viernes, 8 de febrero de 2013

La cruzada de Amy Jellicoe

Amy Jellicoe desaparecerá un día de estos de la televisión y nadie se percatará. Un experimento fallido de la HBO, se dirá como máximo, cuando la nueva etapa en la vida esta mujer merece mejor fortuna. No sé cómo. Enlightened es una propuesta muy marciana y también bastante límite, en el sentido que bordea lo estúpido, lo obvio y lo magistral. Y yo subrayaría la última palabra.

Pongamos como ejemplo el final de la presentación de la segunda temporada. Un helicóptero caza imágenes de los rascacielos que se alzan en medio de Los Angeles de noche. La serena voz de Laura Dern cuenta de fondo que son castillos de acero y sudor desde donde se gobierna el reino y vaticina que todos los reinos acaban cayendo algún día. La noche es tranquila y la cámara sube, y ella reivindica el orden natural de las cosas, mientras una tortuga nada por el cielo oscuro. Acaba el capítulo.

Este es el objetivo de Amy: destruir la empresa que la condujo a un ataque de nervios y exilió al sótano de la empresa, obligándola a llevar a cabo un trabajo cero estimulante. Ella detesta a los tipos de los despachos de arriba, que toman decisiones y tratan a los empleados como meras herramientas para mejorar la productividad, y tiene la convicción que su misión es derribarles a todos, empezar una nueva era más justa, equitativa y respetuosa. De aquí la metáfora del capitalismo unida a una imagen más propia del National Geographic o de un viaje en ácido de un hippy trasnochado, que podría ser interpretada como una idea totalmente ridícula. Y en parte lo es. Pero dentro de la ingenuidad y vanidad de Amy, hay también una semilla de verdad y es admirable que, por egoísta que sea, tenga tanto empeño en mejorar como persona.

Los planos de los reflejantes edificios en mitad de la noche, por obvia que sea la comparación, es amenazadora. Se visualiza perfectamente la idea de la recién convertida activista y es indiscutible que en algunas de estas plantas hay alguien con poder cuyas decisiones afectan a muchos individuos. Algunos de ellos frágiles como la propia Amy, que no supo jugar sus cartas cuando todavía era alguien con responsabilidad en la empresa y fue conducida al abismo, para ser descartada como persona cualificada cuando volvió de su retiro espiritual, endeudada.

Esta cruzada de Jellicoe es incómoda. Como dice el propio co-creador, Mike White, ella no sabe leer a la gente. Es incapaz de entender cuando le toca callar y cuando está siendo una payasa histérica. Pero como aquello que dice es cierto, es una improbable heroína. Antipática y muy entrañable. La serie es “un estudio de media hora de un individuo”, dice Dern, protagonista y co-autora de Enlightened. Y, por si acaso, ambos ya tienen preparado un desenlace por si les cortan el grifo al terminar la presente temporada. En clave positiva, como Amy.

1 comentario:

Rai dijo...

Que alivio saber que si la cancelan (que tiene toda la pinta), tendrá un final cerrado. Una lástima que el público la ignore de esta manera, aunque también hay que ser realista y no es una serie for the masses.