jueves, 26 de agosto de 2010

...y en la fiesta de Obama me planté

Tareq y Michaele no debían imaginarse que su apellido, Salahi, acabaría erigiéndose como una expresión popular para describir el acto de colarse en una fiesta o acto. Otra cosa es que fueran a ocupar unos cuantos titulares este verano gracias a la popularidad que les podía otorgar el hecho de protagonizar la nueva franquicia de Real Housewives of..., esta vez situadas en Washington DC. Pero lo difícil (y que consiguieron) fue captar la atención de todo el país antes de tiempo: solamente necesitaron colarse en una cena de Estado de Barack Obama sin tener invitación y los titulares (y el intenso escrutinio) ya llegaron por si solos. El reality les iba a dar a conocer en el mundo de los tabloides del país, pero la farsa les llevó a las portadas de todas las publicaciones serias habidas y por haber y a las páginas del resto del mundo.


El SalahiGate ocurrió cuando el 24 de noviembre del año pasado la pareja se presentó en la Casa Blanca para asistir a la cena en homenaje al primer ministro indio Manmohan Singh. Ella, una rubia altísima de cuarenta y tantos años, llegó vestida con un sari rojo y parece ser que nadie les pidió en ningún momento una invitación mientras ellos daban el perfil, sonreían y se dejaban cachear. Su versión, por supuesto, dista mucho de la oficial y según ellos la firma Gardner Law Group les invitó. Sin embargo, no consta que estuvieran en ninguna lista e incluso se hallaron mails entre los Salahis y un enlace entre la Casa Blanca y el Pentágono en que les aconsejaba que no se presentaran “pues no estaban invitados y escapaba a su alcance”. Desde entonces, a pesar de aparecer incesantemente en los medios de comunicación (y de haberse estrenado el reality), aún se niegan a hablar bajo la quinta enmienda mientras se investigan los errores de seguridad de esa cena. Eso sí, si queréis ver las fotografías de esa fecha, podéis entrar al perfil de Facebook de Michaele y ver sus fotos con Joe Biden y Rahm Emanuel (o podéis entrar en la página de la Casa Blanca y encontrar las oficiales como la de aquí arriba).


Esa anécdota, que aquí seguramente protagonizaría unos titulares simpáticos y poco más, se convirtió en la comidilla nacional y en la excusa perfecta para criticar la política de seguridad del país. Los Salahis pasaron a adquirir el estatus prácticamente de terroristas para algunos (recibieron amenazas telefónicas) y algunas voces pidieron que se juzgara a la pareja. Y ellos, a pesar de haber aparecido incesantemente en los medios, a día de hoy aún se niegan a declarar sin saber exactamente qué les deparará la justicia que aún está estudiando los hechos.


Pero el peor juicio al que se enfrentan (pues no cuesta mucho adivinar que no irán a la cárcel por hacerse cuatro fotos) es al que está construyendo la prensa y que ahora está complementando Real Housewives of DC. Al saltar la noticia, todos los medios se lanzaron a investigar los entresijos de la pareja y gracias a sus pesquisas ya se conocen todas las estafas, pagos incumplidos y demás chanchullos financieros de Tareq Salahi. Y lo más divertido es comprobar a partir del reality el estilo de vida de ambos, que se regalan caballos por el cumpleaños, joyas y bolsos de marcas a mansalva, y que se dedican a celebrar fiestas como quien se come un sandwich en casa. Entonces, sin embargo, ya se encargó la cadena Bravo de ocultar que ese día la pareja ya estaba grabando para el programa (los preparatorios, el postparty) y prefirió hacerles públicamente los únicos responsables de los hechos.


Aunque si tuvierais tantos negocios turbios como bolsos, ¿no preferiríais alejaros de la luz pública y pasar desapercibidos? Esta es la eterna pregunta que se niegan a responder todos estos fame whores que corren por la televisión y que siguen creyendo que tener mala fama es mejor ser un ciudadano anónimo.

No hay comentarios: