domingo, 30 de enero de 2011

Los intocables Teller

En esta entrada hablo de la tercera temporada de Sons of Anarchy, con detalles de su contenido. Ahora diría que ya he saldado mi deuda con la serie (hasta que llegue la cuarta, por supuesto).


Una de las ventajas del cable es la corta duración de sus temporadas, que permite estructurar el contenido de las tramas seriadas de una forma moderada y también responsable. Pero no siempre se puede empezar con el pie en el acelerador. Estos hilos argumentales deben gestarse y Sons of Anarchy fue vapuleada simplemente por esto. Acostumbrados a la perenne tensión, a tener el enemigo a cada esquina, la paciencia que requería la odisea irlandesa impacientó a unos cuantos. Pero si queríais ese final, si queríais que Jax hiciese el inevitable paso la siguiente temporada, tocaba esperar.


El secuestro de Abel y la deriva fugitiva de Gemma Teller no podían desvanecerse tras sorprendernos al final de la segunda temporada. Cada acción debe tener sus consecuencias (aunque Samcro siempre sabe como canalizarlas para que sean mínimas). Y si de algo sirve la gran inversión que Kurt Sutter realizó en los personajes es que con las fichas un poco esparcidas estos pueden seguir igual de fuertes. Se puede permitir algún experimento que en otra serie hubiera rebajado el listón y salir indemne. Para poner algún ejemplo, Gemma fuera de su contexto no deja de existir, sino que ayuda a dibujarla, y la introducción de Maureen y los Sons irlandeses, difícil por la situación geográfica y por aparecer a medio metraje, también se salda con éxito.


Este éxito no quita que también haya sido la temporada más tramposa y tan previsible como las otras. Y es que si SoA ha demostrado algo a lo largo de sus tres años es que hay ciertos personajes intocables, que siempre son capaces de remontar cualquier situación. Una es Gemma Teller, que todos sabíamos que no acabaría sola en prisión; el otro es Jax, que nunca será el deshonroso soplón, acto inconcebible. De aquí la maestría del rastrero giro de la agente Stahl. Después del discurso de la matriarca (“tú mientes a tus jefes y Jax miente al club. Por esto algo saldrá mal, porque vuestro acuerdo se basa en mentiras. Y con mentiras no hay confianza”) uno intuye que todo acabará mal pero no puede imaginar semejante crueldad. Lo que no sabíamos es que, detrás de tan reveladora sorpresa, Sutter se sacaría el as de la manga (por eso fue previsible en esencia, aunque nos dejara a todos con la boca abierta). Por un parte algo completamente lógico y por otra una falta de respeto, pues en el contrato firmado con la serie creíamos que entraba saber en todo momento los movimientos significativos de Jax.


Sin embargo, lo que demuestra cierta valentía es la sanguinaria despedida de Stahl. Si Sutter no quería (porque no podía) joder vivo a Jax, debía acabar con la vil enemiga que disfrutaba de las ventajas de ambos bandos de la ley. Era demasiado temible y tras el asesinato de su compañera estaba claro que ya no era intocable. Y es aquí donde se le notan un poco demasiado las intenciones a Sutter. Le gusta justificar cualquier acto de la banda con una terrible acción por parte de otro personaje. Hagamos que Stahl sea una fría bruja asesina para que puedan eliminarla; no importa que Tara pegue a su supervisora porque ella tampoco era trigo limpio; que el próximo alcalde sea el diablo para que así los Sons deban seguir existiendo; y que el cura sea tan hijo de puta que legitime apuntar a un bebé con una pistola (aunque Gemma nunca fuera a apretar el gatillo).


Pequeños trucos para redimir los Sons of Anarchy, tanto la banda como la serie. Pero porqué recriminárselo cuando 1) lo realizan con tan buenas formas, 2) saben cómo convertir algo tan ordinario como una banda de moteros en un relato épico y espectacular para todos los gustos y 3) en el fondo amamos justificar a Jax y Gemma, que también necesitamos redimirnos a nosotros mismos.

3 comentarios:

Hopewell dijo...

Mucha gente ha dicho que la tercera temporada ha sido floja pero la verdad es que a mi me encanto. Evidentemente el capitulo final es un bombazo. De lo mejorcito que he visto en mucho tiempo. He oído muchas veces que han sido tramposos con esta temporada, pero tengo que rebatir esa idea.
Volví a verme la serie en enero con mi chica, y descubrí que durante esta tercera temporada te dan muchísimas claves y pistas, incluso llegan a decir de viva voz qe todo es un truco, pero lo hacen de tal manera que no te das cuenta de que están hablando de Jax-stahl, siempre crees q se refieren a otras cosas.
En serio, verlo por segunda vez me dejo flipado porque me di cuenta de que no, nunca juegan a engañarte, ni siquiera a ocultaste información. Sinceramente, esta perfectamente ejecutado para que te sorprenda cuando debe hacerlo.
Ahora, el final de stahl es una pena. Es lo que se merecía, y mola, pero era un personaje taaaaan hijoputa...

Crítico en Serie dijo...

Hopewell, si tú lo dices... será que es verdad. Prefiero pensar bien de Jax. A ver si un día hago como tú y me pongo con la serie otra vez. Piensa que estas tres temporadas me las tragué en 10 días (¿o era menos?). A ver qué día alguien me propone hacer una semana Jax. Lo mío con este chico es obsesión.

Perse dijo...

Una de mis faoritas, su último capítulo me pareció apoteósico... a mi me encantó la tercera temporada, disfruté de cada uno de sus capítulos... ;)