Adolescentes con carácter (Crítica del arranque de United States of Tara)

No ser el primero en escribir una crítica comporta cierta contaminación a la hora de analizar su contenido. Normalmente, se intenta evitar referencias a los textos que han marcado, en mayor o menor grado, la opinión del crítico. Sin embargo, en ningún caso esta influencia debe ser asimilada como un factor perjudicial a la hora de visionar el producto: en la sociedad de la información es imposible llegar virgen al evento. Y a menudo puede resultar beneficioso, centrándote en algunos aspectos que no necesariamente deben descalificar el veredicto final.

Con United States of Tara debo reconocer dos artículos que sesgaron la forma de encararme a esta nueva serie del canal Showtime. El primero, no porque me aportara algo que no supiera, fue el crítico de El Mundo quien ya en septiembre anticipó el problema ante el que se enfrentaba la comedia acerca de una madre de familia con múltiples personalidades: el efecto Cold Mountain, o lo que es lo mismo, cuando el resultado de una suma es menor que la suma de sus partes. Y con Steven Spielberg de productor, Toni Collette de protagonista y Diablo Cody de guionista (de stripper al Oscar y del Oscar a la televisión) tenía muchos puntos. Desde que leí acerca del “efecto Cold Mountain” sentí la necesidad de valorar si se daba el caso o no. Pese a que las partes eran muy calificadas y potentes, y que el piloto no es gran cosa, no considero que se cumpla este particular (d)efecto. El producto final es lo suficientemente válido para no hablar con fatales palabras como “decepción” o “fracaso”.

Sin embargo sí que debo dar la razón, en parte, a la crítica de The New York Times que influyó en mi mirada en tres elementos clave: el hijo de la protagonista, la hija rebelde adolescente y cómo una de las múltiples personalidades, la juvenil, queda en evidencia al ponerla al lado de la hija. Y es que de la misma forma que le ocurrió a Cody con Juno, los trazos de las personalidades se acercan peligrosamente a la caricatura. En Juno bordeaba la línea; en United States of Tara y con las distintas caras de la protagonista, la sobrepasa. En una sitcom al uso, sería un tratamiento digno a la vez que un recurso fácil. En una comedia como esta, que quiere sonsacar la sonrisa, más que la carcajada, y que aspira a dotar de profundidad, es un error. De esta forma, la adolescente padece lo que yo llamaré “el efecto Showtime”: de tantas ganas de escandalizar, cae en el ridículo. Suerte que Buck, la faceta masculina, ruda y adicta a las armas de la protagonista, goza de un trato más realista (dentro de lo surrealista).

United States of Tara sin ser redonda, sí que es entretenida. La mano de Cody, aunque le temblara un poco, también impregna la serie de frases ingeniosas que dan ganas de apuntarlas y las perlas no son las múltiples personalidades, como era de suponer, sino la familia de alrededor de Tara, sobretodo los hijos. Son la prueba, junto con Juno y su novio, de lo bien que le sale moldear genuinos adolescentes (y de cómo le gustan, a tenor de su pública admiración por 90210). Y, a través de ellos, vuelve a diseccionar el concepto de familia, de forma desenfadada, menos conseguida pero resultona.