El sargento Gabriel con el ojo en el punto de mira. Provenza en la furgoneta. El inspector Tao y Sánchez vigilando en la calle. Flynn paseando por donde debería aparecer el cebo que tienen preparado para el topo de la CIA. Y Brenda Johnson (Kyra Sedgwick) desde la sala de interrogatorios con los cascos puestos comunicándose con todos ellos.
Pero Gabriel tiene una duda. Duda si los de la CIA son buenos o malos, sobre si ayudándolos con este caso se debe sentir bien o mal porque no está seguro de la naturaleza de la organización estatal. Y la subjefa de policía, con el micro delante, le cuenta una historia.
Recuerdo que una vez oí un discurso sobre lo que significaba ser un agente de la CIA. Y el hombre que lo daba habló de la lucha por el control de la civilización y de cómo siempre libramos la misma batalla. Y puso como ejemplo la Edad Media. Habló de cómo por un lado estaba el pragmático Rey, ambicioso y sediento de poder, que se aprovechaba del pueblo siempre que podía. Y por otro lado estaba la Iglesia, idealista, que obligaba a todo el mundo a cumplir las mismas normas y a creer en lo mismo. Y ni el Rey ni la Iglesia eran totalmente buenos o malos. Ambos hicieron cosas terribles para poder obtener sus fines. Cosas terribles de verdad. Pero lo importante de la historia era que esa lucha de la Edad Media aún sigue existiendo. Que la Iglesia y el Rey pueden tomar distintas formas y filosofías pero que nunca dejarán de enfrentarse. Pragmáticos contra idealistas. Y que casi siempre es mejor echarse a un lado y dejarles luchar entre ellos. Pero de vez en cuando uno de los bandos decide que sería mejor volar el mundo entero para salirse con la suya y cuando eso pasa ya no puedes seguir echándote a un lado. Hay que elegir bando. Y por eso esta noche, al menos, servimos al Rey.
Lo cuenta pausadamente como si se tratara de un cuento. La cámara la sigue con primerísimos primeros planos de su expresiva cara, entregada enteramente a la narración. Quiere que sus empleados entiendan su labor, no los trata como meros funcionarios. Comprende las dudas. La cámara muestra a cada uno de ellos de incógnito por las calles mientras estan atentos de si llega el cebo o no. Pero no dejan de escucharla en ningún momento, ni la interrumpen durante el más de minuto y medio de monólogo que cita Brenda porque saben que, en el fondo, esta noche estan sirviendo a la Reina.
The Closer se puede ver en Cuatro y el canal Calle 13.
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