viernes, 12 de noviembre de 2010

Los entrañables y viscerales caminantes

Los vampiros, sean adolescentes, mormones o de la HBO, son seres melancólicos, de otra época, que suelen reencontrar sus ganas de vivir (y su vertiente más humana) en el amor, que siempre se les acaba tiñendo de cierto sadomasoquismo. Los zombies, en cambio, son trozos de carne que caminan o se arrastran y cuyo único afán es el de dar un buen mordisco a algún órgano. Por ello, antes de empezar a hablar de The Walking Dead me gustaría aclarar que su llegada no comporta el fin de una moda, la vampírica. Cada cosa tiene su momento y nadie puede presagiar cuando terminará la obsesión por los colmillos (al fin y al cabo quedan dos películas de Crepúsculo por estrenar y True Blood puede perpetrarse en su cadena durante años). Puede terminar un día de estos, pero que se ahorren las peleas ficticias entre las dos tendencias.


Y es que el subgénero de los zombies obliga a un enfoque bien distinto. La falta de personalidad de estos muertes vivientes impide elaborar relaciones, el descubrir una nueva raza. Aquí lo que se trata es de sobrevivirlos y no olvidarse por el camino la propia humanidad. En una sociedad postapocalíptica y sin reglas como la de The Walking Dead, decidir qué se debe sacrificar para seguir adelante y desarrollar un instinto insensible y agresivo contra los zombies sin perder los estribos con los compañeros y la propia integridad es el auténtico reto.


El creador del cómic en el que se basa la nueva serie de AMC, Robert Kirkman, ha reconocido en entrevistas que ésta era su intención, la de echar un vistazo a nuestra verdadera naturaleza (además, seguramente, de enseñar vísceras por doquier). Y mientras que de momento los dos primeros episodios nos han servido para orientarnos en un nuevo mundo, para entender la filosofía zombie y forjar un protagonista muy sólido (Rick Grimes), también se ha podido comprobar que el cultivo de esta vertiente humana está ahí. Al fin y al cabo estamos en la cadena AMC, donde se toman el desarrollo de personajes como una prioridad y donde la magnífica factura visual siempre casa con el contenido. El miedo que se respira en la casa del padre e hijo afroamericanos del primer episodio o la anécdota de la llave del segundo nos guían hacia ese objetivo. O, de una forma más macabra pero tremendamente tierna, el tiro que Rick le suelta a ese torso arrastrante, a años luz de esa declaración de intenciones que firman los creadores al pegar un tiro a bocajarro a la niña infectada.


Y, ni que sea para no decepcionar a los espectadores ávidos de gore, The Walking Dead nos obsequia con escenas entrañables. El festín del final del piloto, en el que los zombies parecen pasarse los órganos casi como buenos hermanos (por cierto, magnífico plano de despedida), y la estrategia de la continuación de untarse el cuerpo con entrañas de muerto y colgarse los intestinos como si fueran collares sirven para dar esa nota de color rojo mórbido que todo producto de zombies debe tener. Y lo mejor es que no hay gore más divertido que éste. Para drama, el que les inunda el espíritu cuando no tienen que disparar a nadie en la frente.

9 comentarios:

satrian dijo...

Si sigue con el comic, nos van a retorcer más las tripas los dramas personales que las escenas gore.

Un telespectador más dijo...

A mi me está gustado mucho, y como no leí el comic pues estoy con la mente libre y me encanta.

La escena de la niña es más para dar que hablar que otra cosa.
Me gusta que le den prioridad a los personajes, porque realmente son los que tienen que llevar el rumbo de la serie.

Saludos!

Jaime Grau dijo...

Por fin he sacado tiempo para ver los dos primeros episodios.

Hablamos mucho de los vampiros pero es que la moda zombie ya hace tiempo que llegó, creo que ya se está preparando la adaptación cinematográfica de Orgullo Prejuicio y Zombies.

Y la serie de momento es una maravilla.

Fon dijo...

Y espérate que no lleguen los zombies a Bon Temps, que les quedan muchos seres sobrenaturales que explorar. The Walking Dead ha empezado con muy muy buen pie (esa escena en la casa del padre y el hijo sigue poniéndome la piel de gallina).

freddyvoorhees dijo...

Hombre, la moda zombie lleva ya meses, quizá hasta un par de años. No hay más que ver todos los libros rehechos para meter Zombies por ahí. Lo único que los vampiros daban tan fuerte que se hablaba menos de ella :)

Por cierto, es Robert Kirkman y no Alan :)

Crítico en Serie dijo...

Satrian, ¿tú te has leído los cómics? ¿Recomendables?

Telespectador, la escena de la niña era una declaración de intenciones, por supuesto. Y dicen que la cadena está encantada con el nivel de mala leche (que no es tanta, porque la mayor parte de gore se utiliza para divertir con un toque más humorístico que dramático).

Manganxet, ya sé que la moda zombie llegó. Bueno, es que también se tiene que reconocer que siempre está allí. Personalmente... lo mejor que se ha hecho en los últimos años (del género) es 28 días después y su secuela que es una pasada.

fon_lost, yo también me lo pregunto a menudo si llegarán a Bon Temps. Seguro que alguien nos puede ya espoilear si en la saga aparecen o no.

Freddy, y yo tan seguro de que había puesto Robert. Se nota que Alan Rickman está jugando de las suyas en mi subconsciente.

Renaissance dijo...

¿Uh? Escribi un comentario (adelantándome a satrian y comentando sobre el comic? y ha desaparecido por completo..Resumiendo. Que el tebeo es estupendo y también te lo recomiendo.

Crítico en Serie dijo...

Renaissance, pues nunca recibí ninguna notificación de que habías escrito... No sé dónde debió ir tu comentario. ¿Y así que está bien el tebeo? Pues quizá esta tarde me lo compro. No es seguro, porque seguramente me dará pereza, pero es una posibilidad ;)

Eloi dijo...

A mi el primer capítulo me encantó, pero el segundo ya se me hizo pesado. Me han dicho que el tercero no es nada mejor.