La antipatía que siento por las series de la CBS me marca a la hora de analizar las series de casos de las otras cadenas. Lo reconozco. Ya en su momento alabé Miénteme destacando que tenía una técnica de investigación bien elaborada. Me dejé iluminar por circunstancias ajenas: no se emitía en la cadena de CSI y El Mentalista y que tenía guiños muy graciosos hacia el mundo de la actualidad y la política. Pero, tras ver unos cuantos episodios más, vi que no pasaba de allí. El método cansa a la de tres y no acaba de interesar en ningún otro sentido, vacía como era. Ahora con The Listener no voy a caer en el mismo error.
En el Paseo de Gracia de Barcelona se anunció su estreno como si fuera uno de los eventos televisivos más importantes del año. La publicidad ocupaba una gran fachada que, en realidad, no se merecía. Esta serie sobre un ambulanciero que intenta ayudar a la policía gracias a sus ocultas dotes de escuchar los pensamientos no tiene nada destacable aparte de los increíbles ojos del protagonista, Craig Olegnik (solamente comparables con los de Matt Dallas, Kyle XY). Exhala falta de ambición en cada segundo y la mediocridad se extiende en todos los elementos con configuran la serie. Los personajes secundarios no tienen garbo y la forma en la que procede el leedor de mentes es previsible y faltada de dureza, como todo el concepto en sí. Seguramente no hubo nunca muchas expectativas entorno a la serie, aparte de probar cómo funcionaría el recorrido televisivo al revés y utilizar un producto menor para llenar la descafeinada programación veraniega en la que a veces se esconde alguna perla.
En el Paseo de Gracia de Barcelona se anunció su estreno como si fuera uno de los eventos televisivos más importantes del año. La publicidad ocupaba una gran fachada que, en realidad, no se merecía. Esta serie sobre un ambulanciero que intenta ayudar a la policía gracias a sus ocultas dotes de escuchar los pensamientos no tiene nada destacable aparte de los increíbles ojos del protagonista, Craig Olegnik (solamente comparables con los de Matt Dallas, Kyle XY). Exhala falta de ambición en cada segundo y la mediocridad se extiende en todos los elementos con configuran la serie. Los personajes secundarios no tienen garbo y la forma en la que procede el leedor de mentes es previsible y faltada de dureza, como todo el concepto en sí. Seguramente no hubo nunca muchas expectativas entorno a la serie, aparte de probar cómo funcionaría el recorrido televisivo al revés y utilizar un producto menor para llenar la descafeinada programación veraniega en la que a veces se esconde alguna perla.
Esta crítica, sin embargo, también está sesgada por el hecho que The Listener fue producida para ser consumida en el primetime televisivo cuando su puesto natural en la parrilla es otro. Imaginándola a las seis de la tarde, en esa hora tonta en la que a veces estás y otras no, la serie cumpliría con su función. Es mediocre, pero visible y sus episodios son perfectamente intercambiables. Si con el tiempo sobrevive, quizá la veremos ocupando ese hueco donde Juzgando a Amy o El Guardián encontraron el lugar que les corresponde, por lo menos en TV3. Y una vez colocada en su hipotético nuevo hogar, donde el listón siempre es más bajo, la valoración final sería mucho más benevolente.
8 comentarios:
Yo a los procedimentales, por lo general, ni me acerco. Vistos dos episodios, vista toda la serie.
Parece que todos pensamos lo mismo acerca de esta serie. Tópica por los cuatro costados, pero bien apuntado lo de su validez en otra franja horaria.
Bien visto lo del fallo de programación, como dices sus fallos no serían tan destacables si no hubiese sido vendida como serie de primetime. Tiene la cutrez de series como Rex, sólo que no es viejuna y por lo tanto no tiene perdón.
Buenom ya sabes que estamos de acuerdísimo en esto. Y yo que pensaba que lo monísisisimo que es el prota ya iba a ser un gran plus para mí :P pero ni eso.. no puedo con esta serie de ninguna de las formas.
ALX, los procedimentales son una opción muy válida. El problema es que últimamente no saben resolverlos óptimamente y todo resulta trillado o frío.
Jaina & Thursnext, es que creo que hay este problema hoy en día. Hay series que no deberían ser nocturnas. Por la tarde quedarían perfectas. Recuerdo, por ejemplo, el caso de Providence. Recuerdo que por la noche era un truño, pero como culebrón diario te entretenía (pese a seguir siendo un truño). Es cuestión de horario, porque Juzgando a Amy siempre me pareció digna pero no me la imagino de forma semanal por la noche.
Adri, el encanto que tiene el protagonista es que tampoco es un guapo-guapo. Es mono, tiene unos ojazos y esto te aproxima a él. Parece asequible.
Me retracto de todo lo dicho en mi página... vaya rollo!!! El piloto planteaba un historia personal que parecía prometer pero para nada... Acabo de ver el cuarto mientras que hacia un montón de cosas a la vez, por eso de darle otra oportunidad pero es que no... Estoy con Adri, hay ocasiones en que hay que contar lo que piensas pasado los capítulos y la verdad es que nada que ver con mi opinión inicial...
No la he visto (ni la veré) pero, joer, unánime: ¡aún no he leído ni una crítica que la pasara del aprobado! Sí que tiene que ser sosa...
Serie regulera regulera, se deja ver, pero poco más.
¡Saludos!
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