“¡Haré lo que sea...! Bueno, siempre y cuando sea legal, ético y honesto". Rod Blagojevich en Celebrity Apprentice.
Llego tarde, lo sé. El ex gobernador de Ilinois Rod Blagojevich fue despedido la semana pasada del Celebrity Apprentice estadounidense y las publicaciones de aquí ya se recrearon con lo estrafalario de su estrategia. Aquí nos parece improbable que Jaume Matas se redima a base de realities o que Francisco Camps se vaya a Supervivientes para probar que él sobrevive sin sus trajes a medida. Pero, bueno, en Estados Unidos saben que no hay mayor negocio que el del espectáculo y Blago necesitaba lavar su imagen pública. Ninguna rueda de prensa hubiera congregado tanto público.
Cabe tener en cuenta, también, que este programa no está capitaneado por un presentador cualquiera: Donald Trump, el empresario más mediático del país, es el encargado de despedir a los concursantes y su mera presencia parece legitimar en cierto modo las eliminaciones. Es como, si en lugar de Lluís Bassat (un publicista que fue incapaz de venderse como presidente del Barça), La Sexta hubiera fichado a Amancio Ortega para presentar El Aprendiz. ¿Acaso no le habríais dado un poco más de credibilidad al formato, en este país donde la palabra reality es sinónimo de basura?
Lo divertido, sin embargo, de ver esta edición del programa fue contemplar como a Blago le salía el tiro por la culata a la vez que cumplía con su objetivo. Él fue, sin ningún disimulo, a ganarse simpatías (misión fallida) y demostró su desesperación por conseguir la aceptación popular. De hecho, esto ni tan siquiera tiene nada que ver con su juicio pendiente: desde que fue elegido gobernador que es considerado uno de los políticos más impopulares de su país.
Y en su deseo de saludar a todos los peatones de la calle, sobre todo los que no se le acercaban, y de hacer propaganda de las hazañas de su trayectoria, demostró qué clase de político era: no uno de los listos y que presumes mafioso, sino de los ineptos que se dedicaron a esa profesión por el simple hecho que no servían para otra cosa.
Para que se entienda, Blago era incapaz de utilizar un ordenador (y no porque fuera un Mac). Escribía una presentación con el Word tecleando sólo con los dos dedos índice (y a velocidad de tortuga). No podía contactar con su equipo sin que su rival se enterara porque no sabía mandar mensajes de móvil ni e-mails. Tardó su tiempo en saber cómo funcionaba el manos libre. Hacía la siesta en lugar de trabajar. No sabía tomar ninguna decisión (con decir que un rockero trasnochado tenía más iniciativa que él, lo digo todo) y su propia retórica, algo más parecido a la verborrea, le perdía incluso a él mismo. ¿Cómo puede ser que este tipo llegara a Gobernador de Ilinois?
No obstante, la grandeza de este despropósito fue que ahora hay voces que se alzan en favor de este político corrupto. La gente (aparte de Trump, que lo mimó bastante) sigue sin quererle y obviamente nadie quiere que vuelva a presentarse a unas elecciones. Pero ahora por primera vez ha surgido una corriente de opinión que piensa que es inocente gracias al Celebrity Apprentice. Vete tú a saber si habrá algunos de esos entre los miembros del jurado.
El argumento que utilizan es: ¿Cómo puede un tipo tan limitado como Rob ser el capo de una trama de corrupción tan bestia como la de Ilinois si ni tan siquiera era capaz de mandar un mensaje o de tener una idea? Después de pasar por el programa, incluso no descartaría que su abogado alegue que “no era lo suficientemente listo y algunos consejeros viles lo manipularon”. Estoy seguro de que más de uno compraría esta defensa.
En la fotografía, Blago aparece al lado de Cyndi Lauper, gran diva teléfila que tocará analizar otro día. Ah, y cómo podéis suponer os recomiendo encarecidamente esta edición del programa. Es un gran placer culpable y entre los participantes os aviso que también están Sharon Osbourne y Michael Johnson. Y aquí un aperitivo de Blago.
5 comentarios:
Rob Cesternino está destrozado por el despido de Drago. La semana pasada, de hecho, fue muy dura para él porque dice que perdió de golpe a los dos concursantes más entretenidos de sus dos realities favoritos.
Y yo a ver si retomo este programa de una vez, que lo dejé en el primero y no lo entiendo, porque ver a la Lauper cantar True Colors mientras sirve hamburguesas fue impagable y apuntaba maneras.
¿Michael Johnson, el atleta? Mezcla sorprendente la de este reeality, desde luego. Y la Lauper siempre será grande. No necesita a Donald Trump y su flequillo imposible para demostrarlo :)
Anade, pues en el segundo episodio se pone a cantar 'Girls just wanna have fun' así tan pancha. A ver si al final te castigaré por no hacer los deberes.
MacGuffin, está Michael Johnson, una nadadora también olímpica, una modelo de Victoria's Secret, un wrestler, una wrestler/cantante, un jugador de beisbol superconocido, una escritora... DE TODO. Aunque Brett Michaels (de Poison) es quien da más juego, junto con Lauper, Osbourne (qué carácter tiene esta mujer, me encanta) y Rod.
A ver si te pasas al mundillo reality un día de estos, Marina ;)
¡No sabía que también veías este reality! Otra graaaan placer culposo sin duda. Y además, dura más de una hora el capitulo. ¡Perfecto para los domingos largos! jajaja
Cindy Lauper... qué persona es en la serie, tiene su altos, y sus bajos, y sus DESESPERANTES. Para mi que será ella la causante del desastre entre las mujeres. Que por el momento es mi equipo favorito.
De los hombres solo salvo al cocinero, porque de negocios, no saben un diablo.
Y bueno, el ex gobernador estuvo para lo que sirve, generar risas. Es bueno que de vez en cuando la gente se burle TAN abiertamente de los políticos, y más si ellos se someten a esa burla voluntariamente ¿no? Pobre Blagojevich.
Eduardo, he empezado esta temporada a ver Apprentice! ¿Y sabes por qué? Por las recomendaciones de Rob Cesternino, que dice que es el mejor reality que hay en televisión aparte de Survivor. De hecho, estoy tan enamorado del frikismo que corre por ese concurso, que estoy viendo el anterior Celebrity Apprentice con Joanne Rivers y Dennis Rodman. El actual es divertido, pero el anterior tenía unos personajes mucho más duros. Además, tiene la gracia de ver a Jesse James, el infiel marido de Sandra Bullock, en el papel de decente.
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