One Tree Hill 4ª Temporada: Consolidándose en el podio

Jamás graduarse había sido un camino tan largo. Dos años han tardado, los de One Tree Hill, en hacer el último curso del instituto. Los miedicas de los creadores no se atrevieron a dar el paso definitivo a la universidad a sabiendas que se podían quedar en el camino (sino que se lo pregunten a Veronica Mars o O.C.). Y para nada les ha salido mal la jugada: la cuarta temporada de One Tree Hill ha tenido un desarrollo óptimo, sin que se notara la trampa de guión. Ha sido ligeramente inferior a la tercera, que fue una revolución de los guionistas que decidieron dar caña a los protagonistas de tan calmado pueblo, y MUY superior al inicio de la serie: soso, repetitivo y prescindible. Resumiendo: ha logrado asentar a One Tree Hill en el podio de las buenas series adolescentes (que no de las series en general).

En una temporada marcada por los múltiples embarazos, el campeonato de básquet (con chanchullos incluídos), la relación de amor-odio entre Brooke (Sophia Bush) y Peyton (Hilarie Burton), y la aparición del nuevo hermano de esta, lo que probablemente más ha fallado es todo lo que acarreó el asesinato de Keith. Los remordimientos de Dan (Paul Johansson) y el acecho que sufre por parte de un desconocido (¿o su propia imaginación?) sirven para coger con pinzas un hilo argumental muy mal tratado por los guionistas. Por otro lado, el desarrollo de un sexto sentido por parte de Lucas Scott directamente no se puede coger por ningún lado y su justificación cristiana no resulta una base suficientemente sólida (por lo menos a este lado del atlántico). Sin embargo, esto sólo es un aspecto y las demás tramas sí que se han sustentado correctamente, sobretodo en el caso del rubio Derek (Matt Barr), un nuevo personaje, que aunque no aparezca en muchos episodios sí que dio mucho juego.

Aún así, lo que no se entiende es el cambio de Chad Michael Murray y su más marcado estilo de interpretación basado en una pose reflexiva y de perdonavidas. Casi arruina toda la serie. Está impasible. En contraste, el muy limitado James Lafferty (Nathan) parece esforzarse: ¿Que no sabe llorar? Pues intenta disimularlo. Y viendo a Michael Murray en La Casa de Cera o al principio de One Tree Hill, no se entiende este cambio porque Lucas (el personaje que interpreta) no es que haya renacido. Sophia Bush, por lo menos, ha sido más constante y desde siempre que ha actuado con los mismos (y poco variados) registros. Porque One Tree Hill puede tener algunas bazas buenas; el talento interpretativo del reparto no es una de ellas (con perdón de Hilarie Burton, siempre digna).

Ahora tocará ver como se las apañará One Tree Hill en su quinto año: los creadores ya han anunciado que harán un salto de cuatro años y volverán en invierno con las licenciaturas bajo el brazo. Si peligroso era adentrarse en la universidad, más lo es hacerles crecer cuatro años de golpe. Una apuesta arriesgada, cierto, pero también novedosa e increíblemente interesante. ¿Cambiará también el estilo de la serie, con un contenido más adulto?

Lo que queda claro es que un ciclo se ha cerrado. De hecho, lo dejaron claro en el último episodio de la temporada, con las protagonistas bailando el Wannabe de las Spice Girls recordando viejos tiempos. Puede resultar irrisorio pero en realidad fue una gran idea. Con esa escena dejaron claro que dejaban de ser las niñas que habían sido y que se adentraban en una etapa más madura. Cómo volverán es una incógnita. Lo que está claro es que después de unas primerizas andaduras poco prometedoras, han conseguido remontar y han logrado dejar un buen recuerdo del instituto, tanto para ellos como para los adolescentes espectadores.

One Tree Hill se emite por el Canal Cosmopolitan y la 2 (TV2)