Adiós, Amelia

Comprar o no comprar. Esta es la cuestión que me aborda cada vez que veo alguna de las triquiñuelas que el señor Steven Moffat nos cuela en Doctor Who. Él tiene una visión muy particular del espacio y tiempo y también de la serie en sí, y así lo demuestra en los momentos más decisivos de su historia. No hay aventura sin una paradoja, trampa o retorcida explicación con la que jugar. Él no se divierte y los espectadores entregados, ya acostumbrados, tampoco.

Esto tiene unas implicaciones. Cada vez que escribe una de estas excepciones, automáticamente salen algunos críticos que ponen en duda la verosimilitud de la explicación. Porqué a veces sí y a veces no. Porqué algunas paradojas se pueden derribar y otras provocan el fin del universo sí o sí. En el caso del final de temporada anterior, cuando descubrimos cómo salvaban al Doctor (y los muebles) con micro-humanos, no lo compré. Rebuscado e irrespetuoso, si me preguntan. Pero, cuando se trata del adiós de Amelia Pond y Rory Williams, compro compulsivamente. A partir de aquí, podéis imaginar que hay spoilers del episodio 7x05 de Doctor Who.

Es cierto que, si nos ponemos a mirar con lupa la paradoja que impide que el Doctor vuelva a ver a sus compañeros, puede que no tengamos los argumentos más sólidos. Se supone que se trasladan a una línea temporal tan alterada que ni el Time Lord puede llegar a ellos aunque al principio tampoco debería poder llegar a esa Nueva York de 1938 y River Song le abre una especie de brecha para que pueda aterrizar. Pero lo compro igualmente. Y todo el rato se refieren a la ciudad como un agujero negro en el mapa del Doctor, como si la excepción no afectara sus alrededores y pudiera ir a ese tiempo en otro lugar (con lo que hay quienes defienden que podrían encontrarse todos en Boston, por ejemplo). Pero también compro que es algo generalizado y que, por el bien del espacio-tiempo, mejor no lo toquemos (como tampoco hay que tocar demasiado las locas teorías de Moffat porque siempre se sustentan en unas bases también inventadas, a veces mejor o peor explicadas, y más o menos respetadas).

De este proceso de despedida, no obstante, me quedo con el trayecto emocional de sus tres protagonistas. Si bien sabíamos que un adiós estaba a la vista, desconocíamos las circunstancias y Moffat sí supo jugar estas cartas. Después de toda una temporada dejando entrever que Amy y Rory quizá necesitaban más su vida cotidiana que las misiones de vida y muerte con el Doctor, con lo que parecía que la resolución podía ser más o menos pacífica y previsible, en The Power of Three Moffat puso punto y final a sus dudas, reconociendo finalmente que no podían renunciar a hacer historia si seguían teniendo semejante opción. También fue interesante que antes de meternos en The Angels Take Manhattan, el showrunner nos ordenara un poco los hechos y contara que llevaban una década ayudando al Doctor. En cierto modo, era el prólogo del final, como si fuera una season finale doble y hubiera utilizado la primera parte para ponernos en el contexto emocional idóneo para poder encarar el último dilema de ellos dos.

Lo que vino, ya lo habéis visto, así que tampoco lo comentaré con pelos y señales. Los ángeles llorosos, en lugar de perder efectividad porque aparecían por tercera vez, fueron más inquietantes que nunca (¡ay, los querubines...!), Moffat se sacó de la manga una idea excepcional para un capítulo tan importante (el uso de la estatua de la libertad es propia de un genio) y supo estructurar el relato para que su visionado fuera lo más orgánico posible (la última página). Todo en unos cuarenta minutos que estuvieron plagados de escenas maravillosas: Rory viéndose morir de viejo, Rory y Amy saltando de la azotea, la última mirada de Amy en el cementerio y ese último aliento de felicidad con el plano de la niña que espera en el jardín.

Algunos de ellos probablemente estuvieron un poco atropellados, pues había mucho que contar y Moffat escribió un caso que no tenía nada de sencillo, pero en resumidas cuentas fue una despedida afortunada y que rebosó el cariño que los Pond se merecían (jamás aceptaré que Amelia perdiera su apellido en favor del de Rory). Trágico y dulce a la vez. Y así Moffat cerró un ciclo, estando a la altura de las expectativas, y dejándonos con la duda de qué ocurrirá con Doctor Who ahora que este universo ha perdido su corazón.

P.D.Podcast: También me despido de estos companions en la nueva edición de Yo Disparé a J.R. con Montsinya de invitada donde anunciamos qué serie proponemos para ver en comunidad. ¿Te apuntas al reto? Eso sí, hay mucho más programa y aquí tienes la guía. El programa, como siempre, está en la barra lateral.

- 0’: Presentación y Partners, el regreso de los creadores de Will & Grace.

- 11’: Vegas. ¿Otra serie de casos de la CBS o la revelación de la temporada?

- 23’: The Good Wife, el regreso de la abogada de nuestros ojos (Spoilers del 4x01).

- 41’: Doctor Who, nuestro adiós a Amelia y Rory (Spoilers del 7x05)

- 69’: Fringe, la enésima reformulación de la serie (Spoilers del 5x01).

- 81’: La serie que podemos ver todos juntos.