Camp Rock: Canciones, rosquillas y Roacutan

El éxitazo de High School Musical no iba a pasar desapercibido a los directivos de la Disney. Demasiado curtidos están como para no aprovechar un buen filón cuando lo ven. Pero después de la película, secuela, el estreno en cines de la tercera, las revistas, los espectáculos sobre hielo, las bandas sonoras, airear los cástings y encumbrar a Zach Efron y Vannessa Hudgens, ¿qué les quedaba por hacer? Pues ir a por otro filón y sobre todo ahora que Efron parece estar emancipándose de la casa Disney, y que Hudgens y Miley Cyrus (otra estrella del canal, Hannah Montana) están haciendo todo lo posible para cargarse su imagen de angelicales chicas para convertirse en efervescentes sexualidades.

Así apareció Camp Rock, otra película para televisión escudada con un montón de acneicas canciones. No obstante, a diferencia de HSM, que se reveló como la gran sensación televisiva de la temporada y consiguió una repercusión mediática sin precedentes, este largometraje acerca unos chavales que acuden a un campamento musical huele a descarado refrito sin la frescura que aportaron los chicos de tan lírico instituto. Y es que a pesar del bodrio que fue la segunda parte, la original por lo menos produjo una banda sonora decente y ofreció un espectáculo digno para la pequeña pantalla, siempre teniendo en cuenta que todo va dirigido a los más pequeños del hogar.

Camp Rock, en cambio, pone la directa en todos los aspectos y ni se preocupa de que las voces de los protagonistas encajen con unas canciones que pretenden dar cobijo a las inseguridades de los adolescentes ("siempre he sido la clase de chica / que esconde su cara / con miedo de decir al mundo / lo que tengo que decir / ... / Pero es hora de hacerte saber que / esto es real / así soy yo"). Además, la forzada Demi Lovato, a quien se intentó llevar al estrellato con esta película, no tiene el suficiente carisma como para aguantar toda esta parafernalia montada alrededor de ella y que también sirve para amortizar un poco más a los cristianos (y vírgenes hasta el matrimonio) Jonas Brothers.

Ella nunca será una nueva Cyrus, ni una Hilary Duff o la versión femenina de Zac Efron (porque no olvidemos que si HSM es lo que es fue gracias a él y no a Hudgens). Por más prefabricados que fueran, la Disney debería entender que no se pueden ir sacando estrellas juveniles del horno de la factoría como si fueran rosquillas en otro desesperado intento de atraer a los compradores de Roacutan, que ven como sus ídolos cada vez son peores ejemplos a seguir (ante la horrorizada mirada del criogenizado Walt Disney).