Que el terror sea ignorado sistemáticamente por los creadores televisivos y los ejecutivos que eligen los pilotos, no significa que cualquier producto del género que aparezca en pantalla tenga que ser un esfuerzo admirable. Con esta actitud, sin embargo, se esperó Harper’s Island, esa extraña apuesta de la CBS que rompía con su tediosa programación, llena de procedimentales y sitcoms.
Vimos en ella cierta novedad, al meter a un serial killer en una isla incomunicada, e ignoramos todas las señales que indicaban lo trágico de su contenido. Pero estaban allí. Desde el tráiler premonitorio, repleto de clichés, a un elenco que daba grima antes de verlo en pleno funcionamiento. ¿De verdad fui tan iluso de creer que una serie encabezada por Christopher Gorham, flanqueado por Richard Burgi y Harry Hamlin, podía llevar algo bueno?
Desde la primera escena, todos los tópicos van desfilando a todo trapo. Sólo de zarpar del puerto, camino a la isla del título, uno de los invitados muere decapitado por la turbina del barco. Y a partir de aquí no hay quien pare al psicópata de turno, que se dedica a apuñalar, disparar, descuartizar, colgar y partir en dos a todos los invitados de una boda, que piden a gritos una muerte sádica y dolorosa. Es para verlos caer con una amiga cachonda, una bolsa de palomitas y unos pompones para animar al psicópata.
No sólo hay una niña diabólica que debería ser la primera en morir (y que sorprende que sea fruto de la imaginación de un guionista profesional), sino que los amigos del protagonista son rematadamente estúpidos. O sea, chavales, si os encontráis un hombre asesinado con la cara desfigurada, no le cojáis el maletín con billetes manchados de sangre. Y si tenéis al psicópata en cuestión delante de vuestras narices, que se ha cargado a decenas de personas, no dudéis en apretar el gatillo. Para que se entienda, el “¿por qué no nos separamos?” es de las ideas más inteligentes y originales que se les ocurren.
No obstante, de todas las pifias habidas y por haber (motivo por el cual algunos también han contemplado esta serie como un placer culpable), quizá lo que más llama la atención es que a medio metraje la isla pase a estar deshabitada. Mientras que en un principio alberga un pueblo, de repente uno se da cuenta que sus habitantes han desaparecido, menos la camarera, la jefa del spa, el sacerdote, el sheriff y un par más (uno de los cuales es imbécil por definición). En una película que se estructurara en 90 minutos aún tendría excusa, pero aquí tuvieron 520 minutos para desarrollar la acción de una semana. Un poquito de por favor.
Por todo esto, Harper’s Island es un destino turístico que evitar este verano. No es que haga una apología de los parajes calmados como Men in Trees, porque un poco de marcha intestinal también va bien de vez en cuando, sino que sencillamente esto es un engendro de terror que no hay por donde coger, con resolución vergonzosa incluida. Con la experiencia que otorga la totalidad de la historia del cine, cuesta comprender cómo se pueden dar explicaciones tan sobadas, forzadas, inverosímiles y pseudofreudianas.
Vimos en ella cierta novedad, al meter a un serial killer en una isla incomunicada, e ignoramos todas las señales que indicaban lo trágico de su contenido. Pero estaban allí. Desde el tráiler premonitorio, repleto de clichés, a un elenco que daba grima antes de verlo en pleno funcionamiento. ¿De verdad fui tan iluso de creer que una serie encabezada por Christopher Gorham, flanqueado por Richard Burgi y Harry Hamlin, podía llevar algo bueno?
Desde la primera escena, todos los tópicos van desfilando a todo trapo. Sólo de zarpar del puerto, camino a la isla del título, uno de los invitados muere decapitado por la turbina del barco. Y a partir de aquí no hay quien pare al psicópata de turno, que se dedica a apuñalar, disparar, descuartizar, colgar y partir en dos a todos los invitados de una boda, que piden a gritos una muerte sádica y dolorosa. Es para verlos caer con una amiga cachonda, una bolsa de palomitas y unos pompones para animar al psicópata.
No sólo hay una niña diabólica que debería ser la primera en morir (y que sorprende que sea fruto de la imaginación de un guionista profesional), sino que los amigos del protagonista son rematadamente estúpidos. O sea, chavales, si os encontráis un hombre asesinado con la cara desfigurada, no le cojáis el maletín con billetes manchados de sangre. Y si tenéis al psicópata en cuestión delante de vuestras narices, que se ha cargado a decenas de personas, no dudéis en apretar el gatillo. Para que se entienda, el “¿por qué no nos separamos?” es de las ideas más inteligentes y originales que se les ocurren.
No obstante, de todas las pifias habidas y por haber (motivo por el cual algunos también han contemplado esta serie como un placer culpable), quizá lo que más llama la atención es que a medio metraje la isla pase a estar deshabitada. Mientras que en un principio alberga un pueblo, de repente uno se da cuenta que sus habitantes han desaparecido, menos la camarera, la jefa del spa, el sacerdote, el sheriff y un par más (uno de los cuales es imbécil por definición). En una película que se estructurara en 90 minutos aún tendría excusa, pero aquí tuvieron 520 minutos para desarrollar la acción de una semana. Un poquito de por favor.
Por todo esto, Harper’s Island es un destino turístico que evitar este verano. No es que haga una apología de los parajes calmados como Men in Trees, porque un poco de marcha intestinal también va bien de vez en cuando, sino que sencillamente esto es un engendro de terror que no hay por donde coger, con resolución vergonzosa incluida. Con la experiencia que otorga la totalidad de la historia del cine, cuesta comprender cómo se pueden dar explicaciones tan sobadas, forzadas, inverosímiles y pseudofreudianas.
6 comentarios:
No pasé del tercer episodio, y gracias por la recomendación de Men in Trees la he comenzado a ver en la 2 y me ha gustado, ahora tengo doble sesión de Anne Heche, como estoy viendo Hung también.
Harper's Island hace aguas por todos lados, pero reconozco que me lo he pasado estupendamente con ella. Quizás porque nunca me la tomé como la nueva genialidad que nos pretendían vender, sino como un simple entretenimiento veraniego.
La verdad es que Harper's Island no sólo ha sido decepcionaca sino que encima el final era una mamarrachada de las gordas.
Tienes razón en lo de cómo se queda la isla de deshabitada (que es lo que debería haber sido desde el principio.Es curioso que no se paren a pensar ni en darle alguna explicación, aunque sea chana como todo en su serie..
Tenía pensado bajármela jajaja, pero gracias por ahorrarme tiempo, me paso a ver Los Tudors directamente.
Pues la verdad es que lo he pensando y no hay muchas obras de género (ya no sólo terror, tampoco sci-fi) en la televisión actual. Una lástima que no haya dado más de sí esta propuesta, pero estaremos atentos a novedades que haya por ahí...
satrian, Hung la tengo por el ordenador desde hace tiempo. Y algo tengo claro: una vez lo empiece, habrá post dedicado a esta actriz que tanto odios despierta y que por otra parte está la mar de carismática en Men in Trees.
anade, es que ni como entretenimiento...
Adri, es que si te paras a pensar, teniendo en cuenta que algunos viven en la isla desde pequeños, significa que allí debe haber tiendas, hoteles, escuelas, restaurantes... Eso sí, lo resuelven todo con un "había gente encerrada en sus casas" al final. Tiene huevos la cosa.
Gotty, es que es muy mala. No se sustenta nada. Ni la trama, ni los personajes, ni el final... Harás bien hecho. ;)
Ibán, supongo que lo peor de todo es que la idea estaba bien: un serial killer en una isla y el misterio se resuelve en 13 episodios. Esperemos que este mal trago no asuste a los ejecutivos y que se decidan a llevar a cabo un proyecto parecido. Queremos más sangre en televisión! (Y que no sea la de los vampiros de True Blood)
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