Victor Garber, Kerr Smith y Rebecca Mader. Tres rostros archiconocidos para aquellos aficionados a la televisión. Alias, Dawson Crece y Perdidos. De eso los conocemos, sí. Lo más extraño, pero, es que no tenía ni idea de que habían estado unidos en una misma serie. Ni el seco Jack Bristow, ni el simpático homosexual Jack McPhee, ni la enigmática Charlotte Lewis. Y es que resulta que todos ellos formaron el equipo de abogados de Jerry Bruckheimer en su serie llamada Justicia.
Ahora TV3 la ha estrenado. Sin saber de donde bajaba, los catalanes empezamos a encontrarnos los tráilers de esta serie de la que no había oído a hablar y cuyo elenco era, por lo menos, interesante (pese a que ya apunté en su momento que no podía con Garber). Este drama judicial, que se emitió en 2006, siguió con la mala suerte de su predecesora en parrilla, la también cancelada Vanished, y fue fulminada con tan sólo 14 episodios (de los cuales los dos últimos ni tan siquiera fueron emitidos en Estados Unidos).
Justicia es, por encima de todo, uno de los últimos proyectos televisivos de la factoría Bruckheimer. ¿Que qué quiere decir esto? Pues un montaje salvajemente adrenalínico (incluso más que en los CSI), personajes funcionales pero correctos (algo que sólo sucedía en Las Vegas) y nada de arcos argumentales perpetuos (lo del asesino de las miniaturas fue una excepción obligatoria después de tantos años de investigadores de escenas del crimen). ¿Y por qué? Porque este productor tiene claro qué es lo que se lleva y qué se necesita para llevar a buen puerto un proyecto. Que por desgracia Justicia no tuviera éxito es un misterio, pero el hombre sabe como encargarse de sus proyectos.
No es difícil de imaginar como debió gestar esta serie. “¿Podéis idear un CSI de abogados?” debió pedir a sus empleados. Seguramente de la misma forma en que pidió hace años que hicieran “una peli con muchos psicópatas dentro de un avión” (que tuvo como resultado la exitosa Con Air). Bruckheimer tiene claro lo que el público quiere y no escatima en recursos para conseguirlo. En Justicia se puede ver su efectividad una vez más.
Asimismo, después de ver el primer episodio emitido por TV3 puedo decir que hubo un enfoque nunca visto antes. La mercadotecnia que rodea el caso en cuestión, la contratación de jurados paralelos para valorar el avance del juicio y hacer las mejoras correspondientes o el consecuente seguimiento de los medios de comunicación fueron los hechos más remarcables. De hecho, por mi condición de periodista, es este último aspecto el que me pareció más ameno y que le otorgaba al producto el punto diferencial.
Hoy en día, con la experiencia del terrible asesinato de las niñas de Alcàsser, por ejemplo, es indiscutible mencionar la importancia de los distintos medios a la hora de contemplar un caso y un proceso judicial. Es necesario tener en cuenta estas variables puesto que no sólo importa la opinión del juez y de un jurado teóricamente imparciales, sino de la gente de la calle que valora todo cuanto oye y cuyo parecer puede poner en jaque la conciencia de los implicados a la hora de sentenciar a los acusados, las autoridades y los testimonios.
Ahora TV3 la ha estrenado. Sin saber de donde bajaba, los catalanes empezamos a encontrarnos los tráilers de esta serie de la que no había oído a hablar y cuyo elenco era, por lo menos, interesante (pese a que ya apunté en su momento que no podía con Garber). Este drama judicial, que se emitió en 2006, siguió con la mala suerte de su predecesora en parrilla, la también cancelada Vanished, y fue fulminada con tan sólo 14 episodios (de los cuales los dos últimos ni tan siquiera fueron emitidos en Estados Unidos).
Justicia es, por encima de todo, uno de los últimos proyectos televisivos de la factoría Bruckheimer. ¿Que qué quiere decir esto? Pues un montaje salvajemente adrenalínico (incluso más que en los CSI), personajes funcionales pero correctos (algo que sólo sucedía en Las Vegas) y nada de arcos argumentales perpetuos (lo del asesino de las miniaturas fue una excepción obligatoria después de tantos años de investigadores de escenas del crimen). ¿Y por qué? Porque este productor tiene claro qué es lo que se lleva y qué se necesita para llevar a buen puerto un proyecto. Que por desgracia Justicia no tuviera éxito es un misterio, pero el hombre sabe como encargarse de sus proyectos.
No es difícil de imaginar como debió gestar esta serie. “¿Podéis idear un CSI de abogados?” debió pedir a sus empleados. Seguramente de la misma forma en que pidió hace años que hicieran “una peli con muchos psicópatas dentro de un avión” (que tuvo como resultado la exitosa Con Air). Bruckheimer tiene claro lo que el público quiere y no escatima en recursos para conseguirlo. En Justicia se puede ver su efectividad una vez más.
Asimismo, después de ver el primer episodio emitido por TV3 puedo decir que hubo un enfoque nunca visto antes. La mercadotecnia que rodea el caso en cuestión, la contratación de jurados paralelos para valorar el avance del juicio y hacer las mejoras correspondientes o el consecuente seguimiento de los medios de comunicación fueron los hechos más remarcables. De hecho, por mi condición de periodista, es este último aspecto el que me pareció más ameno y que le otorgaba al producto el punto diferencial.
Hoy en día, con la experiencia del terrible asesinato de las niñas de Alcàsser, por ejemplo, es indiscutible mencionar la importancia de los distintos medios a la hora de contemplar un caso y un proceso judicial. Es necesario tener en cuenta estas variables puesto que no sólo importa la opinión del juez y de un jurado teóricamente imparciales, sino de la gente de la calle que valora todo cuanto oye y cuyo parecer puede poner en jaque la conciencia de los implicados a la hora de sentenciar a los acusados, las autoridades y los testimonios.
Por este factor y por el nervioso ritmo aplicado (que no deja descanso alguno al espectador), Justicia me ha parecido un muy refrescante estreno para este verano. No obstante, es un disgusto comprobar una vez más el infortunio que acompaña a esta producción después de ver el penoso 9’4% de share con el que debutó en TV3. Claro que tampoco se le puede achacar toda la culpa a la serie, puesto que, desafortunadamente, la cadena catalana tampoco es que aúpe sus programas al estrellato.
6 comentarios:
Creo que he visto algún capítulo cuando la pasaron por Telemadrid, y no le vi mucho sentido. Quiero decir, que me imagino por qué la cancelaron, porque tampoco es que aportara mucho a las series de abogados...
No la conocía, solo he visto su audiencia en TV3 y no es nada prometedora la verdad.
A ver como evoluciona...
Yo ni me enterado de este estreno. Me lo apunto!!
Yo la vi el otro día haciendo zapping y si me paré unos minutos a verla fue precisamente por su elenco. Era en plan "¡El padre de Sidney Bristow!¡Ostia, Jack el de Dawson!¡Y la nueva de Perdidos!". POr lo demás, las series de abogados no me matan demasiado (lo más que he visto ha sido Ally McBeal...).
Blasfemia: Victor Garber es Dios.
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