miércoles, 6 de octubre de 2010

Smits, Morrow, Belushi y asociados

La ficción televisiva norteamericana se sostiene gracias a tres pilares: están la jerga policial y los cadáveres decorativos, los pasillos de hospital llenos de doctores atractivos (aunque esta pata últimamente cojea) y luego están los abogados de sueldos irrisorios. En una sociedad como la americana, donde las demandas llegan a las casas al mismo ritmo que los periódicos y las botellas de leche, es normal que el sistema despierte cierta fascinación. Si a esto se le suma que los profesionales pueden llegar a ganar inmensas sumas de dinero por cada hora de papeleo (cuando oigo las cifras me repito a mí mismo que es ficción), que su fama es de desalmados y que encima los jurados están formados por gente como tú y como yo (que ya me dirás si está mal la justicia), se entiende aún más que cada año nos lleguen varias ópticas distintas sobre la misma profesión. Por mala suerte, no todas pueden ser sorpresas tan gratas como la excelente, inteligente, sutil y divina The Good Wife.


La primera que subió al ring esta temporada fue Outlaw. ¿Qué la diferencia? Su protagonista es un juez del Tribunal Supremo, adicto al juego y a las mujeres, que deja de creer en el sistema y decide luchar desde el otro lado, como un abogado común. Pero ni tan siquiera la interpretación de Jimmy Smits puede sacar adelante una serie sin personalidad que evidencia porqué ha sido desterrada a los viernes. No puede haber una investigadora que, a diferencia de Kalinda, suelte más comentarios sexuales que una prostituta del distrito rojo de Amsterdam. Ni puede haber unos secundarios tan insulsos e infantiles. Ni una sentencia de muerte se puede revocar tan fácilmente (ni a Clint Eastwood se lo pasé en Ejecución Inminente). Vaya, que Smits está a una sola serie de convertirse en un series killer profesional (¿os acordáis de su primera víctima, la fallecida Cane?). Pero por suerte para él, su nombre aún no puede medirse con el de Jerry Bruckheimer que este año ha vuelto a hacer de las suyas.


El que se supone un maestro de las ganancias en la industria del cine, sólo hace que patinar como si fuera un abuelete senil. Es pura kryptonita catódica y no hay nada mejor que poner su último engendro para probarlo. The Whole Truth, que cuenta los casos primero desde el punto de vista de la fiscalía y a continuación de la defensa, tiene los mismos defectos que algunas de sus últimas obras: confunde entretener con tener una realización ajetreada y tiene unos flashbacks completamente inútiles. ¿De verdad cree necesario recordarnos las palabras de los testimonios cuando les hemos visto hablar cinco minutos antes?


Quizá este montaje hubiera funcionado a principios de la década pasada, cuando todos hacíamos “Ooohh...” cada vez que se rompía el eje temporal, pero ahora huele a naftalina y a collage de su también fallida Justicia. Tampoco ayuda que el cretino del abogado defensor discuta con sus socios mientras juega a básquet en su despacho (y encima sea Rob Morrow). Otra que no sobrevivirá y que difícilmente alguien echará de menos (¿ha habido alguna campaña para The Forgotten o Dark Blue? Pues tampoco la habrá para The Whole Truth).


Y la última, a la espera del midseason y Harry’s Law con Kathy Bates, tampoco se salva. Ni que sea por la manía que le tengo a Jerry O’Connell, no veré The Defenders. Y basándome sólo en mis prejuicios, me atrevo a decir que es mala. ¿Qué importa que esté por allí James Belushi? O’Connell, ese terrorista de series como Las Vegas o Crossing Jordan, hace de palurdo con americana. ¿Hacen falta más motivos para evitarla?

5 comentarios:

satrian dijo...

En cuanto ví el final de The Whole Truth, me vino a la mente Justice, lo malo es que sus dos actores me gustaron mucho en sus personajes, y ahí sigo con ella, hasta que me la cancelen.

SR. WATANABE dijo...

El de abogados es un género que detesto especialmente. Ya es algo irracional. Fíjate si no me gusta que hasta me está costando lo suyo ponerme con The Good Wife, que seguro que se salva de la quema, pero, me da una pereza....

Atticus dijo...

Tanta serie de lo mismo lo único que consigue es saturan al personal, y luego cuando llega alguna buena como 'The Good Wife' la gente tiene reticencias para verla.

Crítico en Serie dijo...

Satrian, es que ese final de TWT chirrió muchísimo. Esos flashbacks me hicieron sonrojar. Ni que los espectadores fuéramos retrasados.

Watanabe, ¿Detestas los abogados? ¿Nunca disfrutaste con Ally McBeal o El Abogado? Ostras, yo soy al revés. Quiero que me gusten los estrenos de abogados. Lástima que The Good Wife sea la única notable (en este caso MAGNÍFICA) que haya ahora mismo en TV.

Martinyfeluix, la gente tiene reticencias haya muchas o pocas. No se puede luchar contra los prejuicios, por mucho que algunos digan. Y se debe asumir que pocas series dejan tanto terreno a los guionistas como las series legales o policiales. Es un hecho. Puede haber casos distintos todo el día. Y no es ninguna vergüenza hacer una serie de casos. Quienes crean que todo es Los Soprano y Mad Men es que no entienden las posibilidades que tiene la TV. No sólo sirven para prorrogar historias en el tiempo, sino también para aprovechar al máximo un tiempo limitado. Y series como The Good Wife (o The Closer en el terreno policial) es lo que hacen.

Fon dijo...

A mí The Whole Truth sí me gustó. Las otras dos no las voy a ver, y esperando estoy la de Bates, que espero satisfaga las ganas que le tengo. Pero sí, ninguna es como The good Wife.