Aún así, los Walker siguen siendo una familia muy “americana” en el sentido más típico de la palabra: sin saber cómo, tienen tendencia a reflexionar sobre el matrimonio y también consiguen pronunciar, de pasada, el concepto “familia” cada pocos segundos. Otro aspecto a tener en cuenta es la politización de la serie desde la aparición de Rob Lowe. Si esta temática siempre había estado presente, incorporar un Senador al elenco no favoreció la adaptación transatlántica puesto que ni los republicanos son como los populares, ni los demócratas como los socialistas, y menos el perfil de sus votantes, ya que si los demócratas fueran el equivalente a los socialistas, entonces los Alcántara de Cuéntame serían los Walker. Y, sin parar mucha atención a sus respectivos hogares, diría que la diferencia es abismal.
El carácter regional de Cinco Hermanos, no obstante, es más anecdótico que otra cosa. En la nueva serie de Calista Flockhart lo realmente importante son los personajes y en este apartado la serie cumple con creces. Menos en el caso de Tommy (Balthazar Getty), un hermano más funcional y situacional que con
Pero si algo no se puede recriminar a los guionistas de Cinco Hermanos es su habilidad para manejar cada elemento del que disponen. ¿Que un episodio gira alrededor de una oligofrénica competición de juegos de mesa? Pues como buenos profesionales que son le sacan jugo. Nunca pierden de vista que su tarea es entretener en cada momento e incluso de la más trivial conversación consiguen extraer algún diálogo antológico como el divertidísimo duelo de titanes entre Sally Field y Calista Flockhart en la season finale. Y, como guinda del pastel, la última escena de la temporada. Porque lo light también puede ser bueno.
Cinco Hermanos se emite por Cuatro y el canal digital Fox.
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