miércoles, 27 de junio de 2012

El editorial de Sorkin

No me extrañaría que en septiembre, cuando empiecen las clases los estudiantes de periodismo, algún profesor decida poner a sus nuevos alumnos el piloto de The Newsroom en su primer día. Es una bonita presentación de lo que puede ser la profesión, cuyo objetivo es informar a la sociedad e influirla para bien (exponiéndole unos hechos para que entonces evalúe la realidad), como el cuarto poder que siempre se ha dicho que es y que en los últimos años parece haberse desviado de su objetivo. Will McAvoy, el presentador interpretado por Jeff Daniels, acierta bastante cuando argumenta que el público ya no busca objetividad en los informativos, sino su propia opinión.
Más allá de lo idealista de la propuesta y de su entrañable función en una presentación de la carrera de periodismo, The Newsroom ha despertado bastante recelo entre los críticos norteamericanos, a pesar del binomio que parecía infalible formado por Aaron Sorkin (responsable de The West Wing y ganador del Oscar por La Red Social) y la prestigiada HBO. Algunos argumentarán que ya en 2006 no compraron esa radiografía de la televisión llamada Studio 60, con lo que es evidente que no cae bien (lo cual también es verdad, pues tiene bastante mala prensa), pero entiendo a la perfección las opiniones adversas que ha suscitado esta nueva obra.
Para quienes no sepan de qué va, la serie muestra la redacción de un programa de noticias norteamericano que, ante la necesidad de un lavado de imagen por culpa de un patinazo del presentador (el “Jay Leno” de la información), decide volver a las raíces del periodismo y alejarse del populismo y la opinión barata a partir del fichaje de una productora ejecutiva interpretada por Emily Mortimer.
Lo curioso es que la serie probablemente no hubiera obtenido semejante backlash si el ficticio programa no hubiera perseguido noticias que ocurrieron de verdad (y cuyo punto de vista se ha puesto en duda) pues, al fin y al cabo, The Newsroom es lo que cabría esperar de Sorkin. Sus personajes hablan rápida y elocuentemente, tienden a soltar discursos, su ritmo impide que el espectador se aburra y huele a aleccionadora desde el primer minuto. Pero la superioridad moral con la que analiza el tratamiento informativo de hace dos años está bastante pasado de rosca, sobre todo cuando parece enseñar a los periodistas cómo hacer su trabajo con la perspectiva actual de esos hechos. Y un presentador ególatra no es el presidente de los Estados Unidos: no puede comportarse como si el futuro de la sociedad norteamericana recayera sobre sus hombros, ni Sorkin puede ser tan tramposo y arrogante en su planteamiento. Le describe como un republicano crítico cuando solamente tiene una perspectiva extraordinariamente demócrata, al igual que toda la serie. Sí, se pueden tener unos ideales, pero si la maniobra fuera al revés se acusaría la serie de pretender adoctrinar.
Me quedo, sin embargo, con la que ha colado el autor a la HBO: una serie con una filosofía muy de network en un canal que intenta desmarcarse de ese modelo. No sólo por una cuestión de ritmo, sino porque todos sus personajes se comportan (y la serie cree que son) héroes y tanto su tratamiento como el de sus relaciones apuntan a una ausencia total de matices, por más que Jeff Daniels grite en cada escena. Quien diría que se trata del mismo canal que apostó primero por los antihéroes, los grises y la relatividad moral.

2 comentarios:

Inma dijo...

A mí me ha molado el piloto y mucho! No esperaba el final yo pensaba como él y luego Ohhhh!!! Y muy fan del Dúo Productor/Informático. Y sí muy Idealista pero partiendo de la base Quijotes Todos o Quijotes contra Molinos... Y quien no nos dice que los personajes no son unos antihéroes? No he visto nunca nada de Sorkin así que no sé por dónde tirará pero de entrada los dos protas tienen un pasado más que interesante. Espero expliquen cositas!

Crítico en Serie dijo...

Abril, diría que todos son héroes justicieros de las noticias y ya está. Mucho idealismo barato y poca verosimilitud, en mi opinión.