Chuck (Zachary Levi) no es lo que se considera precisamente un triunfador: es muy amigo de su único (y pesado) amigo, soltero empedernido (sin vida sexual a la vista) y dependiente de una tienda de informática. Pero su vida da un giro de 180º cuando recibe un e-mail y al abrirlo millones de imágenes son procesadas por su cerebro. Sin quererlo, Chuck se ha convertido en un disco duro con los secretos más importantes para los servicios de la inteligencia de Estados Unidos. De esta manera, Chuck pasa de ser un perdedor con una monótona vida a un agente especial. Eso sí, no está solo: una explosiva rubia de armas tomar (Yvonne Strahosvky) y un frío y duro agente (Adam Baldwin) le controlarán. Pero, ¿Por qué la inteligencia americana no guardaba más copias de la información más valiosa de Estados Unidos? ¿Cómo puede Chuck haber procesado tanta información? ¿Cómo pueden dejarle llevar otra vez su vida normal y corriente?
La regla número uno para seguir Chuck es no intentar entender exáctamente el planteamiento de la serie: surgen tantas incongruencias e interrogantes como en la isla de Perdidos. A partir de aquí, no hay más reglas: se puede gozar tranquilamente de esta comedia en clave de acción. Porque Chuck tiene acción en cada episodio, sí, pero tiene mucho más de comedia geek (o sea, de freaks), con los peculiares compañeros de trabajo (también adictos a los ordenadores, a los juegos, al porno) o la hermana que intenta llevar a Chuck por el buen camino y no pierde la esperanza de que pueda reintroducirse en la sociedad.
Desde un punto de vista cómico, Chuck funciona. En este aspecto, Zachary Levi ayuda mucho: encaja a la perfección con el papel. Lo mismo puede decirse de los demás del reparto que interpretan a unos personajes de trazos muy gruesos: la chica de la serie está buena, buena (en la foto, la versión lista del angel de Charlie interpretado por Cameron Díaz), el agente duro tiene cara de haberse cargado a todos sus amigos, los (divertidísimos) compañeros de trabajo son unos bichos raros y el mejor amigo incluso llegar a resultar repugnante. Y por destacar está la hermana, una Sarah Lancaster que actúa como siempre (como en Everwood o ¿Qué hacemos con Brian?). Y es que su caso es inexplicable: pese a actuar siempre igual, siempre está igual de encantadora. Será cosa de la presencia. Aunque volviendo a la comedia, Chuck también puede cansar un poco con su concepto freak y con la torpeza del protagonista, a quien le queda mucho (quizás demasiado) por aprender. Además, el comportamiento del mejor amigo (Joshua Gomez) llega a ser asqueroso en algunos momentos y odioso en otros. En lugar de ser gracioso, acaba siendo desagradable de ver.
Por otro lado, no se debe obviar la acción en Chuck. Con luchas cada X minutos, no deja de estar bien coreografiada pese a ser un producto cómico. No tiene nada de casera esta serie, sino un estilo visual acurado, con clase, como las versiones fílmicas de Los Ángeles de Charlie (¿casualidad que el productor ejecutivo sea McG, el director de ambas películas?). De hecho, las letras del título incluídas en el tercer episodio lo demuestran, geniales. Y el ritmo está bien llevado (debe tenerse en cuenta que el creador es Josh Schwartz, el mismo que O.C. y Gossip Girl).
La regla número uno para seguir Chuck es no intentar entender exáctamente el planteamiento de la serie: surgen tantas incongruencias e interrogantes como en la isla de Perdidos. A partir de aquí, no hay más reglas: se puede gozar tranquilamente de esta comedia en clave de acción. Porque Chuck tiene acción en cada episodio, sí, pero tiene mucho más de comedia geek (o sea, de freaks), con los peculiares compañeros de trabajo (también adictos a los ordenadores, a los juegos, al porno) o la hermana que intenta llevar a Chuck por el buen camino y no pierde la esperanza de que pueda reintroducirse en la sociedad.
Desde un punto de vista cómico, Chuck funciona. En este aspecto, Zachary Levi ayuda mucho: encaja a la perfección con el papel. Lo mismo puede decirse de los demás del reparto que interpretan a unos personajes de trazos muy gruesos: la chica de la serie está buena, buena (en la foto, la versión lista del angel de Charlie interpretado por Cameron Díaz), el agente duro tiene cara de haberse cargado a todos sus amigos, los (divertidísimos) compañeros de trabajo son unos bichos raros y el mejor amigo incluso llegar a resultar repugnante. Y por destacar está la hermana, una Sarah Lancaster que actúa como siempre (como en Everwood o ¿Qué hacemos con Brian?). Y es que su caso es inexplicable: pese a actuar siempre igual, siempre está igual de encantadora. Será cosa de la presencia. Aunque volviendo a la comedia, Chuck también puede cansar un poco con su concepto freak y con la torpeza del protagonista, a quien le queda mucho (quizás demasiado) por aprender. Además, el comportamiento del mejor amigo (Joshua Gomez) llega a ser asqueroso en algunos momentos y odioso en otros. En lugar de ser gracioso, acaba siendo desagradable de ver.
Por otro lado, no se debe obviar la acción en Chuck. Con luchas cada X minutos, no deja de estar bien coreografiada pese a ser un producto cómico. No tiene nada de casera esta serie, sino un estilo visual acurado, con clase, como las versiones fílmicas de Los Ángeles de Charlie (¿casualidad que el productor ejecutivo sea McG, el director de ambas películas?). De hecho, las letras del título incluídas en el tercer episodio lo demuestran, geniales. Y el ritmo está bien llevado (debe tenerse en cuenta que el creador es Josh Schwartz, el mismo que O.C. y Gossip Girl).
Esencialmente, los episodios son pequeñitas películas de agentes especiales: la versión televisiva del híbrido que hubiera salido al mezclar Mentiras Arriesgadas de James Cameron con las adaptaciones de McG. Porque Chuck bebe de Mentiras Arriesgadas, con un protagonista metido en un embrollo inesperado, como la mítica Jaime Lee Curtis del filme. Por no hablar del tango del tercer episodio con la deslumbrante Miss España, Lorena Bernal, un guiño al mítico baile de la película ya plagiado en El Señor y la Señora Smith.
Básicamente, pasando por alto la ilógica premisa argumental, Chuck es resultón y divertido. Aún así, quien no soporte el humor con estereotipados adictos informáticos incapaces de hacer nada lejos de una pantalla de ordenador, que no se tome la molestia, porque Chuck es un agente especial muy freak.
Básicamente, pasando por alto la ilógica premisa argumental, Chuck es resultón y divertido. Aún así, quien no soporte el humor con estereotipados adictos informáticos incapaces de hacer nada lejos de una pantalla de ordenador, que no se tome la molestia, porque Chuck es un agente especial muy freak.
Chuck se emite en el canal digital Calle 13.
9 comentarios:
jeje, muy buena descripción, aun no vi mucho de esta serie pero bueno.jeje
Ey, un respeto con Sarah Lancaster. Menos mal que ha dicho que está encantadora, jejej
luih, no te puedes quejar. que prácticamente la dejo por las nubes. ;)
jeje, si pero también he visto lo que has puesto en el de what about brian, y eso ya no me ha gustado tanto... A mi es que me volvió loco en Everwood.
para empezar... en ¿qué hacemos con brian? dejó mal a su personaje. Y no me vayas a decir que en esa serie tiene morbo... porque no. :P
no, vamos a ver, si morbo esa tía = 0. Pero tu mismo lo has dicho en el texto más arriba: "es encantadora". Y eso, quieras que no, le da su cosilla.
Aviso: pienso retractarme oficialmente de algunas cosas mencionadas en la crítica.
Porque...
A partir de hoy es, con permiso de Pushing Daisies, la revelación de este año. Y lo mejor: los compañeros de trabajo de lo más freaks.
Si se confirma que la temporada se ha acabado aquí... llegará la crítica de la temporada en breves.
Perdon por el reflote que voy a hacer de esto, pero mañana mismo empiezo con Chuck, así que a ver que tal :D
luih, tu reflota cuanto quieras jejej. Yo aviso que al principio Chuck me tenía un poco :S. pero cuando le pillas el gustillo a la tienda de nerds... lo de menos pasa a ser las aventuritas de espías de casa episodio.
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