¡Qué muerden!: Que los norteamericanos quieran ser millonarios otra vez, no significa que deseen ver en sus pantallas a empresarios ricachones misericordiosos que discutan sobre si invertir o no en pequeños negocios de gente corriente. Esto debería estar dirigido a un público minoritario en el cable, no en la ABC. Porque ver a los forrados protagonistas del formato japonés Shark Tank en un pedestal mientras intentan desvalijar las buenas ideas a humildes trabajadores, es una imagen demasiado soberbia para el público general. Es de una frivolidad extrema, a la vez que descubrir a los empresarios rivalizando entre ellos para hacerse con una idea (y a menudo aprovecharse) tiene chicha. Esto sobre todo se acentúa en el segundo programa y es la máxima expresión de un capitalismo que se niega a dar crédito a las iniciativas particulares. Y el cabecilla de los tiburones, que también ejerce de malo malísimo, suelta sus perlas proverbiales cual Confucio: “Don’t cry for Money, because it never cries for you”, “Money is like soldiers, I send them out to war everyday and I want them to take prisoners and come home” o “never laugh at Money!”. Vaya, un capullo en toda regla que ve en los dólares a su mejor amigo.
Being Valentino: Que Heidi Klum estuviera y esté nominada al Emmy a la mejor presentadora, es algo que se me escapa (a no ser que fuera candidata el año pasado sólo para que hiciera ese mini-striptease en la gala). Cabe decir, pero, que su saber estar de topmodel, que la llevó a los brazos de Briatore (y que no se debe olvidar), y su fría actitud muy zorreica dan el pego, aunque son Tim Gunn y sus chanclas los que dan el toque personal al programa, que lamento no haber visto en sus anteriores ediciones. Así que, si alguien no ha visto Project Runway y es de los que disfruta despotricando sobre los modelitos de las alfombras rojas, que se lo baje. No es tanto para satisfacer el morbo antropológico-basuril como para alucinar con las facultades de todos ellos y lo que son capaces de esbozar. De momento, Ra’Mon tiene aptitudes de favorito; Nicholas, que parece que se lave el pelo en una freidora, de pisoteador; y Qristyl, a quien le gusta reafirmarse en estereotipos, se lleva la palma del mal gusto. Sin embargo, las mejores son…
...las modelos: Dan otra dimensión completamente distinta al show desde que tienen su propio reality, menor en duración, y que sí que destaca por su vertiente morbosa. Su reto es, además de realizar su trabajo, conseguir que las elijan y reelijan los futuros diseñadores y seducir, si hace falta, al que crean que será ganador, para así aparecer en la revista Marie Claire. Y esta nueva visión, que muestra su fragilidad y las injusticias que sufren por culpa de los minidivos, también ofrece una especie de making off del programa madre. Así el espectador sabe qué piensan ellas, que tienen que ponerse cualquier ridiculez que hayan ingeniado los otros en un delirio de grandeza, y nos descubren nuevas facetas de los otros protagonistas: qué trato les dispensan y, sobre todo, qué clase de humanidad destilan. Tras ver The Models of Project Runway, por ejemplo, Mitchell, que iba de simpático, se delató como débil y, sobre todo, rastrero. Y ellas también aportan su cuota de villanas con Fatma, esa víbora de ébano a la que es mejor no dar la espalda.
Being Valentino: Que Heidi Klum estuviera y esté nominada al Emmy a la mejor presentadora, es algo que se me escapa (a no ser que fuera candidata el año pasado sólo para que hiciera ese mini-striptease en la gala). Cabe decir, pero, que su saber estar de topmodel, que la llevó a los brazos de Briatore (y que no se debe olvidar), y su fría actitud muy zorreica dan el pego, aunque son Tim Gunn y sus chanclas los que dan el toque personal al programa, que lamento no haber visto en sus anteriores ediciones. Así que, si alguien no ha visto Project Runway y es de los que disfruta despotricando sobre los modelitos de las alfombras rojas, que se lo baje. No es tanto para satisfacer el morbo antropológico-basuril como para alucinar con las facultades de todos ellos y lo que son capaces de esbozar. De momento, Ra’Mon tiene aptitudes de favorito; Nicholas, que parece que se lave el pelo en una freidora, de pisoteador; y Qristyl, a quien le gusta reafirmarse en estereotipos, se lleva la palma del mal gusto. Sin embargo, las mejores son…
...las modelos: Dan otra dimensión completamente distinta al show desde que tienen su propio reality, menor en duración, y que sí que destaca por su vertiente morbosa. Su reto es, además de realizar su trabajo, conseguir que las elijan y reelijan los futuros diseñadores y seducir, si hace falta, al que crean que será ganador, para así aparecer en la revista Marie Claire. Y esta nueva visión, que muestra su fragilidad y las injusticias que sufren por culpa de los minidivos, también ofrece una especie de making off del programa madre. Así el espectador sabe qué piensan ellas, que tienen que ponerse cualquier ridiculez que hayan ingeniado los otros en un delirio de grandeza, y nos descubren nuevas facetas de los otros protagonistas: qué trato les dispensan y, sobre todo, qué clase de humanidad destilan. Tras ver The Models of Project Runway, por ejemplo, Mitchell, que iba de simpático, se delató como débil y, sobre todo, rastrero. Y ellas también aportan su cuota de villanas con Fatma, esa víbora de ébano a la que es mejor no dar la espalda.
3 comentarios:
Ya sabes, Crítico, "you're in or you're out" :)
yo crei que Shark Tank era eso, un tanque con tiburones y algun pobre se metía ahi, jajaja, me hizo mucha gracia las frases de ese tipo
Yo sigo tambien Project Runway y la verdad es que esta quinta temporada esta siendo la mas floja. Las anteriores temporadas estan muchisimo mejor.
Yo tengo todas en dvd, compradas en Amazon y me encanta. Me encanta el programa, los concursantes si que tienen talento de verdad.
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