papel que esté a su altura, si los demás están a tiempo de recolocarse y si Patrick Wilson decide quedarse en televisión un tiempo más después de la experiencia. No lamentaré su más que posible cancelación, pero sí que tengo muchas ganas de volver a verles las caras a casi todos ellos.

3 comentarios:

TV Spoiler Alert dijo...

Pues la señora Martindale tiene un piloto firmado con la ABC en el que aparece junto a Doris Roberts y Luis Guzman. Se llama Counter Culture y es una sitcom multicámara. Miedo como le den luz verde.

satrian dijo...

Pues yo me he visto esta, y veía Doctoras de Filadelfia, tengo un problema doctor.
Es increible como Margo sacaba oro de los cuatro momentos que le daban en el guión.

Crítico en Serie dijo...

Spoiler Alert, ¿sitcom? Esto se tendrá que ver, que da miedo.

Satrian, no te avergüences demasiado. Lana era la más chunga a la hora de recibir a las pacientes. Sus movimientos de dedo y cabeza son míticos.