De la Melrose Place original sólo recuerdo que era una de esas series con las que tenía que taparme los ojos cada dos por tres. Después de ver a las (por entonces) magníficas Brenda y Kelly en Sensación de Vivir, tenía la prerrogativa de no ver el sexual vecindario de inapropiado contenido. Lo más común, sin embargo, era que me quedara frito en el sofá. Así que, en comparación, lo único que puedo destacar es que, si tuviera criaturas, tampoco les dejaría sintonizar la versión 2.0 del drama que marcó a toda una generación. Pues aquí lo único que importa es el amor, el sexo y el dinero (aunque mejor todo mezclado). Vamos, lo que se esperaba a tenor de la muy obvia promoción.
El envoltorio, pero, es sorprendente ya que juega con una estética fría, hip y seductora, excesiva en cuanto a la música (claro que The Killers siempre se agradece), y en siete minutos sabe encontrar su propio tono. Ese complicado pero necesario cóctel de frivolidad californiana, humanidad y vicio sabe adueñarse de la función sin tirar de la nostalgia y da cuanto puede en cuarenta minutos. Y, a partir de una fórmula vieja, brinda la premisa de una serie que se antoja nueva y, lo que es más, atractiva. Algo que, por prefabricada y facilona, no supieron hacer con 90210.
El contrato con el espectador, además, no tiene trampa. Nadie puede acercarse a esta reformulación de Melrose Place y quejarse por escabrosa o superficial. Es un vecindario habitado por gente joven y guapa y donde la prostitución, las traiciones e incluso los asesinatos estarán a la orden del día; como tiene que ser. Por ello, que nadie la critique o, de hacerlo, que sea feroz también con el mito, porque jugar a dos bandas es rastrero.
Y aunque al final Heather Locklear se negara a reemprender su papel de Amanda, la urbanización actual no se escapa de dar cobijo a una calculadora y gélida devora-hombres (y mujeres) que debió ser un dolor de cabeza para los responsables del cásting. No obstante, Katie Cassidy, vista en Harper’s Island, parece haber nacido para hacer de zorra. Y ella, junto con la mayor parte del buenorro reparto, contrarresta de sobras la inclusión de una inepta Ashlee Simpson y del pesado de Michael Rady.
El envoltorio, pero, es sorprendente ya que juega con una estética fría, hip y seductora, excesiva en cuanto a la música (claro que The Killers siempre se agradece), y en siete minutos sabe encontrar su propio tono. Ese complicado pero necesario cóctel de frivolidad californiana, humanidad y vicio sabe adueñarse de la función sin tirar de la nostalgia y da cuanto puede en cuarenta minutos. Y, a partir de una fórmula vieja, brinda la premisa de una serie que se antoja nueva y, lo que es más, atractiva. Algo que, por prefabricada y facilona, no supieron hacer con 90210.
El contrato con el espectador, además, no tiene trampa. Nadie puede acercarse a esta reformulación de Melrose Place y quejarse por escabrosa o superficial. Es un vecindario habitado por gente joven y guapa y donde la prostitución, las traiciones e incluso los asesinatos estarán a la orden del día; como tiene que ser. Por ello, que nadie la critique o, de hacerlo, que sea feroz también con el mito, porque jugar a dos bandas es rastrero.
Y aunque al final Heather Locklear se negara a reemprender su papel de Amanda, la urbanización actual no se escapa de dar cobijo a una calculadora y gélida devora-hombres (y mujeres) que debió ser un dolor de cabeza para los responsables del cásting. No obstante, Katie Cassidy, vista en Harper’s Island, parece haber nacido para hacer de zorra. Y ella, junto con la mayor parte del buenorro reparto, contrarresta de sobras la inclusión de una inepta Ashlee Simpson y del pesado de Michael Rady.
El público, sin embargo, no ha respaldado el estreno y las primeras cifras de audiencia son paupérrimas: 2,3 millones de espectadores. La CW, que tenía en Melrose Place una de sus últimas esperanzas (y que, de hecho, será probablemente lo mejor que haya tenido en su programación), parece que está cerca de morir sin haber levantado nunca cabeza. Y el piloto de 90210 del año pasado, que fue un espejismo del éxito, ya gastó el cartucho de la nostalgia. El periodista Michael Ausiello, que avisa de la superioridad del segundo episodio, ya está pidiendo a gritos el fichaje de Locklear.
11 comentarios:
Me ha gustado bastante este primer episodio, espero que poco a poco se supere y que Ashlee salga menos, porque joder que mala actriz. Es lo mismo que he dicho en mi blog, esta tipa es insoportable.
Una pena que tenga una audiencia tan baja, esperemos que mejore aunque sea un poco :)
No creo que la vea, y las audiencias no la respaldan, pero parece que han hecho un esfuerzo para que tenga algo de entretenimiento.
A mi tambien me gusto mucho. Pero 2,3 millones para un estreno, no creo que sea una buena señal. por lo menos el piloto de 90210 logro poco mas de 5 millones (aunque el resto de la temporada tanto de trama como en audiencias fuera una poqueria). Esperemos a ver que tal le va en su segundo episodio. Y en cuanto a que sea lo mejor de su programación, yo tengo muchas espectativas con VAMPIRE DIARIES, espero no estrellarme. Saludos.
Me pareció que le faltó más mala leche y un tono un poco más pasado de rosca. Me pareció demasiado sosa.
Eso sí, esas cifras son un fracaso, sobre todo por toda la promoción que ha estado haciendo CW durante todo el verano.
Iñaki, el personaje de Ashlee es imprescindible. La lástima es que la eligieran a ella porque es conocida.
satrian y NSN, es una lástima lo de la audiencia. Por calidad (y ser CW) se merecería mucha más.
NSN, Vampire Diaries puede atraer más audiencia, pero creo que en términos de calidad, MP ha sido el techo del canal. ¿Sobrevivirá la cadena al año que viene?
ALX, tranquilidad con el tono. Se han esparcido las semillas y a ver cómo se desarrolla. Prefiero una mala leche controlada, que así no se convierte en un Gossip Girl donde todo vale mil veces en cada episodio. "Poc a poc i bona lletra".
A mi el piloto me ha gustado, es entretenido y las tramas si las desarrolan bien puede ser una serie para pasar el rato. Yo pienso que la audiencia no la ha respaldado por el fiasco de 90210 del año pasado, y la verdad es una lastima porque como dices Critico creo que después de Supernatural esta serie puede ser de las mejores de canal. Y al igual que NSN tambien tengo esperanzas con VAMPIRES D, los trailers son interesantes. Lo que esta claro que como esta útima no tenga una audiencia respetable con el lead-in de SUPERN y el tiron de CREPUSCULO no me extrañaria que el año que viene solo hubiran cinco networks.
Esperemos que al final la audiencia se anime y tengamos al menos un final de las tramas y no nos dejen a medias.
a mi me ha dejado un poco helado, es demasiado soft pero mucho más llevable que 90210, puede hace buenas tramas, veremos el segundo episodio.
pepecor, Vampires realmente no hace mala pinta. También me subiré al carro. Aunque, por ganas, me quedo con The Beautiful Life. Tiene un aire a placer culpable que, de ser verdad, podremos gozar con muchísimos remordimientos ;)
seriéfilo, es soft pero también es una presentación. Déjale tiempo a la prostituta ocasional, a la zorra bisexual, la pareja inestable y la santita pelirroja. Hay mucha pólvora por explotar.
A mí lo que me ha sorprendido ha sido cómo hacen referencia a cosas sucedidas en el pasado, no porque no fuera capaz de seguirlas, que sí, sino porque no me quedaba claro lo que realmente pasó en la original y lo que no: por ejemplo, ¿se supone que el doctor que salía en la original, había fingido la muerte de Syd, o en la historia original dieron a Syd por muerta realmente?
no soy nada fan de la mala bisexual, es una mala de cartón piedra! queremos a heather de vuelta! qué tipo de negociaciones tienen que hacer? como si tuviese otras ofertas muchos mejores!
Ángel, creo que en la original se dio por muerta a Syd (por esto el Entertainment Weekly y cualquiera que siguiera la original se quedó de piedra cuando leyó que la actriz volvía en el remake).
Y con lo de Heather tienes razón: su carrera no tiene nada especial, como máximo protagoniza telefilms como Playing With Forty, y lo único que ha sabido hacer en los últimos años es machacarse la cara con el bisturí. Para esto que se vaya a pasar una temporadita a los pisitos de Melrose Place.
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