viernes, 5 de febrero de 2010

La hora de la merienda

Todo el mundo tiene un pasado y mi historial teléfilo no está exento de manchas. Aquí, tan americanófilo como me leéis, tuve mi particular adolescencia rebelde y uno de los errores que cometí fue el de engancharme cada tarde al programa de Emma García. Sí, lo confieso: yo veía ese ordinario referente de la telebasura llamado A Tu Lado.


¿Qué me fascinaba? Sinceramente no lo sé. Preguntadle a todas esas marujas sin clase qué les gusta de Belén Esteban y a ver si os saben dar una respuesta racional. Supongo que, en una época en la que yo también gritaba más que nadie, las trifulcas de ese plató saciaban mi eterno sentir de indignación. ¡Qué etapa, la adolescencia!


Me perdí con ese triángulo amoroso que liaron Raquel (post accidente), Noemí (en pleno apogeo zorril) y ese tal Judd, que llegó a los platós siendo una chica y se despidió de la farándula siendo un chico (sí, los cheques regalo de Telecinco también sirven para los cambios de sexo). Me enteré que Tamara se había cambiado de nombre artístico, para pasarse a llamar Ámbar (aunque ahora es Yurena) y comprobé como Margarita Seisdedos tardaba aproximadamente dos minutos en perder los papeles en un plató.


Por esas horas perdidas en las que fingía hacer los deberes (y que compaginaba con el Flaixmania de Josep Lobató), también adquirí moralidad con la virginidad de Mónica y David (con la presencia de los suegros), vi cómo crecía ese monstruo llamado Kiko Hernández, me enteré de los primeros pasos de los hermanos García en el mundo del porno (de Dinio y de Rafa) y llegué a creer que Lydia Lozano se merecía cierto respeto dentro de sus círculos (por entonces aún no había empezado a resucitar a los muertos).


Pero como la memoria es traicionera y encima todos estos famosetes resplandecieron de forma fugaz, para dejar tras de si pequeños agujeros negros, ya no me acuerdo si por allí también se paseó Aída, Fresita y ese ganador de Gran Hermano que era taxista y que acosaba por Guadalix a una modelo muy fea y muy coqueta (no creo que ninguno de los dos se merezcan una búsqueda de google de 0,03 segundos).


En cambio, lo que no olvidaré es porqué dejé de ver semejante circo televisivo. Era el inicio de una nueva etapa basuresca y con los polígrafos subieron a otro nivel de vulgaridad. ¿Qué pudo conmigo? Las confesiones de la paleta de Tammy, que en horario infantil reconoció que ejercía de dominatrix con los hombres que le pagaban por ser sus esclavos sexuales. Entonces dije “¡basta!” y esa furcia televisiva llamada Emma García no me volvió a ver el pelo.


Esta tarde, por culpa del pique que protagonizan estos días Kiko y Lydia, he visto un ratito del Sálvame, que viene a ser un A Tu Lado con Tomate pasado por el minipimer. Y aparte de la ironía que supone que el agrio tertuliano se enfade porque Lydia ha aireado algo de su vida privada (¿qué haces tú cada tarde, perro rabioso?), me he dado cuenta que ahora, aunque quisiera, sería incapaz de tragarme semejante programa, por más que le hayan dado un poco la vuelta y exalten el cachondeo, pongan pastitas para la merienda e incluso traigan a la payasa de Paz Padilla.


Esto es como la infancia o la adolescencia: en algún momento toca hacerse mayores. Y mientras algunos aún disfrutan viendo estas versiones contemporáneas de la mujer barbuda, las siamesas trapecistas y los enanos acróbatas, yo me cansé de los numeritos de estos indeseables que siguen en sus trece de que gana quien grita más alto. Si a la chusma no la dejo entrar en mi casa por la puerta, tampoco la dejaré entrar por la tele.

12 comentarios:

Fon dijo...

sí. yo tuve una época así. no me tragaba A Tu Lado entero, pero sí tuve mis momentos cotilleo de GH con Emma and co. Lo que sí veía, era el Tomate! de hecho fui un tomatero de principio a fin. pero una vez terminó, no he vuelto a engancharme a un programa así. alguna vez sí que veo Sálvame, y la verdad es que es divertido, a la par que cotilla (mi vena cotilla me puede), pero no es el Tomate. y si quieres recordar a esos Grandes hermanos que has nombrado, eran Juanjo y Diana! jajajaja

Liliana Fuchs dijo...

Quien esté libre de pecado... :) Y más en la adolescencia!

Yo también vi durante un par de años A tu lado por las tardes. En mi casa no (mi padre jamás lo hubiera aguantado) sino porque pasaba por entonces las tardes en casa de una amiga donde estaba telecinco puesto a todas horas. También me tragué tantas historias como las que cuentas, aunque verlo en grupo con más gente era divertido para comentarlo todo.

Pero llega un momento en que todo eso satura.

Crítico en Serie dijo...

fon_lost, ¡cuánto estómago para tragarte el tomate! Yo actualmente (y no miento) tengo dolor de cabeza cuando miro estos programas. Los decorados, los tertulianos... ¡Todo es inaguantable!

Akane, yo en casa tenía prohibida la telebasura e incluso me hacían bullying porque veía OT (muchos confunden reality con basura, cuando pueden ser programas muy dignos. OT1 fue una revolución 'buena'). Así que tenía que verlo en casa cuando estaba solo. Y como tú dices, acabé saturado y hoy en día ya no puedo con estos formatos. Pero bueno, uno se tiene que formar a base de palos, también.

Estar en las nubes dijo...

¿Y quién no ha visto, con mayor o menor entusiasmo, alguno de estos programas? Yo creo que ejercen una fascinación morbosa hacia lo aberrante. Como cuando en el comienzo de Tesis la protagonista no podía evitar mirar el cadáver de un suicida aplastado por el metro. Sabes que va a resultar desagradable pero no puedes evitar la curiosidad malsana.
Lo malo es la carga ideológica, moralizante e involutiva de estos programas disfrazada de tolerancia. Aceptan la homosexualidad pero maricón sigue siendo una acusación, van de feministas pero una artista que trabaje demasiado desatiende a sus hijos, son liberales haste que se toca el tema de la fidelidad y, por supuesto, la promiscuidad es un pecado mayor.
Son nuestro nuevo NO-DO, aleccionantes y doctrinarios.

Kike dijo...

Tengo que reconocer que siempre me lo he pasado en grande con este tipo de programas. Yo también veía A tu lado por las tardes mientras hacía los deberes y lo cierto es que era un vicio porque nunca sabías que te ibas a encontrar en cada programa. Mi culebrón favorito creo que fue el de Mónica ¨la virgen" con su padre Rufino y aquel pobre novio que tenía.

Este verano también pasé por una racha en la que me aficioné a ver Sálvame casi todas las tardes. Lo de este programa tiene mérito, porque ha sabido coger lo mejor de otros como A tu lado, Aquí hay tomate (que nunca soporté, por cierto. No por nada, pero es que me saturaba) o Crónicas Marcianas y lo ha llevado un poco más allá. Es una locura muy divertida durante un tiempo muy limitado, porque luego empieza a cargar un poco.

AgenTV dijo...

Ayyy!! A mí lo que me parece mal es que vayas ahora de mecreoyanki y reniegues de lo que un día fue la panacea de tu entretenimiento. No se puede! Hay que decir estas cosas con la cabeza bien alta.

Yo fui FAN del TOMATE. Y que nadie me tosa!

Darthz dijo...

Magnífico artículo. Yo soy un poco como tú. Creo que mis recuerdos se centran también sobre aquella época, y también me pasaba meriendas viendo aquellas cosas. Desde entonces creo que la tele pasó casi a un segundo plano y sólo la usé para dvd's y ver series o películas (sin que me indiquen el tiempo o cuándo o cómo debo verlas). ¡Qué maravilla, Internet! Y aún así hoy enciendo a veces la tele. Estos días también vi un poco de ese Sálvame, simplemente para cerciorarme de ese "fenómeno" del que algunos me hablan. Y tienen razón, en parte. La tele ha conseguido llevar ya a su máxima el tinglado: ahora estamos en el teatro del siglo XVIII y en el circo, donde los Freaks (como esa maravillosa película) surgen con sus estandartes y cada uno tiene un papel dado: el malo, la inculta soez, la graciosa estúpida... No sé por qué tiene un cierto aire de novedad y eso me gusta, y sigo pensando que esto no es algo nuevo y siempre existió, por lo cual siempre habrá un público exponencial para ello. Pero claro, yo dedico la mayor parte de mi tiempo a otras cosas. Supongo que me creo por encima. O me gusta aprovechar mi tiempo con otros hobbies. Pero tampoco le hago ascos al circo: de vez en cuando está bien aparecer por él, reírse un rato, y abandonar con una sonrisa. Es por eso que veo, entre otras cosas, Gran Hermano, cosa que muchos bajo el pretexto de: "UFFFF, ¡GH! LA BASURA TELEVISIVA, ¿Cómo puedes ver eso? Yo soy demasiado cool e intelectual para hacerlo", no lo entienden o no lo quieren llegar a entender, porque es más fácil no pensar. Al fin y al cabo cada uno tiene los suyos.

Ivan dijo...

Buffff!!! Podríamos decir que uno de mis contactos más cercanos con el mundo del corazón! ya que me pasaba la tarde con mis ejercicios de física y la compañia de Emma! aún recuerdo también los lloros de la periodista Lidia Lozano al enterarse de que la hija de Albano no estaba viva como ella creía!!!! eso sí con una buena moderadora como creo que és Emma!
Referente a GH solo diría que un monumento se merecerian los "imaginativos" que hacen que cada edición sorprenda para bien o para mal pero lo hagan! se hace patente el echo de HASTA QUE PUNTO PUEDE LLEGAR LA IMAGINACIÓN DEL SER HUMANO!

Crítico en Serie dijo...

Estar en las nubes, para esos programas cualquier cosa, se haga como se haga, siempre es un error y es criticable. Nunca utilizan el mismo rasero para asuntos del mismo índole. Aunque debo decirte que "maricón" a mí siempre me suena mal. Tiene connotaciones negativas y aunque algunos gays no le den importancia, en según qué contextos es claramente reprochable. A mí que no me lo digan ni tampoco delante mío.

anade, ¡Rufino! Ya no me acordaba de su nombre. Y tienes razón cuando comentas que Sálvame también bebe de Crónicas Marcianas, un programa que nunca soporté.

AgenTV, ya lo digo que soy un americanófilo: depende de ti que esto tenga connotaciones positivas o negativas ;)

Darthz, yo ahora no soy fan de este circo que antes veía (de hecho, incluso entonces me daba bastante vergüenza seguirlo). Desde mi punto de vista, GH es basura, de la misma forma que admiro el formato. Sólo hace falta ver el Big Brother US para ver que puede dar para mucho (gran guilty pleasure). Es una lástima, sin embargo, que aquí sea algo tan barriobajero y ordinario, con unos concursantes que dan bastante asco y con unos montajes embarazosos.

Ivan, Emma García es una gran presentadora de la misma forma que me parece un ser humano nauseabundo. Ella sabía conjugar todos sus colaboradores, que eran una fauna muy variada, y era capaz de adiestrarlos. Pero recordemos que ella era la jefa del programa y por lo tanto estaba a la altura de sus invitados.

Anónimo dijo...

Bueno, quiero dejar constancia que no es por fastidiar... pero tu Americanofilia (la cual padezco casi en silencio desde hace años y no hay hemoal que lo calme) es una forma de decir que te gusta el mundo pachanger pero al estilo USA? Ver Survivor o Project R. no es como ver GH y Mujeres Hombres y Viceversa pero con mas estilo, presupuesto y guionistas fumetas?
Ojo, que no reprocho ni juzgo, pues soy el primero que se muere por los pasos que cualquier personaje que salga por la tele americana, pero, por eso mismo hice cuentas y me dí cuenta que ver a Emma Caballo Garcia o Arturo e Indhira y a los Jasons y Rachels de cualquier reallity USA es lo mismo, solo que nosotros somos subdesarrollados y ellos no tanto (o no para algunas cosas).
Personalmente de aqui solo disfruto de Fama y GH, si, soy masoca, pero con mucho orgullo, y al fin y al cabo si soy capaz de ver So You Think You Can Dance... puedo decir que Fama mola.

Crítico en Serie dijo...

Mr. Prozac, me encanta tu comentario aunque no estoy de acuerdo. Continuamente me pregunto si lo que estoy viendo es GH versión yanki o un MyHyV. Y creo que no. Creo que en tu comentario confundes telerrealidad con telebasura. Ya que ¿por qué es basura, por ejemplo, Project Runway? Es sólo un concurso con algunas gotitas de mala leche.

Survivor, por otra parte, tampoco me considera basura ni tampoco me parece que se pueda comparar al GH de aquí. Para empezar, aquello que se ve en el programa se nota real como la vida misma, mientras que aquí los realities tienen la costumbre de modificar a las personas pues deben gustar a los espectadores para seguir en el programa. Por no hablar del hecho que la gente que entra aquí en GH o MyHyV son deshechos humanos, mientras que los concursantes de Survivor son personas como tú o como yo (suponiendo que esto es bueno) pero bajo unas circunstancias distintas que comportan un seguido de reacciones. En EEUU la industria del espectáculo es venerada, y por lo tanto salir en televisión no comporta buscar la fama desesperadamente con ganas de soltar los trapos sucios de plató en plató (como todos los concursantes de GH y MyHyV).

Incluso defenderé que Big Brother, pese a entrar en la categoría de placer culpable, no se parece a GH, aunque sea basuresco: en la versión norteamericana se aprende mucho más en una edición que en las 11 de GH. De condición humana y experimento sociológico había mucho más que en las ediciones supuestamente inteligentes de Merceditas.

Otra cosa es, por supuesto, que el programa no está formado por periodistas de poca monta que, desde sus sillas en el plató, se dedican a rajar de cualquier cosa que pase por delante de las cámaras.

Basura en EEUU, sin embargo, hay por más realización impecable que tengan. Por ejemplo, los programas de A&E son lamentables (Boarders, Intervention, Lawman) y en Bravo hay varias muestras (The Real Housewives, que yo he visto las de New Jersey y tenían mucho de Belén Esteban). Y lo que sería MyHyV sería, por ejemplo, The Bachelor, que allí es azucaradísimo y sin especulaciones en el plató.

Pero creo que fundamentalmente, la diferencia entre unos programas y los otros, es que allí supieron cómo producir la telerrealidad, a diferencia de aquí. Y aunque no sea fan del OT de los últimos años, quizá porque crecí, creo que la primera edición de Operación Triunfo además de ser muy digna ha sido de los mejores programas que hemos visto en nuestro Estado. Era telerrealidad sin ser basura.

Anónimo dijo...

¡Qué bueno! Yo también tuve mi época de hacer los deberes acompañada de Flaixmania. Me gustaba mucho la pareja Josep Lobató e Irene Merino. Un saludo.