La figura del espectador debe tener unos límites. A la hora de hacer telerrealidad, como ya vi en The Amazing Race, cuanto menos tenga que decir el público mejor. De esta forma no hay un factor invisible que perturbe ese contexto artificioso en el que crean una burbuja con ecosistema propio. Esto en el caso de un Gran Hermano es impagable.
Sin tener que complacer al espectador, en la carrera por un tentador botín, no hay porqué falsear delante de las cámaras del confesionario. Y así es el Big Brother de EEUU: un juego de estrategia en el que el espectador no vota pero lo comprende todo, y que así se convierte en el auténtico experimento sociológico que alguna vez quiso ser el de Mercedes Milá (que si lo fue, fue por lo que ocurría fuera y no dentro de la casa, y sólo durante la primera temporada).
Recomiendo encarecidamente la 11ª temporada y, para los que no la hayan visto, estas son las razones por las que vale la pena el formato:
- Son tres episodios por semana de 40 minutos. En uno se designa el jefe de la casa que decide las nominaciones, en el otro se concursa por el poder de veto (y sacar a uno de los dos nominados), y en el siguiente hay la expulsión que deciden los de la casa. No hay melifluas discusiones entre ex concursantes y, una vez salen del programa, pasan a la historia: lo que importa es lo que ocurre dentro.
- Los resúmenes ignoran casi por completo los cotilleos de dentro de la casa que no tengan que ver con la pura estrategia. Muchas veces uno ni tan siquiera sabe si hay algún rollete amoroso porque no es lo que importa, así que el ejercicio de voyeurismo no está al nivel del español: lo que el programa retrata es qué es capaz de hacer el ser humano para llevarse medio millón de dólares. Como máximo, si aparecen elementos de cariz personal, sólo es para aliviar durante dos minutos el metraje, porque de tan intenso llega a ser taquicárdico.
- Y estar dentro de la casa, cuando las personas tienen tan claras sus objetivos, es realmente una experiencia intensa. De la misma forma que con el formato español inicial uno se preguntaba qué haría con las aburridas horas del día, en el Big Brother la cuestión es cómo sobrevivir únicamente rodeado de desconfianza. El concepto de “fíate sólo de ti mismo” es la máxima del concurso y en todo momento los participantes saben que, el que está en la otra habitación, puede estar tramando un golpe maestro para sacarte de tus casillas y que te quieran echar. Y como espectador vives con esa angustia pues (así de claro) de hijos de puta y hienas la casa está llena y puede ser que alguien te venga a insultar sin venir a cuento para infundarte terror.
Entrando en características más propias de esta edición que recomiendo (y que es la única que he visto, a falta de ver seis capítulos) hay otra dimensión que, aparte de parecer ridícula a simple vista, da en el clavo a la hora de mostrar un experimento social: dividen desde el primer día a los concursantes según los grupitos del instituto. Así por una parte hay los cerebritos, los que están fuera de onda, los populares y los deportistas.
Lo más curioso es contemplar como, ya desde el primer día, los atletas se erigen en dictadores sembrando la filosofía del terror entre los demás e intimidando con sus músculos. La filosofía del instituto, en parte, vuelve y los calculadores toman las riendas de la casa estableciendo un grupo sólido que, más allá de sus diferencias, sirve para aplastar al enemigo. La impotencia al ver que ser buena persona suele acarrear nefastas consecuencias me ha quitado el sueño durante los cuatro días que llevo viéndolo (sí, con la tontería llevo una media de cinco episodios al día).
Nunca me hubiera pensado que encontraría en el Gran Hermano norteamericano el heredero catódico de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo. No es broma. Los consejos que el escrito/politólogo dio para aconsejar a los gobernantes, aquí se trasladan casi de forma literal. Por ejemplo, utiliza a alguien para sembrar el pánico y reestablecer el orden y luego córtale la cabeza. Aquí más o menos se cumple. Ten a tus enemigos cerca. También. Y nunca te fíes de los mercenarios: la piedra angular.
Pero también he de confesar que nunca hubiera podido sobrevivir al estrés mental de ver el programa de no ser por Jeff y Jordan, que son los nuevos sweethearts del país (y que participarán en The Amazing Race). La relación que establecen, que es la única 100% auténtica, de corazón e inocente, sirve para seguir adelante con los capítulos a pesar de los buitres que andan sueltos (la mayoría, para que quede claro, no entran en la categoría de “buena persona”). Él es un Superman contemporáneo, un tipo justo y demoledoramente guapo, y ella es la no muy lista chica de pueblo (que no sabe calcular que un cuarto de hora tiene 15 minutos) pero que es la prueba de la bondad de este mundo. Obviamente son los de la foto de arriba.
Sin tener que complacer al espectador, en la carrera por un tentador botín, no hay porqué falsear delante de las cámaras del confesionario. Y así es el Big Brother de EEUU: un juego de estrategia en el que el espectador no vota pero lo comprende todo, y que así se convierte en el auténtico experimento sociológico que alguna vez quiso ser el de Mercedes Milá (que si lo fue, fue por lo que ocurría fuera y no dentro de la casa, y sólo durante la primera temporada).
Recomiendo encarecidamente la 11ª temporada y, para los que no la hayan visto, estas son las razones por las que vale la pena el formato:
- Son tres episodios por semana de 40 minutos. En uno se designa el jefe de la casa que decide las nominaciones, en el otro se concursa por el poder de veto (y sacar a uno de los dos nominados), y en el siguiente hay la expulsión que deciden los de la casa. No hay melifluas discusiones entre ex concursantes y, una vez salen del programa, pasan a la historia: lo que importa es lo que ocurre dentro.
- Los resúmenes ignoran casi por completo los cotilleos de dentro de la casa que no tengan que ver con la pura estrategia. Muchas veces uno ni tan siquiera sabe si hay algún rollete amoroso porque no es lo que importa, así que el ejercicio de voyeurismo no está al nivel del español: lo que el programa retrata es qué es capaz de hacer el ser humano para llevarse medio millón de dólares. Como máximo, si aparecen elementos de cariz personal, sólo es para aliviar durante dos minutos el metraje, porque de tan intenso llega a ser taquicárdico.
- Y estar dentro de la casa, cuando las personas tienen tan claras sus objetivos, es realmente una experiencia intensa. De la misma forma que con el formato español inicial uno se preguntaba qué haría con las aburridas horas del día, en el Big Brother la cuestión es cómo sobrevivir únicamente rodeado de desconfianza. El concepto de “fíate sólo de ti mismo” es la máxima del concurso y en todo momento los participantes saben que, el que está en la otra habitación, puede estar tramando un golpe maestro para sacarte de tus casillas y que te quieran echar. Y como espectador vives con esa angustia pues (así de claro) de hijos de puta y hienas la casa está llena y puede ser que alguien te venga a insultar sin venir a cuento para infundarte terror.
Entrando en características más propias de esta edición que recomiendo (y que es la única que he visto, a falta de ver seis capítulos) hay otra dimensión que, aparte de parecer ridícula a simple vista, da en el clavo a la hora de mostrar un experimento social: dividen desde el primer día a los concursantes según los grupitos del instituto. Así por una parte hay los cerebritos, los que están fuera de onda, los populares y los deportistas.
Lo más curioso es contemplar como, ya desde el primer día, los atletas se erigen en dictadores sembrando la filosofía del terror entre los demás e intimidando con sus músculos. La filosofía del instituto, en parte, vuelve y los calculadores toman las riendas de la casa estableciendo un grupo sólido que, más allá de sus diferencias, sirve para aplastar al enemigo. La impotencia al ver que ser buena persona suele acarrear nefastas consecuencias me ha quitado el sueño durante los cuatro días que llevo viéndolo (sí, con la tontería llevo una media de cinco episodios al día).
Nunca me hubiera pensado que encontraría en el Gran Hermano norteamericano el heredero catódico de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo. No es broma. Los consejos que el escrito/politólogo dio para aconsejar a los gobernantes, aquí se trasladan casi de forma literal. Por ejemplo, utiliza a alguien para sembrar el pánico y reestablecer el orden y luego córtale la cabeza. Aquí más o menos se cumple. Ten a tus enemigos cerca. También. Y nunca te fíes de los mercenarios: la piedra angular.
Pero también he de confesar que nunca hubiera podido sobrevivir al estrés mental de ver el programa de no ser por Jeff y Jordan, que son los nuevos sweethearts del país (y que participarán en The Amazing Race). La relación que establecen, que es la única 100% auténtica, de corazón e inocente, sirve para seguir adelante con los capítulos a pesar de los buitres que andan sueltos (la mayoría, para que quede claro, no entran en la categoría de “buena persona”). Él es un Superman contemporáneo, un tipo justo y demoledoramente guapo, y ella es la no muy lista chica de pueblo (que no sabe calcular que un cuarto de hora tiene 15 minutos) pero que es la prueba de la bondad de este mundo. Obviamente son los de la foto de arriba.
Lástima que, como he avisado, hay mucho cuervo capaz de arrancar los ojos a quien se cruce por su camino. Así que os recomiendo que veáis como se las apañan dos buenas personas en esta maquiavélica casa, donde sólo se puede estar en guardia. Pero recordad qué le acarreó a Jesucristo predicar con la palabra de Dios: le traicionaron, le clavaron clavos en las extremidades, lo colgaron en una desoladora cruz y dejaron que muriera lentamente. Los precedentes míticos no es que sean muy esperanzadores.
La semana que viene, o a finales de ésta, colgaré en el blog un balance final de la temporada, porque realmente hay mucho que analizar. Poca televisión he visto más estimulante.
Es un must-see como la Catedral de Girona, así que si queréis bajarosla aquí está en descarga directa. Sé que el primero no está, pero podéis encontrar el torrent, que funciona, en The Pirate Bay. Y algún otro tampoco está pero tampoco debéis angustiaros: hay miniresúmenes al principio de cada episodio que ponen al día, aunque cada minuto es oro.
9 comentarios:
Estoy leyendo tanto sobre esta edición del Big Brother que voy a bajármelo y verlo. Siempre he sido muy reacio este programa, supongo que por influencia de la versión de aquí, pero tu post me ha acabadod e convencer.
Ahora a sacar algo de tiempo para dedicárselo, que son muchas horas xD
Qué te voy a decir, si desde que he descubierto Big Brother US, el Gran Hermano de aquí me parece una basura sin gracia (y mira que siempre he amando este programa).
Lo mejor de la versión americana es lo que dices, que los concursantes son tan rastreros y despreciables (salvo excepcionaes) que son capaces de hacer cualquier cosa con tal de llevarse el medio millón de dolares. Con decir que hay alguno al que se le ha pasado por la cabeza expulsar a su propio padre o novio al ver que supone una amenaza para su continuidad en el programa. Es lo que digo siempre: GH es un concurso de convivencia, y Big Brother US de supervivencia pura y dura.
La 11ª temporada me encantó, todo un descubrimiento y desde entonces estoy enamorado del formato americano. Es trepidante, sorprendente y adictivo. La emoción y la intensidad de sus capítulos son impagables.
De esta temporada, y aunque suene algo impopular, mi favorita fue Natalie (que realmente fue la gran mala de América durante los meses que se emitió el programa), aunque Jeff y Jordan eran adorables. Me muero de ganas por volver a verles en la nueva temporada de The Amazing Race. ¿Te imaginas a Jordan intentando leer un mapa?
Como ya te he dicho, la 11ª temporada es genial, pero te recomiendo encarecidamente la 8ª, emocionante desde el minuto uno y con unos concursantes carismáticos y estrategas a más no poder. ;)
Por cierto, se me olvidó decirte que en Youtube también cuelgan los capítulos enteros, por si te falta alguno y no sabes dónde encontrarlo. La calidad no es la mejor, pero algo es algo. ;)
Little Johan, me he dado cuenta que la season finale tampoco está en el link. supongo que habrá el torrent en pirate bay, pero la verdad es que tampoco tuve problemas para la descarga directa. Puse 'big brother s11e30 megaupload' y rápidamente encontré un link válido.
anade, tú lo has dicho: es un programa de supervivencia. Lo que me sorprende es que me digas que Natalie fue la mala de América: es cierto que bastante merecido se lo tiene, pero dentro de la casa pasaba bastante desapercibida porque también había unos cuantos despreciables (y ahora ya reconozco la fotografía que tienes puesta).
Y siento decepcionarte pero no pienso ver BB8 ni ningún otro, si acaso ya veré el siguiente. Es que después de Jeff y Jordan sé que cualquier GH me decepcionará (y no es broma). Mi valoración de la temporada supongo que la colgaré el fin de semana o la semana que viene, para no repetirme tan rápido.
Sólo te digo que gracias por la recomendación. He tenido un flechazo catódico como pocos. Esa intensidad con la que observaba el periplo de los buenos entre tanto carroñero, me ha viciado como no me sucedía en años. Ha sacado mi lado más obsesivo. Y supongo que lo entiendes: en cinco días he visto la temporada. Ni más ni menos. Y ese número 50 en la pizarrita del episodio final, es una escena que no puedo dejar de repetir. No digo más para no espoiler a nadie, si es que alguien lee los comentarios.
¿Sabeis si estan subtitulados en español?
gracias
Anónimo, siento no poder ayudarte, pero es que he visto el programa en inglés sin subtítulos. Que haya suerte en tu búsqueda, porque realmente vale la pena ;)
Que te voy a decir, a mi me fascinó la maldad de sus personajes y sus estrategias. A ver si este fin de semana lo finiquito y comentamos mejor.
Me parece curioso que al final lo que te haya enganchado haya sido como Jeff y Jordan iban salvando la situación. Miedo me da por lo que has dicho lo que me queda por ver.
Si temes decepcionarte viendo una temporada anterior a la 11ª, no temas, xD
En serio, yo empecé a ver Big Brother cuando salió la noticia de que Jeff y Jordan participarían en The Amazing Race, y como super fan de TAR, quería saber quienes eran antes para que no me pasara como con Rob & Amber de Survivor en la temporada 7.
El caso es que el formato de Big Brother US me enganchó tanto que me he visto casi todas las temporadas anteriores. Y te aseguro de que te vas a reír y emocionar a más no poder con las temporadas 8ª y 10ª, mis favoritas. Mucho mejor la 11 sin duda. Esa es mi recomendación, pues hasta verano no tendremos nueva temporada de BBUS.
Un saludo :)
Regi,
Entre tu comentario y lo que me presiona un colega (anade) ya veo que cuando tenga tiempo tendré que ver la temporada de Evil Dick aunque sepa que gana. Con un poco de suerte no me viciará tanto como BB11, que con la odisea que pasaron J&J, me moría de ansiedad cuando iba a dormir a las tantas de la madrugada (un día empezaba a salir el sol).
Gracias por tu comentario y ya veo que somos unos cuantos los frikis no-americanos que esperamos ver a Jeff y a Jordan en The Amazing Race. Por favor, que una prueba para Jordan no sea decir la hora ;)
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