viernes, 29 de marzo de 2013

El hombre del futuro y el que miraba a cámara

Prefiero escribir sobre los desarrollos que acontecen en las series de televisión y analizar otras cosas que los pilotos y cartas de presentación. Me resultan más mecánicas y no es hasta al cabo de un tiempo que puedo dotar la opinión de más matices o que esas ficciones me inspiran disertaciones. Sea como sea, hay que hacerlo y con esta entrada quiero ponerle remedio a algunos deberes que tenía pendientes.


David Fincher, Kevin Spacey y Netflix. Debía hablar de ella antes de su estreno, durante y después. Pero no escribí nada al respecto porque, cuando vi religiosamente sus dos primeros episodios, sentí que no tenía nada que añadir a lo que habían dicho otros. Cuenta las jugadas de un político amoral de Washington que quiere vengarse del nuevo Presidente de los Estados Unidos que ayudó a colocar en el Despacho Oval. Pero ni me convenció que Kevin Spacey rompiera la cuarta pared para decirnos cosas que ya sabemos, ni el ritmo me resultó estimulante. Su piloto no era aburrido pero sí su segundo episodio. Me cuesta tragar series tan pretenciosas que no son tan buenas como creen.

Puede que sea un notable (bajo) porque tiene los actores (Robin Wright es Reina), la ambición y un nivel intelectual concreto, pero no es el diez que quería ser. Y, como estrategia de promoción de la plataforma de contenidos Netflix, fue un arma de doble filo. Se habló de ella sin parar los días antes del estreno, salieron algunas críticas y, como pusieron a disposición de los suscriptores la temporada completa, pasó a haber un silencio en torno a ella. Que todo el mundo vaya a su ritmo es muy buena idea en la teoría, pero se necesita un grupo de fieles que vayan al mismo tiempo y puedan alabarla semana a semana para que mantenga vigencia y no pase al olvido. O fue una táctica demasiado cortoplacista (que analicé en Domingo de Cine, por cierto) o simplemente no ha gustado tanto como parecía en un principio. Diría que son las dos cosas.

Golden Boy, en cambio, juega en otra liga, la CBS. Para diferenciarse de otras series de televisión, empieza en un futuro cercano a siete años vista, donde el primer Comisionado de la Policía de Nueva York cuenta su fulgurante camino de agente de calle a jefazo. En un principio se trataba de un proyecto estrella para Ryan Phillippe y, como al final se echó para atrás, se recicló para Theo James, más conocido por haber desvirgado a Lady Mary (y morir en el acto). Y, curiosamente, es bastante mejor serie de lo que cabría esperar.

No es que los flashforwards la doten de profundidad pero tiene un universo algo más complejo que otras series del supuesto mismo calibre del canal. Walter Clark es un protagonista que se mueve en un terreno muy gris (¿tanta ambición excluye la bondad?) y la serie se centra mucho en el ambiente en comisaría, sobre todo en su rivalidad con el hasta entonces detective estrella interpretado por Kevin Alejandro, y su compañero (Chi McBride). Vamos, que no es otra serie de casos intercambiable. Golden Boy es una serie de policías de toda la vida, más cercana al remake de Principal Sospechoso e incluso Southland que a las artificiosas CSI o las (fingidamente) excéntricas y repetitivas El Mentalista y Elementary.

(De momento, no obstante, no pinta que vaya a ir muy lejos. La CBS renovó tropecientas series del canal y Golden Boy no era una de ellas. Pero no me deprimiré con la noticia pues: A) No sería una pérdida desoladora y B) THE GOOD WIFE TENDRÁ UNA QUINTA TEMPORADA. ¡Alegría!)

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