La nueva dirección de la HBO en el terreno de las comedias se hizo realidad cuando anunciaron la cancelación de Hung, Bored to Death, How to Make It in America y Eastbond and Down. Ninguna de ellas había cumplido las expectativas. Ni eran vistas por sus propios abonados, ni atraían premios, ni tenían un culto particularmente ruidoso, ni los críticos estaban obsesionados con ellas. Bueno, Bored to Death era la excepción que confirmaba la regla con un culto firme aunque muy minoritario y con los especialistas enamorados de ella. Sea como sea, decidieron barrerlas de la programación y encargar una segunda temporada de Enlightened, que tampoco había funcionado a nivel de audiencia pero que encajaba mejor con su recién estrenada filosofía. La de centrar sus comedias de media hora alrededor de figuras femeninas, quizá para compensar que sus dramas son mayoritariamente masculinos o sencillamente porque necesitaban explorar nuevas vías para ser referentes también en este frente. Aunque sus tres nuevas apuestas no podían ser más distintas las unas de las otras.
Como ya desconcertó Mike White en otoño, Enlightened es una serie conceptual. Mirada a primeras con desconfianza y cierto desdén por parte de la crítica, que creía que se había equivocado de cadena (parecía de Showtime), acabó entusiasmando y siendo ignorada a partes iguales, y es comprensible. Laura Dern como Amy Jellicoe pudo presentarse de una forma muy excesiva, durante un ataque de nervios, y probablemente las apariciones de arroyos que evocaba podían tomarse en serio, como si la serie intentara ser un libro de autoayuda con aspiraciones. Pero el viaje de Amy va más allá y semejantes imágenes tenían también un halo paródico. Son la inspiración y desesperación de una mujer que intenta sobrevivir a la voraz falta de ética capitalista y que, una vez lo pierde todo, necesita aceptarse y encontrar un lugar en el mundo. Bueno, y tampoco es la persona más cuerda del mundo, también hay que tenerlo en cuenta.
La propuesta de Lena Dunham, en cambio, tiene otra óptica. Mientras que también se puede hablar de Girls como una serie conceptual, sobre todo encaja dentro de la expresión “generacional”. Retrata la vida de unas chicas en Manhattan desde un punto de vista vital, laboral y sexual dentro del contexto actual. Vamos, que estudiaron carreras para convertirse en becarias perpetuas de sueldos irrisorios o directamente inexistentes, con vidas sexuales tan libertinas que les impiden entender qué quieren y con unos diálogos realistas, medidos y descarados. Como dijo mi companion en el podcast Yo Disparé a J.R., Dunham hasta puede compararse con Woody Allen, con un humor bastante cínico e intelectual. Eso sí, Dunham no escribe unos personajes especialmente simpáticos, lo que algunos utilizan como punta de lanza para atacar toda la obra, cuando sencillamente es muy femenina y contemporánea. Su problema, si acaso, es que no todo el público puede congeniar con la situación de partida de las protagonistas, ni ha tenido amigas en la universidad que se parecieran tanto a ellas.
Y Veep es harina de otro costal. Este encargo de la HBO a Armando Ianucci, después de ser nominado al Oscar por la comedia In The Loop y con una serie aclamada en el Reino Unido como es The Thick of It, explota directamente el humor con una realización y un contexto que la han obligado a ser comparada con Parks and Recreation. No obstante, aborda al personaje protagonista, la vicepresidenta de los Estados Unidos interpretada por Julia Louis-Dreyfus, con un humor patético que no intenta redimirla ni quiere despertar simpatías como sí ocurre con Leslie Knope y sus compañeros de oficina. Aquí sencillamente toca reírse de las meteduras de pata de la vicepresidenta Meyer, que pueden ser monumentales, y horrorizarse por lo ridícula que puede llegar a ser la política, algo bastante creíble desde que Sarah Palin se presentó a las elecciones presidenciales con John McCain. Y con frases y situaciones tan ingeniosas como graciosas (“las gafas son sillas de ruedas para la vista” me ganó), Veep cumple su cometido, que es únicamente divertir.
Puede que Girls, Enlightened y Veep tengan cada una un terreno propio, pero de momento me están estimulando, entreteniendo y divirtiendo mucho más que cualquiera de las series canceladas. Sobre todo después de que How To Make It perdiera gran parte de su magia en la segunda temporada. Así que bienvenidas sean las mujeres a la HBO, que un poco de diversidad no le venía mal a la cadena.
2 comentarios:
Todavía sigo de luto por Bored to Death. Esa sí que era woodyallenesca, con el toque picantón llevado al extremo, y muy urbana, intelectual pero riéndose de la intelectualidad, etc.
HBO ya tiene a mucho público femenino con True Blood, o con Juego de Tronos, generalmente "unisex". La nueva estrategia me parece un intento de comerle la tostada a su máxima rival (con permiso de AMC), con la que siempre salía perdiendo en comparaciones (oficiales) cuando se trataba de comedia. Y justo ahora que Showtime ha llegado a la excelencia liberada de sus propios vicios (esos que a ti tanto te chirrían pero que son la propia marca del canal) con Homeland, que hace algunos años sólo se vería en HBO (o AMC).
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