viernes, 13 de enero de 2012

Humor machil

En el especial de la PBS sobre la televisión norteamericana, America in Primetime, dedicaron uno de los episodios al papel del hombre en las últimas décadas. Sobre todo hicieron hincapié en cómo el marido, el proveedor, había tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, en los que el discurso de Father Knows Best ya no colaba. Pero mientras en el terreno femenino ha habido experimentos divertidos en el terreno de la comedia, parece ser que a la televisión le cuesta encontrar el tono a la hora de reírse de los problemas de los hombres sin describirlos como simios, como unos nostálgicos o con una filosofía directamente machista (y fingiendo ironizar cuando quieren reivindicar).


En esta línea han ido muchas de las críticas que han recibido las sitcoms del martes por la noche de la ABC. Primero Last Man Standing con Tim Allen nos llevó a tiempos pretéritos, luego Man Up quiso parodiar el rol cayendo en otro discurso ridículo y finalmente ha llegado Work It donde dos hombres deben vestirse de mujeres para encajar en el mundo laboral. Tres series que, a fin de cuentas, no solamente echan de menos el modelo patriarcal sino que encima son zafias a la hora de escribir y presentar su humor.


El caso de Work It, sin embargo, ha sido la crónica de una muerte anunciada. Las imágenes de Amaury Nolasco y Benjamin Koldyke trasvestidos hicieron esperar lo peor sobre todo porque era una visión tan inverosímil que costaba creer que de allí pudiera surgir una serie de televisión. Recordemos que La Señora Doubtfire funcionó porque Robin Williams hacía de viejecita corpulenta (y he visto alguna que se le parece) y su formato era el cine, pero coger a tipos que parecen jugar al football para interpretar a mujeres atractivas era material para un sketch pero no para una serie. Y así es.


Además, la acusatoria premisa de que las mujeres han robado el trabajo a los hombres no tiene ni pizca de ironía y aún hay quien cree que con un par de bromas se solventa la situación sin darse cuenta que el problema es de base. Que aparezcan hombres más básicos que una zapatilla no exime de culpa al producto, sobre todo cuando ellas siguen siendo moralmente unas usurpadoras.


Puede que estos retratos tan básicos estén siendo el pan de cada día en las televisiones generalistas norteamericanas, pero por suerte siguen habiendo casos en el cable que exponen humor masculino sin caer en el machismo inconsciente. Por ejemplo, Louie protagonizada por el humorista Louie C.K. y que analiza la realidad de un padre soltero con tanta gracia como humanidad. Claro que este señor se merecerá en algún momento su propio artículo, que no apareció en las listas de lo mejor del año en la mitad de publicaciones de los Estados Unidos por casualidad.

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