Se podría organizar perfectamente un ciclo de conferencias alrededor de la figura de Courteney Cox. El talento o la falta de talento de esta mujer, junto con la eficacia de sus operaciones estéticas, estoy seguro que darían mucho de qué hablar. Que no es una buena actriz, desde un punto de vista convencional, es irrebatible. Pero la cuestión sobre la que deberían girar los actos sería si sus carencias no la multiplican y elevan, como si el placer culpable hubiera adquirido curvas (las de Cougar Town, no las de la Monica Geller anoréxica) y si, por enésima vez, existe esa categoría de “tan malo que es bueno” y aceptarlo como bueno sin matices.
Es obvio que yo defendería la óptica evolutiva del dilema, que el “menos por menos es más”. ¿Pero cuál es el defecto que la diferencia de todas esas actrices que sencillamente son malas y limitadas? Porque, sin razonamiento que la defina, cualquier mala actriz podría colar por buena sin muchas contemplaciones.
Y el Doctor Who en cierto modo nos guió para resolver el enigma: la respuesta se halla en eso que Courteney tiene en el rabillo del ojo y no se atreve a mirar, por más que sepa que está allí y se siente tentada a girarse. A eso, por supuesto, se le llama cámara de televisión. Y es que aquí reside el truco de Courteney: ella nunca será el personaje que interpreta, sino que siempre será ella misma haciendo de otra. Al igual que esa amiga que decide inventarse una historia para pasárselo bien. Por eso cada vez que la actriz abre la boca se le escapa una pequeña sonrisa. Porque siente que, en realidad, lo único que hace es contarte unas cuantas mentirijillas.
Habrá quienes crean, sin embargo, que todo esto son excusas para legitimar mi fetiche que ha llegado a la cúspide con Cougar Town (donde es una erotización de Monica o, mejor dicho, una Cox hipersexualizada, carnosa y descarada como ella misma). Aunque, por lo menos, sé que en el bando evolutivo tengo el apoyo de la mayor parte de la crítica americana, que se ha tragado sus propias palabras a medida que avanzaba su última sitcom, y también de la asociación Women in Film que el mes pasado le otorgó el premio honorífico Lucille Ball.
¿Y tú a qué bando perteneces? ¿Al evolucionismo coxiano o al creacionismo interpretativo?
3 comentarios:
Yo pertenezco al bando de "Cougar Town no le hace daño a nadie, sino que te sirve para echarte unas risas de las que no llegarás a sentirte culpable en ningún momento". Courtney siempre me ha parecido buena actriz, aquí, en "Dirt" y por supuesto en "Friends". Y lo que está claro es que CT ha evolucinado durante su primera temporada, para terminar convirtiéndose en un producto más que decente.
Yo tambien me cuento entre los fans de Cougar Town, que comenzó muy histriónica pero poco a poco fue encontrando su tono.
Qué risas me ha proporcionado en su recta final, qué grande es Andy! :p
Saludos!
Fon_Lost, siempre digo lo mismo: si tuviera que ser un personaje de serie, sería CUALQUIERA de los integrantes de la pandilla de Jules. Y haría fiestas en la playa, por supuesto.
Telespectador, ¡Qué grandes son todos! Y empezó histriónica y sigue siéndolo, aunque han bajado ese ritmo aceleradísimo (que a mí no me molestaba) y han dejado de basarse en las diferencias de edad y el ligar con jóvenes. Sea como sea, me gustaba tanto al principio como al final. Debería revisionar la temporada este verano.
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