El hype puede ser un enemigo temible para una serie con tantos seguidores y predicadores como Buffy. Impide verla con una mirada limpia y, sea su culpa o no, hace que sea inevitable hacer comparaciones con lo que se ha oído de ella. Que si es una serie de personajes, que si tiene arcos emocionales muy estimulantes, que si Faith es de las personas más queridas de ese universo, que si tiene algunos de los mejores episodios de la historia televisión... Y, seamos realistas, ninguna serie puede aguantar semejantes halagos. Ni Mad Men, ni The Good Wife, ni Los Soprano, ni Friday Night Lights y mucho menos Buffy.
Podéis intuir, por lo tanto, que mi particular visionado de la cazadora prosigue su curso. Ahora, ya por la cuarta temporada y con unas cuantas cosas que comentar. Primero, que el final de la tercera temporada no despertó el furor que esperaba porque no compré a Eliza Dushku en ningún momento (¿peor actriz viva?), el villano era ridículo, y ese clímax emotivo que tenía lugar en el baile de final de curso me enervó especialmente. Si algo me molestó de las tres primeras entregas, era el aleatorio raccord emocional de la serie.
Podían ocurrir monstruosidades en Sunnydale que al día siguiente estaban olvidadas, las recuperaban cuando les venía mejor a los guionistas y Cordelia vivía en una ciclotimia perpetua. De salvada a bully de su salvadora. De cómplice a enemiga. Supongo que dependía del pie con el que se levantaba cada mañana, pero personalmente odiaba tanta conveniencia. Mención especial al episodio ‘The Zeppo’ donde Xander vivía su propia aventura porque era divertido, cero pretencioso y mucho más consciente que los episodios que vendrían a continuación, llenos de pucheros y ‘sentimientos muy profundos’ por parte de Buffy.
Lo que me sorprende, sin embargo, es que nadie me hubiera avisado del salto cualitativo que hacía la serie en su cuarta temporada o, por lo menos, que no me lo intentaran inculcar hasta que no tuviera otra opción que asimilar el concepto en mi cabeza (como suele ocurrir con los whedonistas). Porque, en resumen, es muy superior a todo lo visto hasta el momento. Hay un mayor esfuerzo de producción, tiene una fotografía correcta y la realización también adquiere un halo más adulto. Hasta diría que los guiones son más sofisticados, pasando de un humor más simplón a algo más agudo (e igualmente infantilizado, que es Whedon y sigo pensando que deja bastante que desear) y en este aspecto destacaría el divertidísimo ‘Living conditions’ sobre la compañera de habitación (ojalá hubiera dado para más) y ‘Something Blue’ donde Willow hace de las suyas y convierte a Spike y Buffy en amantes.
Interesante, también, que Whedon decida cambiar su uso de los personajes y, en lugar de estar todos por allí y muchas veces sin hacer nada aparte de soltar punch lines, los raciona de forma más lógica. Lo único que no le funcionó, en cambio, fue el arco dramático provocado por Oz. No sólo era un personaje fallido con cero gracia (aunque parecía que sus guionistas sí creían estar haciendo algo con él) y su episodio de salida, ‘Wild At Heart’, es el peor del primer tramo de temporada (junto con ‘Beer Bad’), pero encima quieren que vivamos la tristeza de Willow cuando su historia de amor no puede ser más insulsa y carente de chispa. Por suerte, el recambio de Seth Green en los títulos de crédito es James Marsters, que no puede robar más escenas en la piel de Spike, con un personaje divertido por definición al igual que Anya.
Y luego está, por supuesto, ‘Hush’, escrito y dirigido por Joss Whedon. No voy a entrar en el estéril debate de si es uno de los mejores episodios de la historia de la televisión, pues no lo creo y siempre se incluye en estas listas los más pirotécnicos (fijémonos que en Buffy siempre se habla de este y el episodio musical), pero sí hay que reconocer que es un muy buen capítulo que rompe con el estilo de la serie y, a la vez, aborda todas las tramas abiertas (la cazavampiros y Riley se descubren, Willow conoce a Tara y Xander acepta sus sentimientos por Anya). Aparte del silencio que invade Sunnydale y que permite que no oigamos ninguna frase supuestamente graciosa de Whedon, sube aún más el nivel en cuanto a realización, ingenio y tensión.
El responsable debió planificar con mucha atención el episodio (como guionista y como director) porque manejar el silencio es muy complicado y los timings son distintos, y me gusta que se saltara un poquito el modus operandi de Buffy y creara unos demonios tan inquietantes con algún susto de por medio, que generalmente evita. Así, como experimento, comprendo y comparto su nominación al Emmy al mejor guión, hecho del que están muy orgullosos todos los whedonistas, sobre todo porque hay que apoyar la innovación y la originalidad en esta categoría, sobre todo cuando está tan bien resuelta. Y, aunque se trate de un episodio aislado para romper con la monotonía, también sirve como apogeo y muestra fehaciente de la madurez en la que parece haber entrado Buffy en esta cuarta temporada. Espero que a partir de ahora pueda disfrutarla desde otro nivel.
8 comentarios:
Pues la S4 de Buffy se suele decir que tiene algunos de los mejores capítulos de la serie, pero que como temporada es una de las peores.
Sobretodo por el arco global de la temporada (esa iniciativa), en particular Riley.
Pues espera a que aparezca Dawn. Ahí es cuando empieza la serie. Probablemente la mejor inserción de un personaje en una serie que se haya hecho.
Está bien el artículo, pero hablar de algo que ya está tan discutido y trillado (la cuarta temporada de Buffy se emitió hace 13 temporadas), buf, como que da un poco de pereza...
Hace 13 años, perdón.
Mobius, eso he oído. Supongo que más adelante ya hablaré del arco global. De momento, Riley no me disgusta, aunque Marc Blucas sea un actor nefasto (pero guapísimo).
Individuo Kane, algo he oído. Pero no me digas más, que me tienen prohibido saber más de lo que toca. Por cierto, gran nick el tuyo. ;)
Svaman, no es por nada, pero nadie te obliga.
Yo encuentro que Buffy está demasiado mitificada (y, por ende, sobrevalorada). En realidad siempre fue muy insustancial (y no creo que pretendiera lo contrario, ojo) y para mí la cagaron bastante cuando se pusieron en plan dramatísimo, sobre todo de la cuarta temporada en adelante (lo de Willow lesbiana ya fue el acabose, lo de Riley no se aguantaba ni con pinzas y la aparición de Dawn... Bueno, de eso ya no digamos nada). Para la última temporada, además, Whedon olvidó la superficialidad que era parte esencial de la serie para hundirse en el dramatismo y la tragedia, y en mi opinión la cagó.
La 4ª temporada de Buffy empieza a subir el nivel, pero cuando de verdad Buffy pasa de la mediocridad a la excelencia es a raíz de la 5ª temporada.
Para mí, e imagino Crítico que coincidirás conmigo vistas tus impresiones, las 3 últimas temporadas de Buffy dejan en pañales a las 3 primeras. Lástima que nadie te advirtiera antes
pero hombre ¡donde andabas que no sabías esto de Buffy?
bromas aparte, que absolutamente de acuerdo BTVS "crece" a partir de la cuarta, ahora es cuando empieza lo bueno! Estupendos capitulos de estupendos guionistas que hacen las tramas mas interesantes y "adultas". ¡Que la disfrutes!
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