Las cancelaciones pueden ser enemigas públicas de cualquier amante de la televisión, pero su papel a veces también ayuda de alguna extraña forma. Al menos, esto se me pasa por la cabeza al ver que en la próxima Comic-Con habrá un panel dedicado a Firefly en motivo de su aniversario. Ha cumplido diez años desde que se emitieron sus catorce episodios de forma desordenada en el canal FOX y que le permitieron convertirse en una de las obras de ciencia ficción más apreciadas de todos los tiempos.
No deja de ser curioso que, en un mundo como es el televisivo, se pueda mitificar tanto una serie de televisión que, al fin y al cabo, no tuvo que demostrar que era capaz de mantenerse, como tienen que hacer todas las series que son renovadas para una segunda temporada. Según Joss Whedon, él tenía planeada una historia para siete temporadas que jamás pudo llevar a la pequeña pantalla y que nunca será vista, y jamás tendrá que probarlo (que no digo que no lo tuviera bien pensado, que conste). Y, como encima su continuación en forma de película, Serenity, tampoco llegó a recuperar su presupuesto a través de la taquilla (otra cosa es que ese fuera su objetivo, que seguro que habrá opiniones muy diversas), difícilmente protagonizará una resurrección. Ni el éxito de los Vengadores le permitiría a Whedon encontrar el capital necesario y hace muy poco ya desmintió las declaraciones de un actor del reparto, Alan Tudyk, que habló de una posible secuela gracias al éxito en DVD y BluRay. Tampoco lo necesita: con catorce episodios, se hace referencia a Firefly como si fuera una obra maestra contemporánea de la televisión. Para qué jugar con semejante culto.
El caso de Kyle Killen
Por suerte, aunque Whedon tenga en su currículum este western espacial y Dollhouse, que tuvo dos cortas temporadas, por lo menos ha tenido dos series de largo recorrido como son Buffy y su spin-off Angel. En cambio, los hay que viven de las rentas imaginarias o, mejor dicho, de lo que podría haber sido y jamás tuvo lugar como es el caso de Kyle Killen. Primero estrenó Lone Star en septiembre de 2010 y una semana después fue cancelada, a pesar de las buenas críticas, y durante este midseason la NBC le emitió Awake, que tampoco encontró un público suficiente para seguir en antena para una segunda temporada.
Por suerte, aunque Whedon tenga en su currículum este western espacial y Dollhouse, que tuvo dos cortas temporadas, por lo menos ha tenido dos series de largo recorrido como son Buffy y su spin-off Angel. En cambio, los hay que viven de las rentas imaginarias o, mejor dicho, de lo que podría haber sido y jamás tuvo lugar como es el caso de Kyle Killen. Primero estrenó Lone Star en septiembre de 2010 y una semana después fue cancelada, a pesar de las buenas críticas, y durante este midseason la NBC le emitió Awake, que tampoco encontró un público suficiente para seguir en antena para una segunda temporada.
Puede que nunca vayamos a saber cómo Robert Allen iba a manejar sus dos vidas y sus dos mujeres, ni cómo el policía Michael Britten iba a lidiar durante varios años con sus dos realidades, en las que moría alguno de sus seres queridos. Sea como sea, tanto Lone Star como Awake han convertido a Killen en uno de los creadores televisivos a tener en cuenta, ni que sea porque sus propuestas siempre han sido conceptualmente ambiciosas y no han pensado en las networks como estrictos monstruos donde la originalidad y los dramas adultos no tienen cabida. Lástima que su valentía nunca se haya visto recompensada por un éxito de público, ni haya ayudado a revitalizar la franja de las diez de la noche, donde antes sí tenían cabida ficciones más serias.
Sin embargo, paradójicamente, puede que la reciente cancelación ayude a que Awake sea recordada, de la misma forma que la fulminante desaparición de Lone Star tras dos episodios le permitió mantener un halo de promesa. En lugar de pensar en los casos de asesinato que nunca acabaron de cuajar o la fibra sensible que tenían los primeros episodios y que después se perdió en medio de la paranoia del detective Britten, seguramente los amantes de la televisión guardarán en su memoria la interesante premisa, las reflexiones sobre la muerte que brillaron en los primeros episodios y la esquizofrenia del final, que a ratos parecía un spin-off de Mulholland Drive de David Lynch. A Killen se le juzgará por lo arriesgado y ambicioso de sus propuestas, y por el potencial de ambas. Lo que hace una cancelación a tiempo.
P.D.Podcast: Como muchos habían pedido, al final mi companion y yo hemos grabado un programa especial sobre las posibles nominadas a los Emmy. Vamos, que tenéis una hora y media de desvarío sobre qué series y actores estarán nominados, por qué sorpresas apostamos (¡Madeleine!) y cuáles serán nuestras favoritas. Para todo ello, además, tenemos como invitado a Daniel Martínez Mantilla, especialista en los premios del otro lado del charco. ¡Aquí lo tenéis!
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2 comentarios:
A otro que podes agregar es a Shawn Ryan con Terriers, Chicago Hope y seguramente con Last Resort.
Shawn Ryan no ha tenido mucha suerte últimamente, ya lo puedes decir. Por suerte, Terriers tuvo una única temporada con una resolución muy satisfactoria que servía de final de serie. Muy recomendable.
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