Kyle XY 1ª Temporada: Delicioso Cóctel

Se despierta desnudo sin saber nada. No habla y no parece entender nada de lo que le dicen. No sabe qué debe comer, ni qué es orinar. Tampoco es que los demás sepan mucho más de él. No tiene ni nombre, ni ombligo, ni nadie lo busca, no hay pistas que indiquen cómo ha podido llegar desnudo al bosque. Sólo se sabe que tiene grandes aptitudes para asimilar cualquier tipo de conocimiento y que, por su constitución física, debe de tener aproximádamente dieciseis años. Un asistente social lo bautiza con el nombre de su hermano. Ya no es solamente un adolescente. Ahora es Kyle. Y no está solo: Los Trager están con él para ayudarlo a recordar su pasado y encontrar su propia identidad entre tantas nuevas experiencias.

Es inevitable que Kyle XY se adentre en los terrenos de la ciencia ficción, pues, ¿no es una incógnita poco humana la que esconde este chico sin ombligo y con una actividad cerebral imposible? Pero aún retozarse con este género y ser su base argumental, Kyle XY tiene mucho más que ver con los seriales más teen y familiares, puesto que los sentimientos de todos sus protagonistas, no sólo de Kyle, son la verdadera baza de este producto.

El mejor acierto es haber creado dos hijos de carne y hueso. Mientras que Josh (Jean-Luc Bidoleau) es un adolescente pajillero que esconde revistas guarras entre los juegos de mesa e intenta aparentar ser más de lo que verdaderamente es, Lori (April Matson) goza de una complejidad ejemplar en su tratamiento. El personaje, que en un principio puede parecer bastante ligero de cascos, es en realidad una buena recreación de la entrada de las mujeres en la sexualidad y de los problemas que deben afrontar los adolescentes. Refleja las emociones de la forjarse hacia la madurez y adquirir responsabilidades, y esa manera de hacer de los adolescentes como si todo fuera la primera vez y con los sentimientos a flor de piel. No obstante, los padres no han sufrido la misma suerte y el padre es más bien funcional mientras que la madre es empática hasta la saciedad (Marguerity McIntyre consigue hacer de Nicole la madre entrañable que se merece).

Aún así, a la serie también se le achaca tener que desenvolverse entre diversos géneros. Para tener al espectador en vilo, los guionistas añaden en cada episodio alguna escena sobre los secretos que puede ocultar Kyle (Matt Dallas) y muestran a un hombre con cara de malas pulgas observándole contínuamente. Al más puro estilo Mujeres Desesperadas. Lástima que aquí la fórmula no corre la misma suerte porque la mezcla de teen y valores familiares con estas escenas inquietantes parecen poco creíbles. Pese a todo, también son necesarios estos añadidos ya que sino Kyle XY sería un O.C. de visión más antropológica. Y es que la serie funciona muy bien con el arranque más antropológico del principio. Las reflexiones de Kyle, quien aprende cómo dormir o qué es una erección, también llegan a cotas de profundidad interesantes en un producto como este. Sus pensamientos acerca de las mentiras, por ejemplo, muestran la complejidad de nuestra sociedad, donde no debemos decir mentiras pero que no podemos vivir sin ellas.

Kyle XY es teen, es familiar, es ciencia ficción y un poco de intriga. Y el cóctel consigue estar en el punto justo de sabor. Para quien le guste la ciencia ficción quizás el cóctel estará demasiado soso. Para los que les vaya la intriga, lo encontrarán insulso. Pero a quien le vaya un enfoque adolescente bien recreado y el entretenimiento familiar (con dos dedos de frente), la serie les será de lo más deliciosa. Tan ligera como sabrosa.

Kyle XY se transmite por Cuatro y por la cadena de pago Sci-Fi.