La segunda temporada, dicen, es la prueba de fuego. Es cuando una serie demuestra si es capaz de aguantar el nivel, si tienen más ideas preparadas aparte de las iniciales. Una gran serie como ‘Friday Night Lights’ se pasó de lista con una trama que no encajaba, ‘Veronica Mars’ tuvo un caso sin pies ni cabeza y ‘The Good Wife’ se elevó hasta el Olimpo de las mejores. La televisión es una ruleta rusa y muchas lo pasan fatal cuando ven que lo suyo va a largo plazo.
Este año, por ejemplo, ya me llevé una primera decepción con ‘Orange is the new black’. Una vez pasada la novedad, fue todo un chasco cuando vi que Jenji Kohan era incapaz de mantener un mínimo de tensión en las paredes de esa cárcel de mínima seguridad. Una cosa es que tengamos más cariño a los personajes y otra que parezca que Piper está de campamento, sobre todo tras un desenlace tan brutal en la primera temporada. ¿No era tanto una gran serie como una serie muy correcta? Esto lo aclararemos en el tercer año, que ahora los resultados dan empate.
Demostrar que la primera temporada no fue una casualidad de la vida es el reto al que también se está enfrentando ‘Masters of Sex’. Fue una de las sorpresas de 2013 con un biopic un tanto libre de los sexólogos William Masters y Virginia Johnson, que rezumaba inteligencia y ritmo en cada guión. Pero la segunda temporada se me está atragantando. Ha entrado en un bucle, se repiten las escenas una y otra vez, y los personajes parecen ir a la deriva. Otro chaparrón, vamos.
Durante el arranque, expliqué que odiaba a Bill, que no me quitaba de la cabeza que Michelle Ashford no le encontraba el tono al personaje. He visto demasiados protagonistas antipáticos como para poder diferenciar entre uno bueno y otro que no termina de funcionar, y Martin Sheen no le da la presencia que debería tener. Debería transmitirnos ese carisma implícito al genio, ni que fuera para entender porqué su mujer decidió casarse con él y Virginia le dedica su vida. Pero no, allí no hay carisma, ni atractivo, ni interés, ni relaciones estimulantes.
Pero él no es el único en salir perjudicado con esta segunda temporada. Virginia vive en un bucle donde siempre toma las mismas decisiones y, como me dijo un seguidor en Twitter, “como tengan otra conversación vital en la habitación del hotel, dejo la serie”. Ni tan siquiera ese experimento teatral alrededor de la cama sirvió para ejercer de clímax de la situación. Y, mientras, Libby se ha convertido en una versión de Betty Draper.
Si eliges una actriz con la misma constitución y pelo que January Jones y encima tu serie sale adelante gracias al filón abierto por ‘Mad Men’, aléjate de los parecidos razonables. Pero no transformes a tu chica en una bruja insegura y madre frustrada mientras fuma cigarrillos y habla mal a la niñera negra. Lo hemos visto antes y ‘Mad Men’ es mejor. En este caso, el de las rubias frustradas, segurísimo que sí.
En el caso de ‘Orange is the new black’ tenía clara la conclusión: sea una gran serie o una serie correcta, me sigue entreteniendo mucho y veré una tercera, una cuarta y una quinta temporada si hace falta. Pero ‘Masters of Sex’ está faltada de ideas y sus personajes parecen sufrir una lenta agonía, como si estuvieran atrapados en un cenagal y buscasen aire desesperadamente, y aburre. Ha perdido casi todo el interés. ¿Será esta segunda temporada una razón de peso para dejarla cuando termine? O pasa un milagro o Virginia y Bill mantendrán su relación con mi tele apagada.
Este año, por ejemplo, ya me llevé una primera decepción con ‘Orange is the new black’. Una vez pasada la novedad, fue todo un chasco cuando vi que Jenji Kohan era incapaz de mantener un mínimo de tensión en las paredes de esa cárcel de mínima seguridad. Una cosa es que tengamos más cariño a los personajes y otra que parezca que Piper está de campamento, sobre todo tras un desenlace tan brutal en la primera temporada. ¿No era tanto una gran serie como una serie muy correcta? Esto lo aclararemos en el tercer año, que ahora los resultados dan empate.
Demostrar que la primera temporada no fue una casualidad de la vida es el reto al que también se está enfrentando ‘Masters of Sex’. Fue una de las sorpresas de 2013 con un biopic un tanto libre de los sexólogos William Masters y Virginia Johnson, que rezumaba inteligencia y ritmo en cada guión. Pero la segunda temporada se me está atragantando. Ha entrado en un bucle, se repiten las escenas una y otra vez, y los personajes parecen ir a la deriva. Otro chaparrón, vamos.
Durante el arranque, expliqué que odiaba a Bill, que no me quitaba de la cabeza que Michelle Ashford no le encontraba el tono al personaje. He visto demasiados protagonistas antipáticos como para poder diferenciar entre uno bueno y otro que no termina de funcionar, y Martin Sheen no le da la presencia que debería tener. Debería transmitirnos ese carisma implícito al genio, ni que fuera para entender porqué su mujer decidió casarse con él y Virginia le dedica su vida. Pero no, allí no hay carisma, ni atractivo, ni interés, ni relaciones estimulantes.
Pero él no es el único en salir perjudicado con esta segunda temporada. Virginia vive en un bucle donde siempre toma las mismas decisiones y, como me dijo un seguidor en Twitter, “como tengan otra conversación vital en la habitación del hotel, dejo la serie”. Ni tan siquiera ese experimento teatral alrededor de la cama sirvió para ejercer de clímax de la situación. Y, mientras, Libby se ha convertido en una versión de Betty Draper.
Si eliges una actriz con la misma constitución y pelo que January Jones y encima tu serie sale adelante gracias al filón abierto por ‘Mad Men’, aléjate de los parecidos razonables. Pero no transformes a tu chica en una bruja insegura y madre frustrada mientras fuma cigarrillos y habla mal a la niñera negra. Lo hemos visto antes y ‘Mad Men’ es mejor. En este caso, el de las rubias frustradas, segurísimo que sí.
En el caso de ‘Orange is the new black’ tenía clara la conclusión: sea una gran serie o una serie correcta, me sigue entreteniendo mucho y veré una tercera, una cuarta y una quinta temporada si hace falta. Pero ‘Masters of Sex’ está faltada de ideas y sus personajes parecen sufrir una lenta agonía, como si estuvieran atrapados en un cenagal y buscasen aire desesperadamente, y aburre. Ha perdido casi todo el interés. ¿Será esta segunda temporada una razón de peso para dejarla cuando termine? O pasa un milagro o Virginia y Bill mantendrán su relación con mi tele apagada.
3 comentarios:
Pues justo esta mañana he escrito sobre la segunda temporada de 'Please Like Me', la cual está saliendo MUY airosa de dicho paso. Vi la 1ª temporada de 'Masters of Sex' y disfruté muchísimo con sus episodios centrales pero no me convenció en absoluto su recta final por lo que ni siquiera empecé la 2ª. ¿Para qué? Estoy convencido de que yo ya había visto todo lo que quería ver. Demasiada soap-opera. En los casos de 'Friday Night Lighst' y 'Veronica Mars', ambas se recuperaron en sus sendas terceras temporadas. Con mayor o menor éxito, pero lo hicieron. Mi mayor miedo, por ejemplo, a las recientes 'Sleepy Hollow' y 'Looking' es que la caguen este segundo año. Otras que han dado un golpe sobre la mesa en sus 2ª temporadas, durante el ciclo 2013/2014 han sido 'My Mad Fat Diary' y 'Rectify'; la primera por ser británica y la otra por su inicial concepción como mini-serie.
De 'Homeland' y su patinazo, mejor ni hablar, ¿no?
A mi tambien me aburre Masters of Sex últimamente; como dices es un quiero y no puedo de Mad Men. Me gustó la primera temporada (quizá el final no demasiado).
Esta segunda temporada para mi ha perdido el interés. Quieren hacer una relación tipo Don/Peggy pero quieren tener esos grandes momentos de las oficinas de Sterling Cooper Draper Pryce (o como se llame ahora), lo tienen en un hotel en el que supuestamente siguen con el estudio.
Una de las muchas cosas que ha hecho bien Mad Men es no meter a Peggy y a Don en una relación amorosa.
Con Bill y Virginia no han construido una relación más que basada en el sexo y nos quieren dar a entender que hay más, sin darnos razones.
Él es odioso y ella perfecta. Fin de la historia.
Óscar, 'Looking' tuvo una primera temporada muy regulera. Era una buena idea desaprovechada, le faltaba mucha garra. Por lo tanto, diría que en la segunda temporada debe mejorar o morir. Y sí, de 'Homeland' ni hablemos. ;)
Beiña, está claro que están limitados por las verdaderas vidas de William y Virginia, pero no hace falta mostrarnos escenas de hotel en cada episodio y SIEMPRE llegar a la misma conclusión. Ha sido agotador y ha estropeado la temporada.
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