Es curioso como la filosofía veraniega se extrapola a la televisión. Entiendo que la mayoría de los canales encarguen series ligeras para que así, si un espectador se pierde un episodio, puedan seguirlas sin problemas. Pero su contenido también se adecua a la mentalidad del calor y del mínimo esfuerzo intelectual. De aquí que muchas veces vemos series extremadamente intrascendentes en verano, nos resultan muy entretenidas y, cuando llega el invierno, no podemos con ellas y las olvidamos.
Este proceso casi cada año me ocurre con las recién llegadas a los canales de cable básico como ABC Family, USA Network y TNT, que tienen una programación constante entre junio y agosto. Veo la temporada veraniega y, cuando emiten una breve tanda de episodios en invierno, me olvido de ellas. Así abandoné ‘Royal Pains’, pasé de ‘Rizzoli & Isles’ y de ‘Major Crimes’ y aborrecí las discusiones de ‘Switched at Birth’. Por esta razón este año he optado por otro enfoque: ver los episodios pilotos, identificar si formarían parte del club de “series de un único verano” y dejarlas antes de perder más tiempo.
‘The Fosters’, la serie de Jennifer Lopez, podría haberla soportado este mes de julio. Adolescentes y drama familiar, a ratos potable y a ratos forzado, todo previsible y sin un solo factor enganche. Mejor pasar de ella a tiempo, antes de ver doce episodios, darme cuenta que no guardaba ningún buen recuerdo de ella y que encima iba a dejarla cuando bajasen las temperaturas. Lo mismo que iba a pasarme con ‘King & Maxwell’, cuyos detectives protagonistas tenían unas interacciones tan infantiles que, más allá de acompañamiento de una solitaria comida de vacaciones, poca razón de ser tenía. Y también con ‘Graceland’, la que se suponía que iba a ser la serie seria de USA y que demostró ser otro procedimental sin sal. Oh, qué aburrimiento de canal y qué tomadura de pelo era ese eslogan que rezaba “Characters Welcome”.
Pero alguna sí me ha viciado. Ya dije anteriormente que ‘Twisted’ me tenía rendido a sus pies con el asesinato de Regina Crane y todas esas pistas que apuntan a Danny Desai, el supuesto sociópata del pueblo que mató a su tía de pequeño. ¿Por qué? Pues porque tiene un entramado de amistades sorprendentemente tierno y Denise Richards es muy trash pero hasta funciona entre tanto funcionario interpretativo. Y la otra que nos tiene en ascuas cada semana es ‘Devious Maids’.
No estamos enganchados en casa porque queramos saber quién mató a Sofia, esa lagarta que pasaba el mocho entre polvo y polvo, pero la cantidad de sassy one-liners de la serie es irrisorio. Las actrices están pasadísimas (¡otro Emmy para Susan Lucci!), el misterio es una locura cogida por los pelos, y cualquier giro personal de las protagonistas es previsible y excesivo (aquí nadie se guarda recursos para más adelante).
Pero también da la impresión que Marc Cherry tuvo que pasárselo en grande diseñando unas Desesperadas de rebajas y sin tener que esforzarse en escribir algo con un mínimo de sofisticación. Lo sutil se tiró por la borda y hay que conformarse con una sirvienta cogiéndose su pierna ortopédica y utilizándola como arma. Lo cual está haciendo que el verano en mi casa sea muy divertido.
1 comentario:
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