Si la cadena HBO juega con alguna ventaja es que sus espectadores están bien entrenados. Ellos son conscientes que una buena historia puede tardar en arrancar y sus responsables pueden respirar más o menos tranquilos en los primeros episodios, pues los derrames de audiencia no son tan pronunciados como en una cadena en abierto (otra cosa es que series como Treme empiecen ya hundidas). Y Boardwalk Empire, que se supone que debe llevar el estandarte de la cadena ahora que pasaba más desapercibida en las galas de premios (porque por buzz ya lo tienen con True Blood), requería paciencia, mucha paciencia. Incluso demasiado.
El episodio piloto, que se anunció a bombo y platillo que estaba dirigido por Martin Scorsese, era una preciosa carta de presentación, perfectamente realizado (da igual que Scorsese fuera el director, es HBO y se presupone) y con escenas realmente potentes. Pero pedir al espectador que aguantara los siguientes dos episodios fue un acto de fe bastante ciego que solamente podía pedir esta cadena. No es que fuera lenta y que necesitáramos tiempo para conocer a los personajes (algo que ocurría con, por ejemplo, The Wire). Es que su retrato sobre la Atlantic City durante la Ley Seca era directamente aséptica. Lo comentó MacGuffin hace poco: probablemente era demasiado perfecta. Pero como una roca bien esculpida: bonita a la vista (los decorados, el atrezzo, la ropa) pero fría.
Es normal que una primera temporada tenga la intención de crear un marco para desarrollar las tramas, sobre todo cuando se trata de un producto con tantas aspiraciones como éste, pero el drama tampoco se puede permitir el lujo de ahogarse en esa presentación. El corrupto Nucky Thompson, el dueño de la ciudad y protagonista, es un buen personaje, de esos que fascinan y crecen, pero entre los frentes paralelos en Chicago (y la deriva de Jimmy, su mano derecha) y Nueva York, y los títeres que pasan por su despacho, los primeros episodios son arduos. Esta es la crítica que le hago a Boardwalk Empire. Pero una vez expuesta, tampoco puedo ignorar que efectivamente arranca. Lo hace muy poco a poco y gracias a la ayuda de la señora Schroeder, una decente mujer que se siente atraída por Nucky, pero lo hace. Y cuando llega el tramo final, ya estás en esa frustrante etapa de querer más y saber que hay que esperar. Porque quizá este primer tomo sólo me atrevo a calificarlo de correcto (sublime en algunos aspectos, pero que tarda demasiado en intentar conectar con el público). Ahora, no obstante, sí tiene los cimientos para erigirse en la obra maestra que siempre ha querido ser.
Curioso es, además, el reparto que la integra, que coge los defectos de cada uno de sus actores y los aprovecha a su favor. Michael Pitt, por ejemplo, da igual que se pase con sus morritos y que fume cigarrillos por doquier para parecer intenso y amenazador. Es inquietante por naturaleza. Paz De la Huerta, una especie de Taylor Momsen pero sin la adolescencia como excusa, luce por descarriada. Y Steve Buscemi es repulsivo y con una dosis de mala leche extra. Quizá a ratos puede parecer que Nucky se le queda grande o que se pasa con sus expresiones asqueadas, pero por nada en el mundo hubiera creído que podía enamorarme un poquito de él, que es lo que consigue.
El único al que veo fuera de lugar es Michael Shannon, que contrataron por ser el loco de Revolutionary Road y que aquí está pasado de rosca. Su agente federal, ya sea por cómo está escrito y encima interpretado, en mi opinión es demasiado desequilibrado, como si hubiera salido de una serie de Showtime con el único objetivo de hacer más fácil apreciar a Nucky, puesto que antes mejor un político corruptísimo con la cabeza bien amueblada que un federal de camisa de fuerza. Y sobre Kelly McDonald, la otra cara de la moneda, poco me atrevo a comentar. Ella, sus miradas y su voz están en otro nivel, el de las diosas teléfilas, y cuantas más escenas tenga Margaret Schroeder, su personaje, más cerca estará Boardwalk Empire de tocar el cielo.
8 comentarios:
El principal problema de Boardwalk Empire es que tenía que ser desde el minuto uno mejor que Los Soprano. Y eso es imposible :).
Y eso que el piloto de Los Soprano no es de lo mejorcito que hay por ahí :)
La serie se ha ganado su lugar a base de esmerarse en los cimientos. Tarda en arrancar, pero los seis últmos capítulos son lo suficientemente ágiles para mantenerte enganchado.
Me pasó lo mismo con Buscemi. De la grima al amor. No veo a otro haciendo ese papel. A Michael Pitt deberian raparle a cabeza, su pelo me pone más de los nervios que sus morros xD La señora Schroeder sól acaba de empezar el descenso a los infiernos, me parece.
La serie ha tirado de mí sobre todo por Thompson y Schroeder, aunque luego me han acabado convenciendo todos los personajes, incluso el de Michael Shannon que me da muuuuucho miedo.
Qué quieres que te diga, el personaje de Michael Shannon me parece buenísimo. Como a veces la aplicación de la ley puede ser tan férrea y ciega que acaba siendo peor que el crimen mismo.
Y estaba claro desde el piloto que Margaret Schroeder iba a cortar mucho el bacalao (no así tanto Michael Pitt, que bajó un peldaño en episodios sucesivos). Como ya te dije, Kelly McDonald me parece una actriz estupenda ya desde que la vi en Trainspotting por primera vez, y que a ver si con esta serie se le da por fin el reconocimiento que se merece.
El único "defecto" que le puedo ver es que quizás sea demasiado densa en ocasiones. Pero aparte de la perfecta factura técnica y recreación de época (moral, no solo visual), toca muchos personajes, muchos submundos (a su vez interconectados), muchos niveles éticos, y varios escenarios institucionales, y sobre todo, ese gran triángulo Atlantic City-New York-Chicago.
Por no hablar de su genuina mezcla de material "historiográfico" con ficcionado. Y de que no resulta predecible en ningún momento.
Pienso que, en definitiva, esta serie continúa en la televisión esa tradición cinematográfica de Scorsese y allegados de representar la ecléctica y contradictoria sociedad norteamericana a través del complejo mundo del crimen.
Oh, antes se me olvidaba y Julio me lo ha recordado. La aparición de Chicago y Nueva York me da que será muy importante más adelante, porque no será raro que por ahí venga el final de Nucky.
Es una serie muy buena pasa que muchos la inflaron por compararla con otras, por la gente que estaba detras o por los actores y eso le hace mal... el error es de la gente y no del producto que, si es abordado como "una serie sobre la ley seca" las vas a disfrutar mejor.
MacGuffin, ¿hablas del fin de Nucky cuando aún no se ha estrenado la segunda temporada? Te veo muy atrevida ;) Que conste que mis críticas poco tienen que ver con Los Soprano. Mientras que soy consciente de la grandeza que acarreaba Tony y los suyos, no soy fan de la serie ni defensor del "es la mejor serie de la historia". Tengo muchas ganas de ver, sin embargo, qué acarreará la deriva final de Jimmy. ¿En serio irán por allí tan temprano?
Jaina, el pelo de Pitt es necesario. Es más: me fascina. No le puedo quitar la mirada cuando aparece (el pelo) en escena y creo que le da una dimensión muy retorcida a su personaje, más que la forma (y el momento) de encenderse los cigarrillos.
Satrian, el momento "el federal y su cinturón" me pareció excesivo. Hubiera preferido un bueno más convencional. Esto, de alguna forma, me parece más facilón.
Julio C. Piñeiro, estoy seguro de que el triángulo Atlantic City, New York, Chicago podría haberse tratado de mejor forma. Yo creía que The Wire era la serie más densa para empezar, pues antes te pasabas tres horas sin saber de dónde bajaban los tiros, pero Boardwalk le gana. Hasta que Jimmy no regresa con Nucky cuesta bastante entender qué camino va a seguir la ficción, que hay momentos en que está demasiado descentralizada. El tiempo, sin embargo, también nos dio nuestra recompensa.
Rocko, en parte tienes razón. Las comparaciones siempre son traicioneras. Pero también creo que hubieron fallos a la hora de arrancar su historia. Y piensa que sin los referentes de la HBO, la gente tampoco habría tenido tanta paciencia con Boardwalk. Así que es un lastre y una bendición.
No he visto Los Soprano igual algún día. Hasta que llegue la serie de Scorsese es la caña. Aún no la he terminado pero me mola todo incluso su densidad. Y me encanta que los actores tengan acentos diferentes (o eso creo yo). Al habla muy lento y más o menos el entiendo. Pero al Negro trajeao pufff me cuesta horrores entenderle más allá de palabras cortas. Y de estos hay varios. Bendito VOSE!!!
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