Lund contra el ejército

Los británicos ya están mordiéndose las uñas esperando Forbrydelsen III, que se estrena este lunes en Dinamarca y desembarcará en el Reino Unido en noviembre. Algunos críticos ya han podido ver los dos primeros episodios en un pase especial en Copenhagen y han confirmado lo que ya se sabía: la temporada sumergirá a Sarah Lund en el mundo de las finanzas, impregnado por la crisis actual, y volverá a fijarse en la actuación de las esferas políticas ante las ramificaciones de un asesinato. Y será, según sus productores, el último caso de la detective. Pero, como aún queda algo de tiempo para colarnos en el espiral de destrucción de Lund, toca abrir boca hablando del segundo asesinato danés del que aún no he hablado en este blog.

Para aquellos que siguieron el caso de Nanna Birk Larsen, hay que destacar que Forbrydelsen II tuvo varios elementos que la diferenciaban de la predecesora, pero el principal fue su encargo reducido. La temporada estuvo formada por diez episodios, cifra que copiará la tercera parte, y supo transmitir que se trataba de un volumen compacto. Recordemos que el asesinato de la adolescente, que tuvo un tramo final que era fuego, tuvo un arranque muy intrascendente con falsas pistas que no llevaban a ninguna parte. Hasta su propio responsable, So̷ren Sveistrup, reconoció que escribía los episodios según la marcha. Pero con la muerte de la abogada Anne Dragsholm, el canal DR1 ya sabía qué éxito tenía entre manos y se pudo planificar dignamente todo el argumento. Las fichas están colocadas desde el principio y tienen su razón de ser hasta el último minuto de metraje.

En este caso, Sarah Lund, tras ser desterrada en la aduana, se incorpora en el asesinato de una abogada cuando su antiguo jefe, Lennart Brix, ve que la investigación se le complica. A primeras, consideran autores del crimen a un grupo terrorista islámico, pero Lund pronto empieza a sospechar que la implicación del Ejército de Dinamarca puede ser algo más que circunstancial. Que, además de ser víctimas de unos asesinatos en serie, puede que entre los militares también se esconda la clave del caso, que incomodará tanto a los altos cargos del ejército, como a los propios jefes de la policía.

Lo interesante de la propuesta, no obstante, es que Forbrydelsen II consigue ser fiel al esquema que adoptó para su primera temporada y a la vez amoldarlo a las necesidades que tiene su historia. No sigue a los familiares de las víctimas, ni estudia la implicación de los políticos, pero sí diversifica la historia en tres tramas paralelas. Por un lado, Sarah Lund olfatea el rastro sin importarle los afectados ni las consecuencias; se fija en la llegada de un nuevo Ministro de Justicia, que investigará porqué su antecesor intentó suicidarse; y finalmente la serie sigue a Louise Raben, la esposa de un militar encarcelado posiblemente relacionado con las muertes. Todo con más equilibrio, con otros propósitos y más ritmo (los padres de Nanna tenían tramos muy cansinos, debo reconocerlo). Lo que permite que, en global, sea más entretenida y posiblemente mejor que el primer caso, aunque no alcanza las cotas de tensión e implicación de Forbrydelsen I.

Y Sarah Lund, la quintaesencia de esta obra, sigue desarrollándose como personaje. Ya no finge preocuparse por sus seres queridos, por ejemplo, como sí hacía en la primera parte de sus aventuras. Sofie Gråbo̷l sabe transmitir con muy poco la sustancia del personaje, vigilante, desconfiado y obstinado como pocos. Ahora sólo cabe preguntarnos cuál será su último paso como detective y me inquieta bastante su porvenir. Esto de que sea su última investigación da que pensar. Teniendo en cuenta su tendencia a acercarse al peligro hasta abrasarse, no me extrañaría que acabara el recorrido hecha pedazos o directamente en una mesa de autopsia. En noviembre saldremos de dudas.