La Segunda Guerra Mundial sirve a menudo de inspiración para obras de ficción. Uno no espera que sea precisamente en una serie de animación donde el dictador en cuestión, aquí una mujer, tiene un discurso expansionista similar al de Adolf Hitler. Pero ‘The Legend of Korra’ no es una serie de animación juvenil cualquiera. En realidad, después de hablar de terrorismo, justicia social, del concepto de democracia, abordar la espiritualidad y exponer la teoría del caos, que hiciera referencia al mayor villano de la historia era casi evidente. Lo que era menos probable es que terminase como terminó, revolucionando la televisión americana.
Mi recorrido con ‘The Legend of Korra’ ha sido precipitado. Quería terminar la serie antes de terminar el año 2014 porque intuía que sería de lo mejor que hubiera visto y no quería ignorarla en la lista que publicaré en unos días. Pero esto, que suena como un esfuerzo, fue precisamente todo lo contrario. Maratones, expectativas y un final que he podido ver con los demás seguidores de la serie (a nivel temporal, no físico). Y, si soy sincero, me emociona la idea que he presenciado semejante evento. Korra fue más allá, ella sí literal y metafóricamente.
De la serie pueden alabarse, por ejemplo, todos los elementos que lleguen a la vista y a la mente. Era un spin-off de ‘Avatar: The last airbender’ pero Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko lo escribieron para espectadores más adultos, esos niños que ya conocían el universo pero habían crecido. Pero mantuvieron las claves de la mitología: el Avatar es la figura que debe mantener el equilibrio de un mundo dividido en cuatro naciones: tierra, aire, agua y fuego (que además representan distintas razas y culturas) y Korra era el último ejemplo.
Optaron por un reparto muy coral desde el principio (algo que ‘Avatar’ acabó teniendo), donde ningún secundario es despreciado y tiene su momento de gloria, con pasado, motivaciones y aptitudes. Y mezclaron a la perfección humor, espiritualidad, lucha con buenas coreografías (y siempre justificada) y trascendencia. El Avatar, Korra en este caso, tiene como trabajo salvar el mundo y esto no es precisamente una tarea sencilla.
Aparte de los conceptos mencionados al principio que acercaron a un público que no necesariamente había destinado unos minutos a plantearse, la mayor obra de Dante y Konietzko fue elegir a Korra como la siguiente Avatar después de Aang. Escribieron una incuestionable heroína que, además, se diferencia bastante de aquellas que hemos visto hasta el momento. Se distancia, por ejemplo, del modelo ‘Ángeles de Charlie’ donde todas están tan delgadas que es incapaz que su piel albergue músculos. Ella es musculosa y se le nota con la ropa tradicional que siempre lleva, sin renunciar a ser una mujer. Es una líder nata sin adoptar los códigos masculinos.
Si echamos la vista atrás, además, se puede comprobar que en ‘The Legend of Korra’ hay más heroínas que héroes. Pueden ser madres, abuelas, solteras, niñas y adolescentes y, sean lo que sean, pueden ser implacables, inteligentes y fuertes. ¿Dónde se había visto esto antes? La protagonista también entra en una especie de triángulo amoroso con su amigo Mako y Asami, una experta en tecnología, y sorprende que (¡voilà!) ellas jamás se enfadan. No entran en la típica dinámica de “me robas el hombre” sino que entienden que el culpable de la situación es él con su indecisión. Y, si bien los villanos suelen ser hombres, diría que no es casualidad que la última villana, Kuvira, sea precisamente una mujer, una especie de reverso negativo de la protagonista que tiene un ejército de hombres a su mando.
No hay ningún panfleto, no hay diálogos explícitamente sexistas que pongan sobre la mesa el debate. ‘Korra’ lo hace desde la normalidad. Y, si juntamos la fantástica factura técnica, los paisajes y criaturas de ensueño, cómo maneja temas como la espiritualidad con una sensibilidad extraordinaria y compleja, y que encima tiene un discurso implícito precioso, hay que asumir que estamos ante historia.
Claro que hay algo que no he contado en esta opinión por contener detalles demasiado importantes del final. Aquí sigo para aquellos que quieren entender porqué ‘Korra’ fue todavía más allá.
Pero probablemente lo más rompedor es el viaje de la protagonista a nivel individual. Durante las cuatro temporadas vimos como pasaba de egoísta a altruista, de engreída a humilde, de intocable a vulnerable y en una última charla con su maestro Tenzen hizo este repaso mental. Cada experiencia sirve para entenderse mejor a uno mismo y, por ejemplo, había entendido que su relación con Mako era de amistad. Como se había demostrado a lo largo del tiempo, formaban un buen equipo pero no una buena pareja porque eran incapaces de tratarse con la sensibilidad oportuna.
Por esto, cuando a tres minutos del final entra su amiga Asami en escena, miles de chicas lesbianas se llevaron las manos a la cabeza. Durante años habían defendido que su relación de amistad podía ser algo más (bajo el nombre de Korrasami) y es cierto que habían desarrollado una amistad especial. Por encima de todo se entendían y, dentro de una ficción como esta sobre el proceso de maduración, algunos espectadores defendían que era el siguiente paso lógico de Korra. Y Konietzko y DiMartino lo hicieron.
Puede que Asami y Korra no se besen explícitamente pero se embarcan juntas en un viaje en solitario de la mano y con mirada cómplice. No existe margen para la duda y la hipótesis: en esta travesía individual, Korra descubrió que la única compañía que necesitaba era la de Asami y viceversa. Para una animación infantil, es un paso muy importante, sobre todo tratándose de los Estados Unidos, donde las asociaciones de padres son hijas de Satanás (con sotana de evangélicos).
De paso demostró que, a la hora de ser feministas, nadie gana a ‘The Legend of Korra’. Las mujeres tienen poder, pueden ser amigas, madres, líderes, protagonistas, ser fuertes y lesbianas. Pueden serlo todo y pueden ser lo que quieran, siempre y cuando luchen por ello. Para una serie supuestamente juvenil, no está nada mal que su discurso acabe trascendiendo por todo el panorama televisivo, siendo transgresor y llevando más allá los universos de heroínas que hay o ha habido (‘Buffy’, ‘Alias’, ‘Homeland’).
Korra, ahora ya puedes pasar tranquilamente a los anales de la historia de la televisión.
Mi recorrido con ‘The Legend of Korra’ ha sido precipitado. Quería terminar la serie antes de terminar el año 2014 porque intuía que sería de lo mejor que hubiera visto y no quería ignorarla en la lista que publicaré en unos días. Pero esto, que suena como un esfuerzo, fue precisamente todo lo contrario. Maratones, expectativas y un final que he podido ver con los demás seguidores de la serie (a nivel temporal, no físico). Y, si soy sincero, me emociona la idea que he presenciado semejante evento. Korra fue más allá, ella sí literal y metafóricamente.
De la serie pueden alabarse, por ejemplo, todos los elementos que lleguen a la vista y a la mente. Era un spin-off de ‘Avatar: The last airbender’ pero Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko lo escribieron para espectadores más adultos, esos niños que ya conocían el universo pero habían crecido. Pero mantuvieron las claves de la mitología: el Avatar es la figura que debe mantener el equilibrio de un mundo dividido en cuatro naciones: tierra, aire, agua y fuego (que además representan distintas razas y culturas) y Korra era el último ejemplo.
Optaron por un reparto muy coral desde el principio (algo que ‘Avatar’ acabó teniendo), donde ningún secundario es despreciado y tiene su momento de gloria, con pasado, motivaciones y aptitudes. Y mezclaron a la perfección humor, espiritualidad, lucha con buenas coreografías (y siempre justificada) y trascendencia. El Avatar, Korra en este caso, tiene como trabajo salvar el mundo y esto no es precisamente una tarea sencilla.
Aparte de los conceptos mencionados al principio que acercaron a un público que no necesariamente había destinado unos minutos a plantearse, la mayor obra de Dante y Konietzko fue elegir a Korra como la siguiente Avatar después de Aang. Escribieron una incuestionable heroína que, además, se diferencia bastante de aquellas que hemos visto hasta el momento. Se distancia, por ejemplo, del modelo ‘Ángeles de Charlie’ donde todas están tan delgadas que es incapaz que su piel albergue músculos. Ella es musculosa y se le nota con la ropa tradicional que siempre lleva, sin renunciar a ser una mujer. Es una líder nata sin adoptar los códigos masculinos.
Si echamos la vista atrás, además, se puede comprobar que en ‘The Legend of Korra’ hay más heroínas que héroes. Pueden ser madres, abuelas, solteras, niñas y adolescentes y, sean lo que sean, pueden ser implacables, inteligentes y fuertes. ¿Dónde se había visto esto antes? La protagonista también entra en una especie de triángulo amoroso con su amigo Mako y Asami, una experta en tecnología, y sorprende que (¡voilà!) ellas jamás se enfadan. No entran en la típica dinámica de “me robas el hombre” sino que entienden que el culpable de la situación es él con su indecisión. Y, si bien los villanos suelen ser hombres, diría que no es casualidad que la última villana, Kuvira, sea precisamente una mujer, una especie de reverso negativo de la protagonista que tiene un ejército de hombres a su mando.
No hay ningún panfleto, no hay diálogos explícitamente sexistas que pongan sobre la mesa el debate. ‘Korra’ lo hace desde la normalidad. Y, si juntamos la fantástica factura técnica, los paisajes y criaturas de ensueño, cómo maneja temas como la espiritualidad con una sensibilidad extraordinaria y compleja, y que encima tiene un discurso implícito precioso, hay que asumir que estamos ante historia.
Claro que hay algo que no he contado en esta opinión por contener detalles demasiado importantes del final. Aquí sigo para aquellos que quieren entender porqué ‘Korra’ fue todavía más allá.
Pero probablemente lo más rompedor es el viaje de la protagonista a nivel individual. Durante las cuatro temporadas vimos como pasaba de egoísta a altruista, de engreída a humilde, de intocable a vulnerable y en una última charla con su maestro Tenzen hizo este repaso mental. Cada experiencia sirve para entenderse mejor a uno mismo y, por ejemplo, había entendido que su relación con Mako era de amistad. Como se había demostrado a lo largo del tiempo, formaban un buen equipo pero no una buena pareja porque eran incapaces de tratarse con la sensibilidad oportuna.
Por esto, cuando a tres minutos del final entra su amiga Asami en escena, miles de chicas lesbianas se llevaron las manos a la cabeza. Durante años habían defendido que su relación de amistad podía ser algo más (bajo el nombre de Korrasami) y es cierto que habían desarrollado una amistad especial. Por encima de todo se entendían y, dentro de una ficción como esta sobre el proceso de maduración, algunos espectadores defendían que era el siguiente paso lógico de Korra. Y Konietzko y DiMartino lo hicieron.
Puede que Asami y Korra no se besen explícitamente pero se embarcan juntas en un viaje en solitario de la mano y con mirada cómplice. No existe margen para la duda y la hipótesis: en esta travesía individual, Korra descubrió que la única compañía que necesitaba era la de Asami y viceversa. Para una animación infantil, es un paso muy importante, sobre todo tratándose de los Estados Unidos, donde las asociaciones de padres son hijas de Satanás (con sotana de evangélicos).
De paso demostró que, a la hora de ser feministas, nadie gana a ‘The Legend of Korra’. Las mujeres tienen poder, pueden ser amigas, madres, líderes, protagonistas, ser fuertes y lesbianas. Pueden serlo todo y pueden ser lo que quieran, siempre y cuando luchen por ello. Para una serie supuestamente juvenil, no está nada mal que su discurso acabe trascendiendo por todo el panorama televisivo, siendo transgresor y llevando más allá los universos de heroínas que hay o ha habido (‘Buffy’, ‘Alias’, ‘Homeland’).
Korra, ahora ya puedes pasar tranquilamente a los anales de la historia de la televisión.
3 comentarios:
Me ha conmovido el texto que has escrito sobre Korra. De verdad que ha sido una de las mejores series que he visto sin duda! ¿Facebook del blog no tienes no? Me he hecho una cuenta en google solo para poder escribir este comentario jajaj Muchas gracias!! :)
No tengo Facebook del blog pero puedes seguirme en Twitter, tengo un podcast que sí tiene grupo de Facebook (Yo disparé a J.R.) y para cualquier cosa tengo mi correo en el perfil.
Muchas gracias, Sergio.
Voy a empezar a ver Korra simplemente por la gran cantidad de comentarios positivos que has ido dejando en Twitter y en el blog al respecto. Le tengo muchas ganas. No sé si bajarme las expectativas por no llevarme un chasco. Bueno, gracias por darle tanta voz a la serie, a mí me has convencido. A ver qué sale de ahí :)
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