lunes, 25 de junio de 2012

The Good Nurse

Cuando las series abandonan todos sus modales y deciden ser tal y como sus tramas les piden que sean, suelen haber altos saltos cualitativos bastante notables. Muchas veces se trata de evoluciones que ni tan siquiera sus creadores se plantearon hasta que, por cómo llevaron la historia y sus personajes, al final no les quedaba otra elección. Y a Evan Dunsky y Linda Wallem no les quedaba otra con Nurse Jackie. Esquivaron durante toda la tercera temporada su verdadera vocación y finalmente claudicaron ante la naturaleza de su propia serie en la cuarta.
Curiosamente, este camino es opuesto al de la mayoría de los casos a los que hacía referencia. Los King dejaron de lado los casos en The Good Wife (para retomar la filosofía en la tercera temporada), Bill Lawrence abandonó la premisa Cougar de Courteney Cox para centrarse en la pandilla y en Fringe o Nikita sus responsables descubrieron que eran mejores cuando quemaban trama y no perdían el tiempo con falsos avances. Pero Jackie, a diferencia de estas, no debía renunciar a ciertos rasgos más mainstream para ser más asequible, sino abrazarlos. Alejarse del modelo Showtime para simplemente ser mejor.
Muchas veces ya he comentado y criticado que este canal solía acabar haciendo más mal que bien con sus intenciones. Durante unos años, para cierto público lo fue todo mientras que yo jamás conecté con algunos de sus planteamientos por su artificialidad. Entendía qué querían venderme, comprendía que era algo que quizá no había visto antes, pero eran tantas las ganas de escandalizar que era incapaz de conectar con ellas, ya fuera Dexter, Weeds o United States of Tara (y por esto ignoraba Californication, la única realmente entrañable de sus años de auge). Pero Jackie tenía algo que la desmarcaba un poquito de ellas.
Tenía una enfermera adúltera y adicta a las pastillas que bien se podía englobar en el grupo, pero la sencillez de sus secundarios dejaba entrever que se esforzaban menos en acentuar diferencias con el resto de series de los canales en abierto. Quería crear algo de polémica con su heroína indefendible (hacía mejor su trabajo que cualquier otra, pero era una esposa terrible), pero también buscaba hacer brotar emociones a partir de los pacientes que pasaban por la sala de urgencias del hospital y Dunsky y Wallem escribían personajes sin ínfulas de nada. Zoey, O’Hara o Cooper no podían ser menos pretenciosos. Y, cuando finalmente dejaron que todos ellos fluyeran cómo tenían que hacerlo, Jackie salió del hoyo en el que se metió cuando se negaron a llevarla a rehabilitación en la tercera temporada (circunstancia que provocó que la tercera temporada fuera una repetición sin gracia de las anteriores).
Así la serie ha comprendido su identidad. Con la sinceridad de sus relaciones, genuinas y también ingenuas, se ha elevado a producto simpático y en momentos hasta amable. Por supuesto la cuarta temporada ha tenido notas amargas, ya sea en el divorcio de la enfermera o su nueva amistad, un chico que está irremediablemente perdido, pero ha sorprendido con lo mona que puede llegar a ser con las tonterías de Zoey (y que Jackie ya no puede fingir más con ella: le cae bien), la nueva trama de O’Hara (resulta que al final va por la vía heterosexual, con los instintos de cualquier mujer, y no comporta que ningún guionista se haya rebajado) y lo bien que funciona el nuevo jefe, al igual que la robaescenas de Akalitus. Y la rehabilitación de Jackie por fin le ha dado matices al personaje, más que cualquier pastilla de sus primeros años. Hemos descubierto cómo puede ser la enfermera cuando está limpia y así hemos podido ver una evolución mayor de lo que nos habían dejado. Y, sin ser drogadicta (o sin consumir, que adicta lo seguirá siendo), sigue siendo un personaje la mar de sólido.
Sigo pensando que su formato impide que la serie sea aún mejor, con unos treinta minutos que son insuficientes para profundizar en los pacientes pasajeros y dar más excusas a los protagonistas para verlos interactuar, pero por lo menos ha dado un paso en la dirección correcta. Y por esto Nurse Jackie vuelve a ser la única dramedia femenina que vale la pena de Showtime y querré ver una quinta temporada, que espero que sea encargada.

3 comentarios:

TV Spoiler Alert dijo...

Me ha encantado la temporada y ha demostrado que la clave de Nurse Jackie no es la droga, sino la mentira. Tras la (mierda de) tercera temporada ha sido todo un soplo de aire fresco.

La quinta temporada ya está encargada, por cierto. Saludos!

Crítico en Serie dijo...

Hasta se ha notado que Edie Falco estaba contenta de cambiar algo de registro. Ah, y el nuevo peinado le sentaba de maravilla.

Flyingvolandas dijo...

Dudo mucho que vaya a ver esta temporada, lo siento mucho. Conseguí terminar la primera (me costó un triunfo), y tras eso decidí que esperaría comentarios de la gente a ver si mejoraba. La segunda temporada fue mala, y la tercera pésima (según decís todos).
De verdad que siento mucho respeto por Edie Falco, y fue por ella por lo que me tragué toda la primera temporada, pero no voy a invertir mi tiempo en esta serie en espera de que mejore en la cuarta, lo siento.
Si llegase a darse el caso de que el mundo se acabase estas navidades y yo hubiese malgastado los pocos minutos que tengo libres al día en Nurse Jackie, en lugar de en otras cosas más edificantes, como conmoverme al contemplar una bolsa de plástico mecida por el viento, no me lo perdonaría nunca!