miércoles, 10 de agosto de 2011

El síndrome del piloto engañoso

Los pilotos de televisión son un mundo aparte. En Estados Unidos las networks pocas veces compran proyectos sobre papel. Primero muestran un interés que se transforma en piloto (con los consecuentes costes para la cadena, claro) y, si les ven un hueco en su programación, hacen el encargo de trece episodios (para hacer el back-nine cuando haya demostrado que funciona entre su audiencia o simplemente no tengan nada mejor en la recámara). La compra de series de las cadenas, por lo tanto, es un proceso muy caro y la confección de pilotos ya casi es un arte. Todas las cartas tienen que estar sobre la mesa en el primer episodio para que el público pueda engancharse, los ejecutivos le vean un algo comercializable y necesitan saber cómo venderla al gran público. De poco sirve tener una buena serie si no sabes transmitir qué se van a encontrar los espectadores.


Con la especialización del sector, que cada vez sabe mejor cómo hacer de estos primeros episodios unas entretenidas declaraciones de intenciones, tengo la impresión que los pilotos están viviendo su época dorada, lo que es una arma de doble filo. Cada vez hay más series que no consiguen mantener el listón después de la primera toma de contacto y en verano se nota mucho en las series menores del cable (aquellas que no pertenecen a AMC, Showtime, FX o HBO). Estas muchas veces no han tenido un camino tan escrupuloso como sus compañeras de las generalistas, pero igualmente son pilotos. De aquí que muchas veces engañan. Necesitan transmitir cómo serán sus episodios y a la vez deben servir como carta de presentación de sus personajes y dejar entrever arcos a largo plazo si los tienen. El problema es que pocas veces los episodios que seguirán serán tan completos.


Este es el caso que suelo encontrarme con las series de USA Network como Suits, Covert Affairs y Royal Pains, también con las actuales de SyFy como Warehouse 13 y Alphas, y también con otras ficciones como Rizzoli & Isles de TNT y hasta me temo que pueda ocurrir con Against The Wall de Lifetime. En todas ellas tuvimos presentaciones, nos mostraron cómo funcionarían las relaciones entre sus protagonistas y en muchos casos nos dejaron entrever un conflicto a largo plazo (sobre todo ocurre con las de USA Network). El problema es que un episodio sin alguno de estos elementos cambia completamente en su contenido (que se lo digan a Fringe o a Supernatural, que demostraron cuánto valían cuando mezclaban todas las capas en cada episodio) y, cuando se pierde el elemento de novedad, muchas también pierden bastante interés.


La curiosa presentación de personajes de Suits no podrá volver a repetirse (y los títulos de crédito no son excusa suficiente), todos ya sabemos que la espía Annie de Covert Affairs no tiene química ni con el papel de pared (y que su churro no pinta nada), Rizzoli y la forense caen en infantilismos demasiado extremos cuando no hay un asesinato truculento de por medio, y Haven tampoco tenía casos lo suficientemente fuertes como para aguantar tanta lentitud en su arco longevo, al igual que White Collar tenía también unos casos demasiado insípidos. No todas las series pueden ser The Closer, que es sublime en los diálogos, tiene una química espléndida entre sus personajes y unos casos bien construidos y ejecutados que pueden llevar perfectamente el peso de todo el episodio.


También es verdad que hay series que no demuestran su potencial hasta pasados unos cuantos episodios, cuando ven qué funciona mejor, pero la mayoría de las veces es el segundo episodio el que demuestra si la cita semanal valdrá la pena. Podríamos decir que el piloto es esa cita (de cena con buen vino) y el segundo episodio es el despertar con luz poco favorecedora, pelos incontrolables, cara de pocos amigos y conversación un tanto más incómoda. Entonces más vale que la percepción fuera la adecuada (y no sólo el fruto de unas circunstancias adulteradas) para que haya una siguiente cita.

5 comentarios:

TV Spoiler Alert dijo...

Muy buen artículo. Muchas veces peco de abandonar una serie demasiado pronto y después descubrir que fue un error, aunque en mi defensa hay que decir que una gran cantidad de series ponen toda la carne en el asador en el piloto y después se hunden.

Saludos!

Julio C. Piñeiro dijo...

Menuda ciencia la de calcular el número de episodios que le hacen falta a cada serie para cogerle e tranquillo o descartarla definitivamente. Depende del formato, el tipo de cadena, la temática,... de tantas cosas que es imposible una teoría definitiva. Yo por ello extiendo tu postulado al "síndrome del primer tercio engañoso".

Unknown dijo...

Muchos guionistas reconocen que hasta el 5º ó 6º capítulo no saben exactamente cómo va a ser la serie, qué funciona y qué no. Después del piloto viene un proceso de ajuste, y no todas lo superan.

Anónimo dijo...

Creo que era James Howell quien decía algo como: "En el piloto se detallan las reglas del juego,y en los siguientes capítulos se juega el partido".

Crítico en Serie dijo...

Spoiler, eso son las series USANetwork. Qué decepción, una tras otra.

Julio C. Piñeiro, series como las de USA Network siempre suelen tener un piloto engañoso, mucho más completo de lo que es la serie (porque tiene un planteamiento que luego no evoluciona). También hay casos como los de FX, que muchas veces tienen unos cuatro primeros episodios correctos pero no excepcionales para después arrancar (Sons of Anarchy, Terriers, Justified). Cada casa es un mundo, por supuesto, pero en SyFy y USA Network engañan demasiado.

MacGuffin, también hay series que nunca son nada, claro :)

Julio Tabernero, muchas veces se declaran intenciones en el piloto, después hay unos cuantos episodios para situar al espectador en el mundo en que se mueve y después el relato continúa. Claro que también depende de dónde te mueves. También hay series que empiezan a saco desde el principio, lo que vendría a ser tu cita.